Gracias por hacerme escribir.
Aunque mis palabras nunca sean suficientes
O buenas
O hermosas
O algo que haga que nuestra distancia sea menor.
Gracias por hacerme llorar.
No siempre puedo hacerlo porque al parecer necesito alguna tonta excusa.
Vos sos la mía.
El extrañarte aunque nunca debí.
Y si supieras que cada vez que me toca pensar en mi vida o en la tuya para escribir, tengo que parar a medio camino para secar las lágrimas, me dirías exagerada.
Tan exagerado como haberte escrito más de diez veces en estos dos días.
No sé por qué tanto.
Quizá mi lógica sea que mientras más te escriba, menos me voy a olvidar de este sentimiento que ya creo guardar sólo para poder decir que siento algo.
Perdóname.
Por siempre hacerte objeto de mis problemas.
N/A: Judith ¿es cierto que le escribiste más de diez veces en estos últimos dos días? Por supuesto, y siempre le sigue una conversación de mí conmigo misma intentando explicarme por qué me pongo tan intensa ante determinadas situaciones pero siempre concluyendo que soy así y no es que me disguste, solamente me persigue la idea de que la gente me juzgue por ser así. Al final del día, me gusta leer lo que escribo y sonreír por poder expresarme tan intensamente. Hagan lo que se les dé la gana gente, y sientan como quieran sentir.
