Capítulo 20

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—No sé cómo pasó, jamás me había gustado una mujer—solloza quitando sus manos de mi piel como si quemara.

Estoy paralizada ni siquiera sé qué decir ¿Ginger enamorada de mí? ¡¿Qué?! ¿La misma Ginger que me dijo esas cosas tan horribles aquel día? Giro mi cabeza al sentir una presencia y lo veo a Caleb pasmado en la entrada, al parecer ha escuchado todo; la pelirroja no logra verlo puesto que los casilleros lo cubren, además, sostiene su rostro triste entre sus manos. El rubio alza sus manos preguntándome qué hacer, yo tampoco sé cómo reaccionar, pero recuerdo que, al parecer, soy la primera mujer que le gusta y está asustada. Le hago señas al inglés para que se vaya, por suerte, él me hace caso dejándome a solas con la pelilarga.

—Lo siento—dice haciéndome sentir muy mal ¡No tiene que disculparse!

—¡No! Joder, mírame— pido sosteniéndola por sus brazos, sus ojos caen sobre los míos— no pidas perdón por lo que sientes, no es como si quisieras matarme, te gusto y eso es muy bonito, hasta halagador—me sincero porque lo es, Ginger es una mujer hermosa—, pero fue inesperado... ven—pido tomando su mano.

La llevo hasta la vuelta de donde estábamos para que se siente sobre la banqueta blanca entre los casilleros, mientras tanto, solloza sin parar. Voy hacia el dispenser, lleno un vaso plástico de agua fresca y se lo llevo, ella acepta agradecida, tomándolo con las manos temblorosas. Acaricio su espalda con mimo sentándome a su lado, asumir que te gusta alguien, más si es de tu mismo sexo, luego de una educación tan retrógrada no es fácil para nadie. Recuerdo las interminables charlas con Rodo y Clara, quienes siempre me decían que no había género para el amor.

—Todo este tiempo que me le insinué tanto a Caleb, a tu hermano— hipa— fue porque quería tu atención, así fuera mala, así me odiaras, al menos sentías algo por mí— admite limpiando sus gruesas lágrimas— fui invisible para ti todo este tiempo y, aunque antes no sabía que me gustabas, igualmente quería tu atención sin saber por qué, creía que solo te admiraba por cómo eres o por cómo bailas, pero Fátima dijo algo que me hizo abrir los ojos hace unas semanas atrás...

La escucho sin poder hacer más que hilar todo en mi cabeza. Antes de que Caleb llegara al gimnasio, Ginger y yo no éramos amigas, pero a veces coincidíamos en el merendero a la hora de almorzar y hablábamos de cosas banales, pasábamos el rato, siempre me pareció amigable. Después de la llegada del rubio me sorprendió escucharla hablar así de mí en este mismo baño aquella vez, pero tal vez quería convencerse de algo, no lo sé. La pelirroja mantiene la vista fija en el suelo, sosteniendo el vaso casi vacío entre sus manos blanquecinas y finas.

—Ella me hizo notar que mis celos, en realidad, eran envidia a porque tú sí lo tenías a él y no yo— comenta—, pero entonces me di cuenta que él no me importaba, que solo me importabas tú, que me molestaba terriblemente ver cómo él puede besarte, tocarte, mimarte, y yo no porque la he cagado...— enumera achicharrándome el corazón por no corresponderle—. No lo entiendo, nunca me gustaron las mujeres ¿Cómo es posible? —Me mira en busca de una respuesta, aunque no sé si la tengo.

—Escucha, sé que esto es difícil de entender, pero no le des tantas vueltas—le aconsejo—te gusta alguien de tu mismo sexo y está bien, no tiene nada de malo— afirmo viéndola a los ojos— siempre hay una primera vez para todo.

—Pero ¿Qué hago ahora? Estás con Caleb, solo hay que verlos para darse cuenta de lo mucho que se aman, sé que crees que soy una basura, pero no te haría eso... ya no—sus palabras me parten el corazón; de haber sido en otro momento, si el rubio no volvía, probablemente le habría dado una oportunidad, ella es el tipo de mujer que me atrae.

—Ginger, no creo que seas una basura, ahora no—antes sí que lo creía, no mentiré—. Eres una hermosa mujer, de haberlo sabido antes probablemente me hubiera dado la chance de conocernos más... o, al menos, de otra manera—me sonríe a boca cerrada antes de acariciar mi mejilla con sus delicadas manos frías.

Eterno Retorno [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora