.-Secuestro-.

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Los Calle habían jurado vengarse, ¿Por qué su padre simplemente había ignorado eso?, como si el hecho de que German Calle saliera completamente enojado de su despacho mientras gritaba que iba a robar lo que el más quería no fuese nada importante.

"Mira." Murmuro Daniela algo cansada mientras intentaba acercarse, dio un paso atrás y busco con la mirada cualquier objeto que pudiese utilizar para defenderse "Dios, María José, ¿Qué mierda te hace pensar que quiero hacerte daño?" La miro con una mueca sarcástica y ella rodó los ojos.

"Que mi padre haya decidido secuestrarte no es mi tema." Le restó importancia y volvió a avanzar "¡¿Me estas jodiendo?!" Ella rodó los ojos y continúo avanzando, se alejo hasta chocar contra una pared "Mira, idiota, lo que él quiera no me interesa, ni siquiera me importa porque mierda te trajo aquí, pero no me mires a mi como si fuese a matarte o como si hubiese sido yo la que te encerró." La miro algo molesta, se acerco aun más a la pequeña peliazul y golpeo la punta de su nariz.

"No tengo ni idea de porque mi padre decidido traerte a mi casa, de hecho, lo único que dijo fue que no te dejara ir, ¿Qué fue lo que ocurrió para que me veas como una asesina?" Rodó los ojos y la pequeña ni siquiera se atrevió a hablar, se alejo de ella y se sento en la cama del cuarto "Podrías escapar ahora, tienes cuchillos abajo, pero no te lo recomiendo, conociendo a mi padre habrá dejado a alguien cuidando que solo yo salga por esa puerta." Miro sus zapatos, había algo en esa estúpida peliazul que no podía confiar en nadie, pero, ¿Cómo podía hacerlo si estaba secuestrada? Se había vuelto el enemigo sin siquiera buscarlo.

"¿Me vas a meter en su mismo saco?" Pregunto al aire y miro el techo mientras revolvía su cabello, estaba frustrada "Joder, mira, entiendo que no confíes en mí, pero no es mi culpa que mi padre haya decidido lo que decidió, ¿Vale?" Cuando volvió a verla ella aun miraba la habitación mientras pensaba en algún plan "Podrías dejarme inconsciente con la lámpara." Sugirió cansada y la peliazul le sostuvo la mirada algo confusa.

"Mira, mientras estés dentro de esta casa tienes completa libertad de hacer lo que quieras, puedes intentar golpearme y dejarme inconsciente todas las veces que quieras, pero no voy a dejarte llegar a esa puerta, no quiero que mueras." Termino cansada, volvió a levantarse y se acerco a paso lento hacia ella, saco un cuchillo de su bolsillo trasero y se lo entrego, pero ella la veía confusa "Me puedes matar o al menos amenazarme con eso cada vez que me acerque demasiado." Dio media vuelta y sin siquiera temer que la más baja pudiese hacerle algo salió de la habitación.

"Creí que te quedarías arriba toda tu vida." Hablo con una pequeña sonrisa sin llegar a burlarse, había bajado hace diez minutos y la peliazul recién ahora aparecía, la vio acercarse al sillón y volvió la mirada a la película "Tu casa es linda." Soltó un suspiro y al voltear el filo del cuchillo estaba demasiado cerca "No creo que matándome te libres pequeña." Toco la punta y lo alejo un poco, volvió la mirada y continúo viendo la película en silencio.

"¿Por qué no te comportas como ellos?, ¡¿Por qué mierda no me gritas si se supone que estoy secuestrada?!" Volvió a mirarla y se levanto de golpe "¡Es que no soy como ellos María José!, Yo ni siquiera quiero que estés aquí, tú no tendrías que estar aquí, mi padre está loco. No quiero dejarte ningún trauma, pequeña, no me involucre en esto por querer hacerlo." Susurro bajo, la peliazul frente a ella sostuvo el cuchillo a la altura de su pecho y la miro fríamente.

"Deja de llamarme así." Susurro bajo, dio un paso hacia ella y la vio levantar aun más el cuchillo "Mira, créeme, por favor, solo créeme." Se acerco más a ella y sostuvo su muñeca, la hizo soltar el cuchillo y la atrajo en un abrazo, y por más que la peliazul se resistió no la dejo ir.

Un mes más tarde.

"Peliazul." La llamo, a pesar de que su cabello ahora se veía verde en las puntas, ella se acerco de a poco y rodó los ojos por eso "¿Cuantas veces te he dicho que no te hare daño?" Susurro algo dolida, ella la observo unos segundos y luego negó, simplemente sabia lo difícil que iba a ser llegar a ella.

"Peliazul." Volvió a hablar y ella soltó un suspiro "Peliverde." Rodó los ojos y se acerco para acariciar su cabello "Voy a salir, te juro que lo ultimo que quiero es encontrarte muerta en la entrada, ¿Vale?" Se alejo de ella y la mirada de la más baja se notaba apagada, soltó un suspiro y miro hacia otro lado "Jamás quise entrar al negocio de mi padre por esto, ver como alguien se va apagando poco a poco, no estoy loca, llena de odio, ni nada de eso."

"Vuelvo pronto, solo, por favor no intentes escapar." Se alejo hacia la puerta y al salir cerro con llave.

Dos meses después.

“María José."  La llamo, la más baja le dedicó una mirada que estaba entre el odio y el temor “Dios, deja de mirarme como si fuese una asesina, que mi familia sea así no significa que yo también." Termino de ordenar la mesa y señaló una silla “Toma asiento, por favor.” Intento mantenerse tranquila, pero la actitud que la chica tomaba cerca suyo comenzaba a irritarla, ¿Que más debía hacer para que ella comprendiera que no iba a hacerle daño? “No tiene ningún veneno.” Comento fríamente antes de comenzar a comer.

Como todos los días desde que la peliazul llegó, sé encerró en su estudio apenas terminar de comer, no quería interactuar con ella, no si la miraba de ese modo, con tanto odio, miedo. Los pinceles estaban tirados sobre el escritorio, el suelo estaba cubierto de periódico y este tenía algunas manchas de pintura, sé sentó sobre el taburete antes de decidir que pintar.

A medida que dibujaba sus ojos se dió cuenta que lo único que demostraban era tristeza, soltó un suspiro antes de dejar a un lado el pincel, las únicas emociones que María José había demostrado en todo el tiempo que llevaba ahí habían sido malas, miedo, tristeza, odio.

“Daniela?” La voz de la chica la desconcertó por completo, no podía cubrir la pintura y tampoco estaba dispuesta a que ella la viera, fruncio el ceño y se levanto “Necesitas algo?” Preguntó apenas salir, cerró la puerta tras ella e intento sonreír “No..., Sólo..., Quería saber si seguías en casa.” Fruncio el ceño y la miró con los ojos entrecerrados, soltó un suspiro y acarició su cabello, ya ni siquiera llegaba a ser verde, se veía descuidado “¿Por qué traías el cabello azul?”  Ella la miró unos segundos con los ojos llorosos y luego su mirada fue al suelo “Era el color favorito de mi mamá.” Dió media vuelta y se marchó.

Caché || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora