Prólogo

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No para de llover, observo por la ventana de madera despintada las gotas gruesas que caen por el vidrio. Mi hermano me sostiene la mano derecha, la cual se ve más que pequeña a comparación de la suya. Con miedo, miro fijamente el suelo mientras escucho vociferar a 'la bruja' (como le digo yo), quien se queja de que otra vez nuestros padres de tránsito nos han devuelto, mascullando entre dientes lo inadaptados y maleducados que somos. Dice que nos hacen falta muchas nalgadas bien dadas y unos cuantos castigos.

-Lástima que no son mis hijos- bufa sarcásticamente a la vez que acomoda unas cosas en su escritorio desordenado.

Su pelo negro enrulado, está atado desprolijamente con un moño detrás de la cabeza, mientras que tiene puesto un ceñido vestido del mismo color que su cabellera. Su altura me da miedo, parece un edificio a mi lado, sus labios rojos mancharon otra vez sus dientes algo amarillentos y desacomodados; tiene todo el aspecto de bruja malvada, hasta sus ojos marrones me dejan quieta en mi lugar con solo mirarme.

La puerta del horrible y oscuro despacho de la bruja se abre haciendo un chillido molesto que me obliga a arrugar mi expresión. Mi hermano me abraza con un brazo atrayéndome a su lado, como si quisiera protegerme de quien sea que quisiera entrar. Un niño pequeño aparece detrás de la madera algo dañada, es casi tan alto como mi hermano, sus ojos azules y cabello rubio me llaman la atención, parece un sol, está despeinado y su ropa luce sucia, descuidada. Viene acompañado de una mujer castaña bien vestida con falda negra y camisa blanca, ella tampoco se ve para nada amigable.

-¿Otro más? - Preguntó la bruja sin siquiera saludar al niño.

-Patricia, es un orfanato, acostúmbrate- espeta con desdén- sus padres murieron ayer, no tiene parientes cercanos- resume, observo a mi hermano de reojo, algo nerviosa.

Rodrigo es alto, tiene el cabello negro y los ojos verdes como el pasto de la plaza que estaba cerca de nuestro antiguo hogar. Luce serio, él siempre dice que solo sonríe conmigo.

-¿Otra vez estos dos? -Inquirió mirándonos y arrugando el entrecejo. Rodo (como a mí me gusta llamarle) me sostuvo más fuerte contra él de manera inmediata. La mujer se agachó hasta nuestra altura y nos miró a la cara- ¿Qué problema han causado mocosos? - Gruñó haciéndome temblar. Mi hermano no tenía expresión en su rostro, solo se dedicaba a observarla fijo sin mediar palabra- ¿Te comieron la lengua los ratones? ¿Cuándo va a ser el día que se comporten con alguna familia? -Su aliento a cigarrillo llegó hasta mí, por lo que tosí captando, aún más, su atención. La castaña me agarró de una de mis rubias coletas y me zarandeó. -¿Y tú qué pequeño demoño? - bufó, mi hermano la empujó al instante.

-¡No toques a mi hermana! - Gritó con su fuerte voz, las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos sin más mientras sobaba mi cabeza, ahora me dolía la coleta. Abrace a mi hermano en el momento justo en que le dieron una bofetada.

-¡Te vas a tu cuarto! ¡Ya! - Rodo, respiraba agitado, conteniendo su ira en sus puños cerrados. Suspiro fuerte antes de tomarme la mano para guiarme hasta la salida. -Tú no-Espetó tirando de mi brazo.

-¡No! ¡Ivelle! -Bramó mi hermano, pero cerraron la puerta en su carita justo cuando quiso volver a entrar.

-Tu hermano es una mierda, igual que tú- pronunció con asco, quería gritarle y decirle que no se metiera con él, pero no podía -¿Por qué no hablas? Todos sabemos que te estás haciendo la tonta ¡Habla niña estúpida! - exclamó golpeando un lado de mi cabeza. El niño que había entrado miraba con miedo toda la situación, yo también tenía miedo, quería irme con mi hermano y que me dejen en paz.

-Desde que volvió ha dejado de hablar y no hay manera de sacarle bocado- comentó la bruja, la mujer sonrió como las malas de los cuentos.

-Bien, castíguenla, metámosla en el armario de los monstruos-. Espeta fríamente, comienzo gritar y patalear mientras ella me toma del cabello para meterme al mueble que se encuentra en la oficina. Escucho la cerradura del mismo y cuando golpeo la puerta, esta no se abre. Empiezo a llorar, a gritar, golpeo fuerte las puertas, siento que no puedo respirar... de nuevo.

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Muchas gracias :)
A. B.

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