Capítulo 26

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Caleb me mira como si estuviera estudiando cada uno de mis gestos, tampoco se esperaba que su hijo me llamara 'mami', mucho menos me lo esperaba yo. Lucas me ve alzando sus bonitos ojos manchados, como los de su padre, y al notar mi desconcierto me pregunta, con total desilusión en su bonito rostro, si no me gustó cómo me ha dibujado.

—Hijo— capta su atención el rubio mayor— el dibujo está precioso, pero Ivy no es tu mamá— el niño vuelve a mirarme, no le gusta lo que escuchó, lo sé por sus ojos tristes.

—¿Por qué no? Si se dan besos como la mamá y el papá de Cami— justifica— y mami está en el cielo de las mamás— los ojos se me llenan de lágrimas.

—Si nos damos besos, es porque Ivy es la novia de papá, eso no quiere decir que sea tu mamá, campeón, tu mami es Joss—delicadas lágrimas le recorren las mejillas regordetas.

—¿Y no puedo tener dos mamis? Mat tiene dos mamis y un papi —Cuestiona, Caleb lo mira sin saber qué responder, claro que puede, el problema radica en que no soy su madre y nunca lo seré.

—Hijo, ser mamá es una tarea muy importante, Ivy aún no está lista ¿Entiendes? —Trata de hacerlo razonar, el pequeño me mira molesto.

—Tú no quieres ser mi segunda mamá—acusa— la abuela siempre dice que, si quieres, puedes— muerdo mi labio inferior para no sollozar; me encantaría decir algo, pero no sé qué decir.

—Luke, son temas de adultos que aún no comprendes y...— el niño lo interrumpe.

—¡El abuelo tenía razón! —Exclama enojado— ella es mala y quiere separarnos— sentencia señalándome— ¡Y este dibujo es horrible! —Brama tomando el papel para romperlo en mil pedazos mientras llora. Para este entonces, mi cara está llena de lágrimas.

—¡Vete a tu habitación! —Dice firme Caleb antes de que el niño tire al suelo todos los papeles del dibujo roto.

Entonces el niño se asusta al escucharlo y comienza a llorar aún más, 'mira todo lo que causaste Ivelle, arruinas todo lo que tocas', farfulla uno de mis demonios. Lucas se va corriendo hacia su habitación, dando un sonoro portazo que me hace sobresaltar. Es ahí cuando me permito romper a llorar ¿Por qué la vida se empeña en ponerme situaciones de este tipo? Caleb viene a abrazarme, pero lo alejo y le pido que vaya a consolar a su hijo.

—Se ha portado mal, no merece que vaya a consolarlo, te ha hecho llorar— resoplo irritada.

—Ve y consuélalo ¿No te das cuenta? Él lo ha dicho "el abuelo tenía razón", son cosas que tu padre mete en su cabeza— los ojos azules de mi inglés favorito me miran con dolor, sé que se avergüenza de su padre—. Caleb, estaré bien, solo ve, el niño está confundido, hazle entender que no puedo ser su madre— pido, señalando hacia la habitación del niño.

—Lo siento— murmura antes de irse.

Me quedo sola en la inmensidad de la sala sollozando y llorando en partes iguales, recordando cada maldita memoria de mi pasado, me gustaría tomar una píldora para olvidar todas las atrocidades que viví. Ese niño me odia porque no sabe que le estoy haciendo un bien, ser su madre sería lo peor que podría pasarle y es solo un niño, me niego a arruinar su vida, así como arruinaron la mía.

Los minutos pasan y me siento peor ¿Debería decirle algo al pequeño? ¿Debería pedirle perdón por no ser lo que espera? Odio la idea de que haya llorado por mi culpa. Veo el dibujo roto en el suelo y junto los trozos de papel para unirlos, recordando que Caleb guarda cinta scotch en uno de los cajones del mueble debajo del televisor. Coloco las piezas rotas sobre la isla e intento reunirlas cual rompecabezas, soy muy mala con las manualidades, pero a veces me las ingenio y, una vez reconstruido el dibujo hermoso que había fabricado el pequeñín, me decido por ir hacia su habitación, llamando a la puerta para poder entrar.

Eterno Retorno [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora