Me hizo el amor en mil posiciones distintas y en lugares diferentes. El primer espacio fue el porche, a respaldo de la insistente lluvia. Entre besos y caricias, nos sentamos en el sofá, el mismo donde tomamos nuestras primeras cervezas juntos y donde escupió parte de la misma porque le dije que era bisexual. Repetimos fácilmente la posición del coche bajo la escasa luz que emanaban los autos al pasar; esta calle es algo más transitada que la anterior, pero el pórtico es mucho más oscuro, por lo que no era imposible, aunque sí difícil que nos vieran, además ¿Quién se detendría en la mitad de la noche lluviosa solo para ver follar a un par de necesitados? Procuramos cuidar el volumen de nuestros gemidos puesto que hay vecinos no muy lejos de la casa, solo nos separan unos cuantos árboles entre casa y casa; aunque el sonido de la lluvia que caía nuevamente sobre la ciudad, ayudaba a acallar un poco el ruido (tanto del sofá que soportaba nuestro peso, como el de nuestro placer).
-Así joder... -masculla entre dientes mientras mis caderas se clavan en las suyas con fuerza.
Sus manos descubren mis pechos para mordisquearlos y chupetearlos, excitándome cada vez más. El frío había pasado a un segundo plano, mi abrigo cubría nuestra acción e incluso, me daba calor, ya que yo me sentía en llamas con la erección del adonis rosándome el útero. Gruño tomándome con fuerza de su camisa desprendida a la vez que llevo una de mis manos hacia la pequeña protuberancia nerviosa, estimulándola para alcanzar finalmente el orgasmo con la boca de él sobre mi oreja. Muerde el lóbulo de la misma y permite que se deslice entre sus dientes provocando un sonoro gemido de mi boca.
-Caleb -gimo.
-Me encanta oír mi nombre en tus gemidos -jadea cuando cambio de movimiento de caderas, ahora hago círculos con la misma.
-Caleb -insisto en un suspiro.
-Más fuerte -propone y, condenada por la excitación, lo hago.
-¡Caleb! -Bramo haciéndolo sonreír.
-Joder -rezonga en voz alta.
Me sorprende al levantarse conmigo en brazos para estamparme contra la puerta de la casa, comenzando un certero vaivén que se refleja en el sonido de nuestras caderas encontrándose. Grito por la profundidad de sus embestidas antes de que mi boca sea ocupada por la suya, entrelazando nuestras lenguas ansiosas. Mis uñas recorren sus brazos fuertes, acariciando sus tatuajes a la vez que el inglés me empala contra él tomándome por la cintura ¿Acaso puede follar mejor? No lo creo, él ha desactivado un nivel que jamás nadie había alcanzado para mí.
-Córrete -jadeo con un hilo de voz al notar cuánto se contiene.
-No llevo condón -sisea viendo nuestra unión, tomo su rostro con una de mis manos para obligar a mirarme.
-No me importa -espeto en su boca, mirándonos a los ojos cegados por el placer que nos provocamos.
Lucha por no culminar dentro de mí, por lo que decido hacer algo que sé, es de su total agrado. Poso las manos en su pecho y araño su piel de una manera suave, excitada, prometedora, sintiendo cuánto se tensa debajo de mis uñas. Llego hasta debajo de su pelvis y vuelvo a subir por las costillas, logrando que la marcha que había aminorado, vuelva a encenderse salvaje.
-No puedo contigo -reniega con la mandíbula más que tensa antes de pegarme una palmada en el culo.
-Así... -suspiro sintiendo mi vagina arder en llamas- no pares, más fuerte -ruego y me lo da, empieza a follarme con la bestia que sé que es, provocando que el volumen de nuestros sonidos ni siquiera nos preocupe y que la puerta detrás de mí, se golpetee por el ritmo salvaje con el que me empotra.
-Me pones tanto, nena -farfulla- ¿Sabes cuánto hace que quiero follarte así? -Masculla con los dientes apretados hasta que se corre dentro de mí como si no lo hubiera hecho hace poco más de media hora.
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Eterno Retorno [+18]
RomanceCuando el regreso de un viejo amor desentierre todos tus miedos ¿Qué harás al respecto? A lo largo de su vida, la hermética, pero atrevida Ivelle ha soportado pérdidas y dolor, aun así, ha sabido sobrellevar sus miedos formando una coraza alrededor...