Queda una semana para volver a España y Harry, sin saber aún que él y su abuela van a venir conmigo, me ha traído a casa de Bianca para que me despida de ella
Mi novio aparca el coche frente a la villa y desde el interior del coche veo a través de la ventana como Bianca nos espera en la puerta. Rápidamente salgo del Mercedes y me acerco en grandes zancadas hacia donde se encuentra ella.
—¡Bianca!—exclamo cuando la envuelvo en mis brazos. Ella me corresponde el abrazo—. ¿Cómo estás?—le pregunto al separarnos, cuando Harry ya se encuentra a nuestro lado.
Ella y yo hemos estado en contacto prácticamente todos los días, me llama hasta más que Paula, pero hacía bastante tiempo que no nos veíamos en persona y la verdad es que no tengo excusa. Podría haber cogido el coche cualquier tarde y pasar con ella un par de horas. Me prometo a mí misma que cuando volvamos de España lo haré con mucha frecuencia.
Los tres nos adentramos al interior de la enorme casa.
—De maravilla, querida—Llegamos a la sala de estar donde todos nos sentados en unos de los bonitos y caros sofás. Alguna veces se me olvida el dinero que posee la familia de Harry—. Harry me ha contado que te vas de vacaciones con tu familia, ¿estás emocionada?—Sin que su nieto pueda verla, me guiña un ojo.
—La verdad es que sí. Hace mucho que no veo a mi familia y los echo de menos. ¿Haréis algo especial vosotros por Navidad?—Me giro para observar a Harry ya que obviamente sé la respuesta de Bianca y a quien de los dos tenemos que mentir es a mí novio.
Él se encoge de hombros.
—No que yo sepa.
—Oh, vaya—Aprieto los labios, asintiendo levemente como en respuesta.
Sé que Gemma no puede venir por culpa del trabajo y que su marido podría venir con sus hijos - mientras que ella se queda en su casa- y pasar la Navidad en familia pero, al parecer, ella es la favorita de sus hijos ya que estar sin ella lo único que hacen es llorar y Gemma ha acordado que su abuela no está lo suficientemente bien como para lo único que pueda escuchar son lloros de niños pequeños. Mientras tanto, los primos de Harry no quieren venir porque aquí no tienen amigos mientras que en Verona, que es donde viven, podrán salir a celebrarlo y sus padres no quieren dejarlos solos aunque ya sean lo suficientemente mayores como para independizarse.
Todo esto lo sé gracias a Bianca, que me lo contó el primer día que la conocí.
Harry se levanta del sofá con una sonrisa y nos mira a ambas.
—Voy a preparar la cena. Es una sorpresa—Da media vuelta y desaparece de nuestras vista, lo cual aprovecho para girar mi cuerpo en dirección hacia Bianca con una gran sonrisa pegada a mis labios. Cuando ambas nos mirados no tardamos mucho tiempo en reírnos.
—Eres muy buena actuando. Me lo había creído hasta yo.
—Gracias, suelen decirme que actuó muy bien—Sacudo de broma uno de mis hombros, quitando el polvo imaginario—. ¿Cómo vas con el plan?
—Divinamente. Cada vez que sacó la ropa limpia le voy guardando algunas cosas como calzoncillos, calctines o camisetas. El otro día se puso como loco al no encontrar sus calcetines de la suerte.
—¿Tiene calcetines de la suerte?—Mi rostro debe lucir entre divertido y sorprendido.
—Desde pequeño, no preguntes— Levantó mis manos, dandola a entender que no voy a hacerlo—. ¿Cómo vais Harry y tú? ¿Alguna novedad?
Más de una.
Lo primero que pasa por mi cabeza, sorpresivamente, no es el hecho de que ya hemos pasado otro nivel en nuestra relación donde ya hemos mantenido relaciones sexuales, si no el hecho de que estoy completamente enamorada de él y no sé si es correspondido.
Bianca me mira, esperando mi respuesta y siento la necesidad de contarselo. A pesar de tener a Alicia o a Isa cómo amigas en Italia, siento que mi verdadera amiga aquí es Bianca, la abuela de mi novio.
—Estoy enamorada de él—Ella abre sus ojos, sorprendida, pero a los pocos segundos reacciona juntando sus manos sobre su pecho.
—¡Si!—chilla y rápidamente se tapa la boca con la manos—. ¿Estás segura?—Freneticamente asiento—. ¿Y se lo has dicho?—Suspiro, sacudiendo mi cabeza de lado a los lados.
—Bueno...
—¿Cómo que bueno?—Me mira con el ceño fruncido.
—Se lo dije hace unos días pero estaba dormido.
—¿Tan rápido te rindes, amore mio?—me pregunta.
—No sé que pensar, ¿sabes? Puede que yo sienta eso pero, ¿qué pasa si él no lo siente? ¿qué pasa si él cree que estoy yendo muy rápido? Es la primera vez que hago esto y la verdad es que estoy bastante asustada—Bianca lleva una mano en mi rodilla, intentando tranquilizarme.
—Pues que el tiempo lo diga. No voy a obligarte ya que son unas palabras muy importantes que tienes que decir tú cuando creas que es el momento adecuado— Sus ojos me miran con una ternura maternal y rápidamente me relajo.
—¿Se lo dijiste tú primero a Ricardo o fue él?—pregunto, intentando cambiar de tema de conversación.
Ella agacha la mirada, pareciendo recordar.
—Yo. Él siempre fue muy tímido conmigo.
—¿Cómo se lo dijiste?—Me acomodó en el sofá, realmente interesada en su respuesta.
—Habiamos discutido. Yo solía pasar mucho tiempo con unos vecinos de toda la vida porque les quería como unos hermanos y eso él no parecía entenderlo. No le gustaba que me juntara con chicos porque era muy inseguro y creía que le dejaría por uno de ellos. Así que un día me dio a elegir entre ellos o él y yo me enfade muchísimo porque no entendía como podía hacerme eso. Le dije que eran cosas diferentes, que a él le amaba y a los demás no. Más bien fue un impulso, no tenía planeado decírselo.
Abro la boca, dispuesta a responderla cuando los pasos de Harry se hacen presentes en la sala.
—La cena ya está lista.
Había preparado un montón de comida, muchísima para tratarse solamente de tres personas pero Bianca y yo no pusimos resistencia.
[...]
Cuando terminamos de cenar y limpiar todo lo que hemos ensuciado, pasamos un largo tiempo hablando de nada en general hasta que Harry, después de mirar el reloj, me informa que ya deberíamos irnos.
—Mañana tiene que trabajar—le dice a su abuela. Ella asienta y se levanta al mismo tiempo que yo, acompañándonos hacia la puerta.
—Ha sido genial verte de nuevo, Bianca—me despido de ella cuando llegamos frente al coche. Harry solamente se despide de ella con un "Vuelvo en media hora" y se mete al interior de su Mercedes, mientras que yo me quedo enfrente de la puerta del copiloto.
—Lo mismo digo, il mio cielo—Su sonrisa no deja sus labios en ningún momento y en un rápido movimiento se abalanzaba mis brazos. No tardó ni un segundo en correspondería el abrazo—. No tardaremos mucho en vernos—me susurra en el odio, riendo.
—Lo sé—La sonrió en forma de despedida cuando se separa de mi y me adentro al interior del coche junto con Harry, viendo cómo cuando él arranca el motor y comenzamos a movernos Bianca se despide con la mano.
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En Italia {H.S}
RandomRoma, una preciosa ciudad que sin haberlo planeado, me trajo el amor de mi vida #44 - harrystyles #37 - harrystyles #12 - harrystyles #10 - harrystyles #1 - harrystyles