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—¿Quieres comer algo?—le pregunté nada más poner un pie en mi apartamento—. Puedo hacer palomitas y buscar algo interesante en Netflix.

Escuché como Harry cerraba la puerta de mi casa cuando yo me adentre al interior de mi cocina.

—Me parece genial.

Comencé a preparar todo, metí las palomitas en el microondas y saqué el bol para cuando estás estuvieran listas, después saqué una lata de cerveza (que pude comprobar en casa de su abuela que a Harry le encantaba) y una de Cocacola para mí y lo lleve al salón, donde Harry se encontrada sentado con la cabeza inclinada hacia atrás y los ojos cerrados.

—¿Estás cansado?—le pregunté, sentándome a su lado.

Él movió la cabeza en mi dirección y sin abrir los ojos, negó.

—Estoy guardando en mi memoria el olor de tu casa.

—¿Y cómo huele mi casa?

—A ti.

Reí, acercándome a su rostro hasta que nuestras narices rozaron.

—¿Y cómo huelo yo?—susurre.

Abrió los ojos y mientras miraba fijamente los mios, me agarró de la muñeca y se lo llevó a la nariz, aspirando con delicadeza una de las zonas donde me aplicaba la colonia.

—Hueles...—volvió a aspirar—, hueles al amor de mi vida.

Sonrrojada, reí.

—Es lo más cursi que me han dicho hasta ahora.

—Eso espero, no quiero que nadie me quite ese puesto.

El microondas pito para hacernos saber que las palomitas ya estaban listas y antes de que pudiera levantarme del sofá para acudir en su busca, Harry se levantó de un salto y se dirigió hacia allí.

—No te preocupes, voy yo—me dijo mientras se alejaba.

Mientras él se encargaba de la comida yo encendí Netflix en la televisión.

—¿Qué clase de película quieres ver? ¿Miedo, amor, aventuras...?—le pregunté cuando le vi llegar al salón con un bol entre sus manos, que delicabamente apoyó entre sus piernas cuando se sentó junto a mí en el sofá.

—La que quieras—Coloco un brazo en el respaldo del sofá, justo encima de mi cabeza.

Antes de que pudiera lanzarle otra pregunta, mi portátil comenzó a sonar indicando una vídeo llamada.

—Mierda—susurre.

Me levanté lo más rápido que pude, agarré el portátil que se encontraba en una estantería del salón y corrí hacia la cocina.

—Cuéntamelo todo ahora mismo—me dijo, nada más responder a su vídeo llamada.

—Lo haría—dije—, si no estuviera en la otra habitación—susurre, inclinándome hacia el ordenador, con la estúpida sensación de que aquello evitaría que Harry me escuchara.

—¡¿En serio?!—exclamo, notablemente emocionada—. Quiero conocerlo.

—No.

—¿Por qué no? Tú ya has conocido a prácticamente toda su familia, ahora le toca a él conocer a alguien cercano a ti.

—Eso es verdad, pero eres más extricta que mi padre o que mi hermano y sabes que mis padres tienen muy en cuenta tu opinión. Que Harry te caía bien es como la entrada a conocer a mi familia.

—Me siento alagada.

—No era un alago.

—¿_____?—me llamo Harry, estaba escuchando sus pasos acercarse.

—Mierda—volvi a susurrar—. Por favor, comportate. Esto es muy importante para mí

Asintió.

—Me gusta su voz, eso es un gran punto.

—Oh, cállate.

La escuché reír cuando la puerta de la cocina se abrió, dejando ver a mi novio realmente confuso. Primero me miró a mí y después su mirada acabo en el portátil, más concretamente en Paula.

—Harry, ella es Paula, mi mejor amiga—aspire con fuerza—. Paula, él es Harry, mi novio.

La reacción de Paula fue memorable; abrió los ojos de par en par y me miró sorprendida, sabia que quería gritar de alegría y que se estaba conteniendo por Harry, lo cual agradecí.

—Un placer.

Mi mejor amiga dirijo de nuevo sus ojos hacia él, y sin dejar de mirarle, mencionó:

—Este frumos— Internamente agradecí que Harry apesar de hablar italiano, español e inglés, no supiera nada de rumano.

—Lo sé.

—Te dije que las clases de rumano te servirían para algo—me dijo—. Es un placer conocerte Harry, he escuchado mucho de ti.

El rizado pareció interesado en eso, e ignorando el hecho de que mi mejor amiga había alagado su belleza en su idioma materno, se sentó junto a mí y miro con curiosidad a Paula.

—Te escucho.

La hora que íbamos a emplear para ver una película resultó la hora de avergonzar a ______, en donde Paula le contaba a Harry pequeños detalles que la había contado de él y experiencias graciosas de mi infancia y adolescencia.

—Cuando fuimos por primera vez juntas a la playa un señor creyó que éramos lesbianas porque ______ se acercó a darme un beso.

—No llegué a darla un beso—le expliqué a Harry con rapidez—, con mis amigas siempre solía bromear haciendo eso, pero paraba justo a tiempo. Nunca llegué a besarlas— Harry me sonrió dulcemente y apoyó su mano en mi muslo—. Además—me giré hacia Paula—, si tú no le hubieras seguido el rollo al señor agarrándome de la mano como una pareja, jamás se nos habría acercado para preguntarnos si íbamos solas.

—Ya, pero fue divertidísimo—rio—. Te acuerdas que cuando se fue le vimos a hablar con un chico mientras nos miraban.

—Jamas podría olvidarlo, después de aquello vi a tu madre en topless.

—Dios, eso me lo recuerdes—Paula y yo reímos—. Y luego se acercó un chico para invitarnos a una fiesta y cuando le dije que tenía quince años huyó como un cobarde

—El chico te invito a ti a la fiesta, a mí me ignoro.

—Que idiota—dijo Harry, sonriendo hacia mi dirección.

—Sois monísimos—dijo, antes de mirar el reloj de su muñeca—. Voy a tener que colgaros. Ha sido un placer conocerte Harry, tienes mi consentimiento.

—¡Paula!—exclame.

—¡Adiós!—se despedido rápidamente.

—Adios, igualmente—dijo Harry antes de que mi mejor amiga colgará la vídeo llamada—. Es agradable.

—Siento que haya sido de esta manera.

—No me importa como haya sido con tal de conocer a alguien cercano a ti. Quiero formar parte de tu vida y si eso implica conocer a toda España, la conoceré—Apoyo sus manos en los rodilla y se inclinó para darme un beso—. Venga, vamos a ver la película.

En Italia {H.S}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora