Había aparcado enfrente de lo que según Bianca era su casa, para mí en cambio parecía una mansión.
Llevaba conducido durante casi tres cuartos de hora hasta llegar a las afueras de Roma donde habitaban los campos de uvas y entre toda esa tierra estaba la villa de Bianca que era casi tan grande como el Palacio Real de Madrid. Era blanca y tenía un patio delantero precioso, con muchas flores distintas e incluso una fuente en mitad del lugar.
Me había quedado mirándolo como boba que se me había olvidado por completo la existencia de Bianca en mi coche.
—¡Perdona!— la dije cuando la abrí la puerta para ayudarla a bajar—. Es que tienes una casa preciosa—Agarre el bastón de los asientos traseros y se lo di.
—La construyó mi marido. Era arquitecto pero vino a Roma con el sueño de tener su propio villedo y bueno—miro hacia su alrededor, donde todo lleno de uvas—, lo consiguió.
Nos fuimos acercándonos a la entrada de la casa y con cada paso que dábamos yo me iba quedando más y más asombrada con los pequeños y preciosos detalles que estaba decorada el exterior de la villa.
Bianca entró primero y yo la seguí.
La casa por dentro era incluso mejor que por fuera. El suelo era de madera oscura y los muebles estaban hecho de pinos que brillaban con luz propia. Las paredes estaban hechas de ladrillo pero pintados de blanco y en ellas colgaban muchos cuadros de paisajes.
—Ven, sígueme—me dijo. Comenzó a andar integrándose más en el hogar y yo con pasos avergonzados la imite—. Antes de irme hice la comida. Espero que te guste la lasaña.
—¿Gustarme? ¡Me encanta!
Ella me sonrió en respuesta.
Después de calentar la comida y poner los cubiertos, los platos y los vasos en la mesa, ambas nos sentamos para comenzar a comer
Lleve un gran trozo de lasaña a mi boca ya que me moría de hambre, y no sé si era por eso o porque aquel manjar estaba hecho por los mismísimos dioses, que estuve muy cerca de gemir de placer.
—Madre mía, es la mejor que he probado en mi vida—exclamé antes de llevar otra enorme cucharada a mi boca. Escuché a Bianca reírse.
—Te lo agradezco tesoro.
Bianca comenzó a hablarme sobre ella, sobre cómo había conocido a su marido y sobre cómo había cumplido el sueño de él al comprarle el territorio para las uvas, etc. Yo le conté un poco por encima como había llegado a Roma y ella me alabó diciendo que había sido muy valiente para dejar la comodidad de mi hogar para enfrentarme a esta gran aventura.
Después de un par de horas de charlar con ella decidí que era hora de volver a casa, había quedado con Alicia e Isa para hacer noche de películas románticas y me despedí de Bianca con una gran abrazo y me hizo jurar que fuera a visitarla siempre que quisiera.
[...]
—¿Cartas a Juelita?—nos pregunto Isa a Alicia y a mí una hora después de que llegara a mi casa. Estábamos discutiendo que película íbamos a ver en Netflix y mientras que Isa y yo exigimos una romántica, su prima quería ver una de terror.
—¡Por el amor de Dios!—exclamo Alicia cuando me vio asentir en respuesta a la rubia—¡Pon El Resplandor!
—¡No!—Isa eligió Cartas a Julieta y le saco la lengua a la pelirroja, quien se cruzó de brazos y bufó.
Mi móvil vibró en mi bolsillo e ignorando los insultos que se decían mutuamente mis nuevas amigas, lo desbloqueé
Era Harry.
Te he echado de menos.
La verdad es que yo también.
Pero a ti no.
Al desayuno.
Me mordí el labio inferior ahogando una sonrisa rebelde.
Ja ja ja.
Pues ya no sabrás de mi ni de mi rico desayuno.
¡No porfavor! Al menos dime dónde lo compras.
Vas a hacer que me tiré por un barranco, de verdad, me están dando ganas.
Reí entre dientes, intentando que Alicia e Isa no me escucharán.
Oye.
En verdad quería decirte algo.
Queda menos de una semana para el cumple de mi abuela.
Y lo he estado pensando.
Entiendo que no quieras ir y conocer a toda mi familia, porque créeme, estarán todos.
Puede que te sientas incómoda o que pienses que voy rápido contigo.
Pero de verdad me gustas mucho ______, y si no te apetece la idea de ir y socializar con mi familia, dímelo. Búscate otro plan para ti y para mí.
Lo entenderé.
Me quedé estática, leyendo una y otra vez los mensajes que me había escrito y sonreí como una tonta enamorada; estaba dispuesto a saltarse el cumpleaños de su abuela por mi.
¡JODER! ¿Podría ser más tierno?
No seas tonto.
Estoy más que encantada con conocer a tu familia.
De verdad, tengo bastante ganas.
Asi que por mi no te preocupes.
Me alegro de sabes que piensas eso.
Me lamí el labio inferior para acontinuacion morderme el interior de la mejilla.
Te quiero, mucho.
Su respuesta no tardó en llegar.
Yo también te quiero.
—¡Eh!— exclamó Alicia—. Tierra llamando a ______. Hemos llegado a la conclusión que hoy romántica y el próximo día de terror, ¿vale?
—Me parece genial.
ESTÁS LEYENDO
En Italia {H.S}
RandomRoma, una preciosa ciudad que sin haberlo planeado, me trajo el amor de mi vida #44 - harrystyles #37 - harrystyles #12 - harrystyles #10 - harrystyles #1 - harrystyles