El calor sofocante me despierta. Mi cuerpo entero suda y pide aire fresco ya que tengo el edredón tapándome hasta la nuca. Me muevo, intentando salir a la superficie, cuando soy consciente de algo duro debajo de mí. Es ahí cuando recuerdo lo ocurrido la noche anterior y sé que estoy encima del cuerpo de Harry.
Me abraza por la cintura y sus grandes manos descansan sobre mi espalda, exactamente debajo de la camiseta del pijama. Nuestras piernas estar entrelazadas y sé que es imposible levantarme sin despertarle.
Extiendo una pierna hasta el borde de la cama y tardó varios minutos en conseguir desprenderla de las sábanas. El aire frío golpea contra mi caliente piel y suspiro agradecida.
—¿Estás teniendo un orgasmos encima mía?—la somnolienta voz de Harry me sorprende.
—Callate. Eres una maldita estufa, me estoy muriendo de calor—Me muevo y me alejo de él, quedando tumbada a su lado. Me levanto de la cama y cuando mis pies tocan el frío suelo me pregunto si sería muy raro que me tumbara en las baldosas—. ¿Quieres algo de desayunar?
Veo como se frota los ojos y niega con la cabeza.
—No, gracias. No es necesario que te molestes.
Asiento.
—Voy a ver cómo está Paula—Cuando salgo de la habitación y entro en de la mi mejor amiga me la encuentro tumbada en la cama en una posición tan rara que es hasta difícil de describir. Tiene su largo pelo esparcido por su cara y las almohadas y la boca entreabierta. Río ante la imagen—. Paula—la digo, intentando despertarla, pero lo único que consiguió como respuesta es un leve ronquido—. Paula—La sacudo de la pierna, pero nada—. ¡Paula!—grito y veo como abre los ojos sorprendida y como se sienta en la cama de un salto.
—¡¿Qué pasa?!—Su voz está ronca y parece alterada, ya que mira de un lado a otro hasta encontrarse con mi cara.
—Son las tres de la tarde.
—¿En serio?
—Sí, bueno, mejor dicho las tres y cuarto de la tarde.
Ella mira el reloj de su muñeca para verificar mis palabras y cuando comprueba que son ciertas, vuelve a tumbarse en la cama.
—En ese caso, ya es la hora de la siesta—Cierra los ojos y frunce el ceño molesta cuando me río.
—Necesito tu ayuda, bella durmiente.
—¿Mm?
—¿Creés que debería arreglarlo definitivamente con Harry?—pregunto, avergonzada, ya que hablar de mis sentimientos, sea con quién sea, nunca me ha resultado cómodo.
Abre los ojos de golpe y vuelve a sentarse en la cama.
—Sí. Definitivamente sí—Responde tan rápido y tan seguro que me confundo.
—Pero...
—Ni peros ni peras. Lo que te dijo es una putada, lo sé, pero ha venido desde Italia para disculparse contigo, te ha buscado por Barcelona y por Madrid, a conocido a tu familia aun a sabiendas que ellos le odiaban por lo que te hizo. Mira, si Marco hubiera hecho eso por mi, ahora mismo seguiríamos casados. Además, le estás haciendo daño con todo esto. No quieres perdonarlo pero le dices que le amas y pasas la noche con él.
—¿Cómo sabes eso?
—Vivimos en la misma casa y las paredes están hechas de papel, sé hasta cuando respiras—Me mira con obviedad—. Tú le quieres y él te quiere, no veo el por qué seguir con todo esto. Ha sido una pelea como cualquier otra en una relación. No todo va a ser de color de rosas.
Sé que tiene razón y sé que he sido un poco estúpida en todo esto pero he de admitir que tengo miedo. Se trata de mi primera relación con el primer hombre que he amado y tengo miedo que tarde o temprano me haga daño.
—Ya, pero...
—Te conozco como a la palma de mi mano, ______. Harry es el hombre perfecto para ti, no hay más que veros. No te hará más daño porque no quiere perderte.
En el fondo soy consciente de cuánta razón tiene asique me digo a mi misma que nada más terminar la conversación con Paula vaya y hablé seriamente con Harry para arreglar las cosas de una vez por todas.
Abro la boca para responder pero, incluso desde la habitación de Paula, escucho la melodía de mi teléfono sonar.
—Pues va a ser verdad que las paredes están hechas de papel—bromeo y salgo de la habitación de mi mejor amiga para dirigirme a la mía. Abro la puerta y lo único que veo es a Harry con mi teléfono en la oreja y rostro en una expresión seria.
—Es Jakob—Extiende el teléfono hacia mí y cuando lo agarro veo como da media vuelta y sale de la habitación.
—Hola Jakob—saludo, aún confundida por la reacción de Harry.
—Hola—saluda—. ¡Feliz año!—exclama, riendo.
—Ostras, es verdad. Se me había olvidado por completo—rio—. ¡Feliz año a ti también!
—¿Cómo estás del resfriado?
He abierto la boca para preguntar de qué me está hablando pero rápidamente recuerdo que Paula le dijo que yo estaba resfriada cuando Jakob vino a buscarme el mismo día que Harry había venido a buscarme.
Me pregunto si la reacción de Harry se debe a que está celoso.
—Mucho mejor, gracias. Hubo unos días en los que pensé que me moría—miento y me siento mal por ello. Jakob es un buen chico y me duele hacerle esto.
—Bueno, me alegro de que ya estés bien—dice—. Por cierto, ¿quién era el chico que me ha cogido el teléfono?—Me temía está pregunta pero sabía que tarde o temprano llegaría.
—Él es... Mmm... Mi ex.
—¿El inglés?
—Sí.
—¿Y qué hace allí?
—Vino para hablar conmigo.
—¿Hablar contigo? ¿Sabe para qué sirven los teléfonos?
Me río y rasco la parte superior de mi cabeza, nerviosa.
—Eran cosas muy serias como para hablar por teléfono.
—Bueno—le oigo suspirar—. ¿Y estás cómoda con él ahí?
—Todo lo cómoda que se puede estar en esta situación—intento bromear, poniendo un poco de humor en los palabras.
—Me lo imagino—dice—. Pues si en algún momento se pasa de listo, llámame.
—Es muy tierno por tu parte, gracias—sonrio, enternecida, y me preguntó cómo alguien como él sigue soltero.
—No, no quiero ser tierno, pretendía ser viril—bromea y río a carcajadas junto a él. Pasamos unos pocos minutos más hablando, hasta que nos despedimos cuando dice que le debo una cita-lo cual es cierto- y acordamos en ir hablándolo durante estos días. Cuando cuelgo, dejo el teléfono caer sobre mi cama y me dirijo en busca de Harry pero cuando oigo la puerta principal cerrarse siento una extraña opresión en mi pecho. Veo como Paula sale de su habitación con el ceño fruncido y me mira. Tardó unos segundos en procesar que si ella no se ha ido, ha sido Harry.
—¿Harry?—exclamo, aún sabiendo que no va a responderme. Paula corre hacia la ventana que da vista hacia el portal de edificio.
—¡Ha salido!—grita. No lo pienso mucho cuando la empujo, alejándola de la ventana y compruebo sus palabras a ver a Harry alejándose del edificio.
—¡Harry!—chillo, pero no se para por mi llamado.
—¿Qué cojones ha pasado?—me pregunta Paula cuando el cuerpo de Harry ha desaparecido de nuestra vista.
—No lo sé.
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En Italia {H.S}
RandomRoma, una preciosa ciudad que sin haberlo planeado, me trajo el amor de mi vida #44 - harrystyles #37 - harrystyles #12 - harrystyles #10 - harrystyles #1 - harrystyles