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¿Estoy siendo cruel por disfrutar ver cómo Harry es mirado con ojos llenos de odio por mi familia? Si, y la verdad es que no me importa. Disfrutaría también por ver cómo se enfrenta a un león hambriento o a una lucha de gladiadores donde él solamente tuviera una triste navaja para defenderse (He visto muchas películas de gladiadores estos últimos días). Pero el caso es que Harry se merece incluso algo peor que la forma en la que mi padre le observa, como si mi exnovio fuera su presa y en cualquier momento mi padre se lanzaría sobre él para devorarlo. Lo que más rabia me da es que Harry no parece afectado por la desaprobación de mi familia. Apareció en casa de Paula y mía sobre las siete de la tarde, vestido informal pero a la vez elegante y con una sonrisa de "Aquí soy yo quien manda" y más tarde, cuando llegamos al departamento de mis padres, se presentó a toda mi familia con una sonrisa amable y para nada incómoda para después, a la hora de la cena, actuar como si estuviera solo en su piso.

-Y dinos Harry, ¿de dónde eres exactamente?-Nerea, la novia de mi hermano, era posiblemente la única que no tiene ningún remordimiento hacia el rizado y se le nota visiblemente incómoda por el silencio.

-Nací en Inglaterra. Mi padre era inglés y mi madre era mitad italiana y mitad española-Se encoge de hombros, como si mencionar a su familia no le provocá ningún dolor. Él me mira y creo que sabe lo que estoy pensando porque me sonrie sin mostrar los dientes. Odio conocerlo.

-¿Eran?-Esta vez es mi padre quien habla, dirigiéndole la palabra por primera vez. Abro los ojos y le miro, rezando para que vea en mi rostro la desaprobación por su pregunta.

-Todo está muy rico, abuela-Me apresuró a interrumpir, intentando llamar la atención de toda mi familia y olvidar el tema pero sé que no lo consigo por la forma en la que todos me miran. Paula, quien se encuentra enfrente mío, me pega una leve patada en la espinilla, llamando mi atención. Sé lo que su expresión quiere decir cuando la miró pero me niego a hacerle eso a Harry. Sé que él me ha hecho daño pero sé cuánto le duele recordar a sus padres, más aún decir en voz alta que están muertos, y me gustaría ahorrarle ese sufrimiento.

-No pasa nada ______-Giro la cabeza en dirección a Harry, quién está a mi derecha y me está sonriendo, aunque no estoy muy segura si es una sonrisa sincera-. Mis padres murieron cuando yo era pequeño-Todos lucen sorprendidos menos Paula, que ya lo sabía pero aún ni ella, puede ocultar la tristeza en sus ojos. Instantáneamente, sin pensarlo, apoyo mi mano sobre la rodilla de Harry para brindarle un poco de cariño. A los pocos segundos siento su mano sobre la mía.

Paula cambia de tema tan rápido como puede, contando anécdotas suyas de cuando era pequeña y poco a poco todos comienzan a reír y a imitar la acción de mi mejor amiga. Yo mantengo en mis labios lo que creo que es una sonrisa y los ojos fijos en mi plato. No hemos movido la mano en ningún momento y parece que no vamos a hacerlo en un futuro cercano.

Mi familia parece que ha sentido un poco de afecto por Harry y poco a poco las miradas que antes eran de desaprobación se sustituyen por una de aprecio hasta el punto en el que mi hermano y mi padre (los que más parecían estar en desacuerdo con que Harry estuviera aquí) le preguntan cosas acerca de él.

Cuando ya todos hemos terminado de cenar y mis primas pequeñas se van a ver la tele, Harry se inclina hacia mi, murmurando:

-Paso número uno completado: Para ganar el corazón de una chica hay que ganarse primero el de su familia.

Se aleja de mi, observando mi reacción antes de girarse en dirección a mí hermano y a mi tío y retomar su antigua conversación.

Yo alejó mi mano de su rodilla y me levantó, aún sorprendida, para ayudar a mi tía y a mi abuela a llevar la vajilla desde el comedor hasta la cocina.

En la cocina prácticamente se encuentra toda mi familia femenina. Mi madre está apoyada en la pared fumando un cigarro, mi tía y mi abuela se encuentran colocando los platos sucios en montañas y mi prima, que es la primera que veo al entrar, me mira pícara

-Si no lo quieres tú, dámelo a mi-Está sentada en una de las tantas sillas que rodean la mesa de la cocina-. No sé qué pacto con Satán habrás hecho para conocerlo pero por favor, dímelo.

Retengo una sonrisa mientras poco a poco dejo todo en la pila.

Carlota es un par de meses más mayor que yo y diría que es, entre todas, mi prima favorita. Es con la que he crecido y he jugado desde que tengo memoria y una de las ventajas que teníamos era que, al ser prácticamente de la misma edad, congeniamos mejor.

-Tiene los ojos de tu abuelo-Mi abuela dice a los pocos segundos y creo que todas nos paralizamos. Mencionar a mí abuelo era un tema tabú, raramente se decía algo de él y cuando así era la tensión en el ambiente aumentaba considerablemente. Desde que él murió cuando yo acababa de cumplir los 16 años mi abuela, cada cierto tiempo, me decía que entre todos los hombres del planeta tenía que encontrar a mí Agapito (si, así se llamaba mi abuelo... No preguntéis). Y que dijese que Harry tenía los ojos de mi abuelo era una gran paso.

-Y el carácter-menciono mi tía, hermana de mi padre y madre soltera de mi prima más pequeña; Claudia.

Aspiro con fuerza y me giro en dirección a mí madre.

-Necesito una calada-Mi madre se ríe pero me extiende el cigarro y rápidamente me lo llevo a los labios-. ¿Tú qué opinas?-la pregunto, cuando expulsó el humo de los pulmones.

-Me gusta. Se ve que te quiere.

-Eso me han dicho-digo, recordando como Bianca solía decírmelo cada vez que la veía.

En Italia {H.S}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora