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La semana había terminado.

Harry había acudido a mí apartamento todas las mañanas a la misma hora y el miércoles comencé a creer seriamente en darle una copia de la llave. No habíamos hecho nada fuera de lo normal; solía traer un desayuno diferente al anterior y cerca de la hora de la comida le echaba de mi casa para que pasará el tiempo con su abuela mientras que yo me iba con Isa y Alicia.

No había hablado mucho con Paula desde que volvió de su luna de miel a España pero seguramente debía estar muy ocupada buscando un hogar permanente en Australia. Conociéndola debía estar ansiosa de alejarse de su familia.

Paula no había tenido una vida fácil. Sus padres se divorciaron cuando ella tenía 7 años y su madre se quedó con la custodia de ella. Ionelia, en un intento de herir a su ex marido, comenzó a agredir tanto físicamente como psicológicamente a su única hija en común mientras que su padre se casaba de nuevo y formaba una familia. Su madre era muy dura con ella hasta tal punto que cuando Paula entro en la adolescencia no solamente la insultaba y pegaba, sino que le impedía ver a su padre y a su familia paterna y solía echarla de casa. Lo peor es que su padre no hacía nada por impedirlo; no luchaba por la custodia de su hija ni iba a la policía a denunciar lo que ocurría, solamente veía a Paula cuando ella escapaba de su casa a escondidas para ver a su padre, madrastra y su nuevo hermano.    
     Cuando conocí a Paula y tubo la suficiente confianza para contarme aquello le brinde todo lo que tenía, absolutamente todo; mi casa, mi familia... Ella y yo éramos tan cercanas que cuando invito a mis padres y a mí hermano a su boda, no me sorprendió. Ni mucho menos que comenzará a llamar "mamá" a mi madre.

—¿Y cuánto tiempo vas a esperar hasta tirarte al inglés?— la pregunta de Alicia me saco de mis pensamientos y me reí ante su descaro. Alicia no tenía pelos en la lengua cuando se trataba de hablar de relaciones sexuales, de hecho, al día siguiente de conocerla, me confesó que perdió la virginidad borracha detras de un coche con un chico que, a día de hoy, no recuerda. También me dijo los nombres de los chicos con los que se ha acostado hasta ahora y me contó sobre un novio al que rogó para que tuvieran una relación abierta.

—No había pensado en eso— Me encogí de hombros, rogando que mi amiga pelirroja no insistiera.

—¿Qué mujer no ha pensado en tener sexo solamente con mirar a tu hombre? Tienes la suerte que todas esas mujeres no tienen y, ¿no lo aprovechas?

—Si no lo haces es cuestión de tiempo que se vaya— mencionó Isa—. Todos los hombres van a lo que van y al no conseguirlo, se largan sin mirar atrás— Isa, a diferencia de su prima, no solía hablar de sus relaciones sexuales con desconocidas, más bien solía expresar a los cuatro vientos que los hombres solamente querían follar, sea con quién sea, hablaba de ellos como si fueran incapaces de querer algo o alguien.

—No todos son así— la dije, sintiéndome un poco ofendida. Harry no era así y mi hermano tampoco lo era. En las películas americanas de adolescentes siempre suele haber un chico de aspecto friki que prefería quedarse en su casa jugando a la consola que salir a socializar, ese que tampoco sabe hablar con la chicas y que se pone nervioso al estar cerca de una, pues mi hermano era exactamente igual, solamente que no tenía un aspecto tan friki. Estoy segura que mi hermano, aún viviendo con su novia, seguía siendo virgen—. Y lo digo totalmente enserio, no había pensado aún en eso Alicia.

Su expresión decía claramente lo que pensaba; no me creía.

—Es imposible no pensar en eso simplemente con verle, y encima tú tienes el privilegio de besarle y tocarle. Obviamente has pensado en eso.

—Si con tocarle te refieres a abrazarlo, si, lo hago.

Alicia e Isa rieron a carcajadas.

—No me refería a eso.

Pude deducir lo que querían decir por la forma pícara en la que me miraban.

Me sonrroje.

—Yo...yo no lo he tocado de esa manera.

—¿Ni un masaje erótico?— pregunto Isa.

—No, lo único que hemos hecho han sido besos. ¡Ni siquiera tenemos el título de novio y novia! No voy a ir tocándolo por el momento.

—Deberías aclarar con él lo que sois, ya sabes, cuando más pronto sepáis que lo que sois más pronto podrás acostarte con él.

Rodé los ojos antes su comentario pero preferí callar.

La vida no solamente era sexo. Si solamente fuera eso no tendríamos sentimientos, seríamos como los animales con algún baile o canto para atraer a los machos en la época de apareamiento y ya esta, no hay misterio.

Alicia e Isa tomaron mi silencio como una afirmación a lo que ellas habían dicho y comenzaron a explicarme maneras "sutiles" de preguntarle a Harry que es lo que éramos pero mis oídos no captaban ningún ruido.

¿Y si Harry pensaba igual que ellas y esto para él si que era solamente por sexo? No, no era así. Si fuera así no entiendo porque querría presentarme a su abuela, porque si solo me quiere para eso, ¿por qué dejaría que yo entablará un vínculo afectivo con su abuela? No tenía sentido.

De pronto un trueno cayó, e Isa se asomó rápidamente a la ventana. El cielo estaba inundado de nubes grises y comenzó a llover a mares. Al cabo de un par de minutos donde nadie dijo nada e Isa parecía olvidar que no estaba sola, hablo:

—Tu Romeo acaba de aparcar el coche. Se dirige hacia el portal.

—¿Harry?— Mire la hora en mi teléfono y me sorprendí al ver lo tarde que era. ¿Qué hacía Harry aquí a las once de la noche y en plena tormenta?

Me levanté del sillón donde me encontraba a una velocidad de vertido y corrí hacia mi casa despidiéndo a mis amigas con un rápido "adiós". Efectivamente, pocos segundos después Harry abrió la puerta de mi casa. Mire sus manos y en ella traía la llave de mi casa.

—Buenas noches—me dijo cuando me vio. Su cabello estaba levemente húmedo. Se inclinó hacia delante y plantó sus labios sobre los míos.

—Buenas noches—salude—. ¿Qué haces aquí?—retrocedí unos cuantos pasos hacia atrás y dejé que el rizado se adentrará en mi apartamento.

—Esta mañana me lleve sin querer tus llaves, creía que eran las mías.

—Ajá.

Sinceramente, no me había dado cuenta de la falta de mis llaves. Siempre que iba a casa de Alicia e Isa no bloqueaba la cerradura, simplemente cerraba la puerta de mi casa y cuando quería entrar giraba el pomo y listo.

—Y he venido a traerlas cuando justo me ha pillado la tormenta— Se sacudió la melena y pequeñas gotas mojaron mi rostro.

Reí a carcajada limpia.

—Dame la chaqueta, la meteré en la secadora.

En Italia {H.S}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora