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Cuando llegamos a mi casa Paula se encerró en su habitación, comprendiendo que debía dejarnos solos.

Yo arrastró a Harry hasta el salón y mientras que yo depósito mi trasero en uno de los sofás, Harry deposita el suyo encima de la mesa que se encuentra enfrente de los asientos, para asi tenernos cara a cara.

—Antes de que hables, me gustaría decir unas cuentas cosas—empiezo—. Me gustaría que desde ahora, siempre que estés enfadado no te vayas o empieces a ponerte como un loco sin hablarlo. Hay que hablar de las cosas para ponerles arreglo. Quiero comunicación.

Harry asiente con todas las palabras que salen de mi boca.

—Vale, está bien. Y yo no quiero secretos. Las sorpresas te las admito pero, por ejemplo, si vas a salir con el amigo ese de tu hermano quiero saberlo, no te vayas y quedes con tu amigo sin decírmelo solamente por el simple motivo de que podía enfadarme. Porque él no decírmelo me enfadaría más.

—Me parece estupendo—digo, yo también asiento, y una enorme sonrisa de pega en mi boca—. Y siempre que necesites ayuda o estés pasando un mal rato, cuéntame lo que te pasa, desahogate. Somos un equipo y nos tenemos que ayudar el uno al otro— Me acerco a él y envuelvo mis brazos alrededor de su cuello—. ¿Algo más?

Harry niega con la cabeza mientras que se acerca a mi cara y roza su nariz con la mía.

—Si. Mi última petición; si llegas a enfadarte, no cojas un avión y te vayas, porque te seguiré.

Pega sus labios encima de los míos y nos quedamos un largo rato en la misma posición.

—Te quiero.

—Yo a ti te amo—Se levanta y se inclina de nuevo hacia mi pegando, esta vez, sus labios contra mi frente—. ¿Quieres desayunar? Podría hacer algo.

—Harry...—Le llamo, cuando veo como poco a poco se aleja. Él se da la vuelta y me mira con el ceño fruncido.

—¿Qué?

Me levanto y me acerco hacia él hasta que apoyo mis manos en sus caderas y subo mi cabeza hacia arriba para poder mirarle.

—Has dicho que nada de secretos, ¿verdad?—Él pasa la lengua por su labio inferior y asiente.

—Sí. ¿Por qué?—Eleva sus manos hasta dejarlas sobre mis hombros donde empieza a acariciar mi pelo.

—¿Entonces porque no me dices que escondes en el abrigo y que no me quieres enseñar?—Mi voz sale con tono inocente pero realmente estoy desesperada por saber lo que es. Harry deja salir aire por su nariz riendo, como su supiera que tarde o temprano iba a preguntarle sobre aquello.

—Cariño, no es nada.

—Pues si no es nada, déjame ver lo que es.

Él rueda los ojos para después volver a mirarme. Esta sonriendo con travesura.

—¿En serio?

—Sí, en serio. Quiero saber qué es.

—Esta bien— Él vuelve a suspirar y mete su mano en el bolsillo derecho de su chaqueta sacando de su interior una caja de smint. Él ríe cuando mi ceño se frunce.

—¡¿Qué?!—exclamo—. ¿Tanto drama por una caja vacía de caramelos?—Quiero aparentar estar enfadada pero una risa se escapa de mis labios—. Eres idiota, Harry—Harry se está riendo cuando se inclina hacia mí y deja un casto beso en mis labios—. Ahora vete a hacer el desayuno, me muero de hambre— Me doy media vuelta para poder volver a depositar mi trasero en el sofá cuando me detengo en seco.

Un momento...

Espera. La caja de la que yo te estaba hablando estaba en un bolsillo interior, no donde tú...—Al dar media vuelta para enfrentarme con Harry tengo que agachar la mirada para verle y mi cerebro tarda en procesar que se encuentra con una rodilla clavada al suelo y con una caja de terciopelo roja abierta de par en par con un precioso anillo—. Ay Dios mío—murmuro.

—_______—pronuncia mi nombre con tanto amor que siento como mis ojos se humedecen—. Puede que creas que esto es precipitado, yo también lo pensé al principio, pero realmente mi vida sin ti no tiene sentido. Te amo como nunca antes he amado a nadie y sé que te amaré hasta el último día de mi vida. Por eso quiero preguntarte si quie...

—Si—Las palabras salen de mi boca a una velocidad que no puedo controlar y cuando quiero darme cuenta estoy asintiendo como una loca y llorando a lágrima viva—. Si, si quiero.

Harry sonríe tan alegre como nunca antes le había visto y se acerca hacia mi tan rápido como puede. Pega sus labios a mi boca y siento como coloca el anillo en mi dedo anular.

—Por si te preocupa, ya hablé con tus padres sobre esto en noche vieja. Me dieron su apoyo.

En Italia {H.S}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora