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Harry observó cómo volvía a alejar su mano de mi pierna y eso pareció ser la gota que colmaba el vaso ya que se inclino todo lo que pudo hacia su primo y le hablo lo suficientemente alto como para escucharlo solamente nosotros tres:

-Vuelve a tocarla una vez más y te rompo el brazo.

Durante lo que quedó de cena Edoardo no volvió a tocarme ni dirigirme la mirada o la palabra, lo cual agradecí profundamente a Harry y pasé todo el tiempo hablando con Gemma.

-¿En serio?-me preguntó extrañamente feliz-. ¿Trabajabas de niñera en España?

-Si. Me encantan los niños.

-¡Eso es genial!-exclamo-. ¿Te molestaría si alguna vez te dejamos a Dante y Arabela? No encontramos a ninguna niñera que nos guste lo suficiente como para que pasen con nuestros hijos unas horas y estamos volviéndonos locos. Necesitamos un fin de semana juntos-abrazo el brazo de su marido quien estaba junto a él.

-Siempre que quieras estaré dispuesta-la sonreí.

Después ayude a recoger la mesa aunque Gemma, Bianca y Gabriella, la tía de Harry, se negaron a aceptar mi ayuda.

-Y dime _____-me hablo Gabriella, limpiando uno de los vasos-, ¿qué tal con Harry?

Esa pregunta me la esperaba tarde o temprano, pero sinceramente esperaba más tarde.

-Hasta ahora bien.

-¿Solamente bien?-insistió.

-Bueno, hasta esta mañana lo estábamos.

-¿Qué pasó?

Ahora tanto Gabriella como Gemma y Bianca parecían muy interesadas en mi respuesta, habían dejado de limpiar y secar los cubiertos para centrar toda su atención en mi.

-Que no te de vergüenza-me animo Gemma-. Estamos entre mujeres, olvida que estamos relacionadas con él.

Agache la cabeza, intentando ocultar mis mejillas rojas de ellas.

-Yo nunca antes había tenido nada parecido como lo que tengo con Harry y por eso mismo nunca había llegado a, bueno, sentir algo más fuerte que cariño-comencé a jugar con mis pies-. Y ayer por la noche comprendí que con Harry había conseguido lograr a sentir más...

-¿Hablas de enamorarte?-me pregunto Bianca, con la voz esperanzada.

-Sí-susurre tan bajito que creí que no me habían oído hasta que las escuché ahogar un grito de alegría.

-¿Y él de ti?-me pregunto Gabriella. Miré a Bianca, recordando lo que un par de horas antes me había dicho.

-No lo sé-me encogí de hombros, intentando aparentar que el no saberlo no me producía nada malo.

-Lo está-volvió a afirmar Bianca-. Esta bastante claro.

-Harry nunca ha hablado conmigo de sus sentimientos-comenzó Gemma- y tampoco los ha solido demostrar pero nos hemos criado juntos y sabemos perfectamente cuando le pasa algo al otro. Exactamente no sé qué le puede pasar, pero sé que tiene que ver contigo y que es bastante serio para él.

-¿Por qué lo dices?

-Harry y Edoardo siempre han sido uña y carne. Tienen una edad más o menos parecida y lo que hacía uno lo imitaba el otro. Pero hoy ha sido la única vez en mi vida que les he visto así.

-¿Así como?-pregunto Gabriella.

-Nada nada-Gemma agito la mano hacia su tía, restándole importancia a lo que acababa de decir-. Así que, créeme cuando te digo que a Harry le está pasando algo muy serio contigo.

-Lo tendré en cuenta.

-¿Qué tendrás en cuenta?-pregunto Harry cuando entro a la cocina, acto seguido las tres mujeres continuaron limpiando la vajilla como si la conversación de hacia un par de segundos nunca se hubiera dado a cabo-. ¿Contando secretos sobre mi?

-Eso jamás-respondió rápidamente su hermana sin parar de secar los vasos.

-¿Puedo hablar contigo?-me pregunto al oído. Simplemente asentí y me deje llevar por él, quien apoyó la palma de su mano en la zona baja de mi espalda-. Quería disculparme-hablo cuando estuvimos lo suficiente alejados de su familia-. No sé qué me ha pasado, te he notado muy distante conmigo y creía que habías cambiado de opinión acerca de todo; nosotros, venir aquí...

Me morí de ternura al comprender que él solamente tenía miedo de perderme, sinceramente, yo también tenía miedo de perderlo a él.

Le agarré de la mano y entrelace nuestros dedos.

-Estaba nerviosa, solamente era eso.

-También siento no haber estado a tu lado, se que podía llegar a ser un momento incómodo para ti.

Levante mi cara y eché mis hombros hacia atrás.

-No te preocupes, cuando conozcas a mí familia te pagaré con la misma moneda, así estaremos igual-bromeé con una gran sonrisa en mis labios.

-¿Llegaré a conocer a tu familia?

-Bueno, depende.

-¿Depende de qué?

Vale, me daba vergüenza decirlo en voz alta pero estaba cansada de esperar a que él diera el primer pasó y no encontrar resultados.

-De tú respuesta.

Harry parecía realmente confundido.

-¿Mi respuesta a qué? _____, no entiendo na...

-Quiero salir contigo-comencé, interrumpiendole-. Me da igual que sea de día o de noche, quiero salir contigo y no como amigos-empecé a hablar con bastante rapidez y ha mover los brazos sin sentido alguno, solo esperando que la tierra me tragase-. Quiero darte de la mano mientras andamos y quiero besarte delante de tu familia sin tener que pensar todo el rato en mi cabeza: "¿Qué pensaran?", porque sé que si estoy saliendo contigo me dará igual-termine, tremendamente orgullosa de mi discurso que meses antes de conocer a Harry me hubiera dado un fuerte caso de diabetes.

En cambio él solamente se quedó ahí, mirándome durantes unos pocos minutos que se hicieron eternos.

El que calla otorga...

-Yo...

-Puedes negarte-me apresure a decir-, es comprensible que no quieras-intente reír para restarle importancia aunque las lágrimas en mis ojos iban a delatarme tarde o temprano.

¿En qué momento creí buena idea soltarle todo de golpe y porrazo?

-Pero yo...

-No, está bien. Yo...

-¡Por Dios _____!-exclamo, haciéndome retroceder del susto-. ¿Quieres callarte de una jodida vez?

-Perdón...-murmure, agachando la mirada.

El suspiro y después me agarró de los hombros para deslizarlos hacia mis manos, agarrandolas.

-Creía que ya salíamos, ¿no? Quiero decir, te han presentado como "mi chica"-me sonrió-. Pero por si quedaba alguna duda, si, quiero salir contigo.

Casi lloré de la alegría cuando me besó y me abrazó con fuerza.

En Italia {H.S}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora