Recuerdo cómo decías que no entendías cómo la gente podía dormir, cómo no podías soportar irte a dormir sabiendo que solamente había 24 horas en un día.
Recuerdo cómo pensé que estabas loco ¿Qué clase de humano podía pensar que dormir era inútil?
Creo que finalmente puedo verlo. Y de alguna manera terminé viviendo con ese miedo, el miedo de ver que las horas pasaban sin nosotros ser capaces de hacer algo para detenerlo. Terminé pasando las horas completamente despierta, llorando, cantando, leyendo, escribiendo, mirando a través de la ventana. Terminé yendo y viniendo de ese agujero, deseando que hubiera una forma fácil de vivir la vida. Pensando, adivinando lo que el futuro podría traer para mí y aquellos a mí alrededor. Preocupándome por cosas frugales. Terminé incluso, asustada de cerrar los ojos, porque ¿qué sería de mí cuando lo hiciera? ¿Qué le pasaría a mi existencia una vez que me fuera a dormir?
La incertidumbre, la odiaba. Quería quedarme despierta la mayor cantidad de tiempo posible. Las noches eran horribles. Pero aun así, las noches eran mejores que el día. El día era...Sentía ganas de gritar cada vez que miraba hacia un lado y descubría que el sol estaba mostrando sus primeros rayos. Era desagradable. Otras 12 horas para pasarlas haciendo otras cosas además de pensar. No quería.
Terminé recordando esas sonrisas que la gente me daba (e incluso esas que no estaban directamente dirigidas hacia mí). Terminé extrañando algunos abrazos, tibios brazos rodeándome, siendo mi protección, mi hogar...
Terminé deseando que nada fuese como lo era. Deseaba que mi cuerpo no existiera en lo absoluto, así solamente flotaría.
Terminé suspirando, tratando de liberar todo el peso que mi pecho cargaba.
De alguna manera, una manera que yo también desconozco, terminé descubriendo qué sucedía en tu mente, y aunque esas noches no sean las mejores, está bien porque me siento cerca de ti.