.-Bicho traidor pt.2-.

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Al paso que iba Daniela, iba a terminar pareciendo un enano a su lado, ella ya es al menos tres centímetros más alta y tiene quince recién cumplidos, pero tampoco es como que pueda hacer algo al respecto. Se acercó a la castaña para revolver su cabello; una de las cosas que amaba hacer era molestarla –Felicidades, acabas de entrar a una de las peores etapas de tu vida– La castaña volteo para abrazarla y escondió su rostro en el hueco de su cuello. No se habían visto demasiado en el último año, estaba demasiado ocupada con la Universidad y las salidas del grupo desastre ahora eran fuera de casa, ya no tenían demasiadas posibilidades para verse –Te extrañe tanto, Poché– Correspondió el abrazo con la misma fuerza y luego la obligo a alejarse –¿Ya quieres ver tu regalo?– Le sonrió divertida y ella rodo los ojos.

Saco un pequeño sobre del bolsillo interno de su chaqueta y se lo entrego, Daniela la observo con desconfianza varios segundos antes de pensar en abrirlo –Vamos bebe, yo no soy Vale– Le giño un ojo y la más alta hizo una mueca divertida, su hermana menor soltó un grito de indignación y solo tuvo que levantar una ceja en su dirección para que ella cambiara la expresión en su rostro por una sonrisa inocente. El siguiente grito que se escucho fue el de Daniela, la castaña observaba las entradas al concierto con bastante emoción – ¡¿Cómo las conseguiste?! ¡Creí que estaban agotadas!– La menor estuvo divagando durante algunos segundos, todos sus familiares y amigos cercanos la observaban con cariño, Mafe sobre todo –Puede que las halla estado guardando– Comento con simpleza y la castaña se colgó de ella como Koala.

Poché, querida, creo que acabas de dejar la vara demasiado alta– Mafe se acercó a ambas con una sonrisa, Calle seguía tan pegada a ella como una lapa y en realidad no parecía dispuesta a soltarla en un buen rato –Creo que Dani apreciara tanto sus regalos como lo hace con el mío– Comento mientras apoyaba sus manos en los muslos de la castaña para que ella no cayera de entre sus brazos, la respiración de la pequeña en su cuello le causa ligeras cosquillas –Claro, como ella prefiere un tazón a un par de entradas para el concierto de sus artistas favoritos– El comentario de Valentina causo gracia a la mayoría de invitados y soltó una ligera carcajada antes de bajar al tierno Koala que se colgaba de su cuerpo.

Caminaron hasta el patio trasero de la casa de los Calle, el lugar estaba arreglado para que todos tuviesen un asiento y estuviesen cómodos, tomando el cumpleaños de Daniela como una ocasión para reunirse en familia, porque después de todo eso es lo son, una gran familia. Alejo, Valentina y las hermanas Calle estaban conversando lejos de sus padres, en cambio ella estaba cómodamente charlando con ellos en la mesa, su padre le había preguntado la razón de su regalo hacia la menor –Sé que son su banda favorita, además, creí que sería una buena oportunidad para que invite a salir a alguna chica, ¿No?– Incluso Mafe estuvo de acuerdo con eso, alegando que ya quería conocer a la novia, inexistente, de su hija, entonces ella no pudo evitar reírse a carcajadas y terminar disculpándose para ir al baño. La verdad es que Daniela es hermosa, pero por las conversaciones que habían tenido por celular, ella no tenía la mejor de las suertes en el amor y Mafe era una madre tan extraña y tierna.

Calle había salido del closet como bisexual poco después de que ella misma lo había hecho, la interrogo al respecto y la castaña termino aceptando era algo así como su figura a seguir (Principalmente porque su hermana mayor era igual de inmadura que Valentina y decir aquello era bastante) En ese momento le había dado bastante ternura. Salió del baño solo para encontrarse a la mayor de las Calle en medio de un ataque de pánico por haber matado sin querer uno de los peces de su padre y por razones como esa es que estaba bastante claro porque la castaña la consideraba algo inmadura.

El cumpleaños de Calle había terminado con los adolescentes viendo películas de terror en el cuarto de las hermanas. Ella había ido a chismosear por los gritos y ahora termino remplazado a la almohada que Daniela estaba estrangulando del miedo antes de que apareciera, debía admitir que la menor tenía bastante fuerza. Y la peli-azul se sentía como un oso de peluche que la más alta solía abrazar cuando había tormentas eléctricas, se dejó hacer, porque en definitiva no iban a soltarla y solo disfrutó del calor que emanaba el cuerpo que la tenía prisionera.

Caché || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora