Capítulo 1

10K 693 211
                                    

Me cuesta respirar, siento el pecho cerrándose poco a poco, como si alguien estuviera apretando mi caja torácica con fuerza. Quiero gritar, pero no puedo, no debo. Si grito va a pasar algo muy malo, él lo dijo. Duele tanto, arde, hierve mi interior. Lloro sin parar, quiero correr con mi hermano, pero su cuerpo me atrapa, sus ojos negros escudriñan los míos. Entonces escucho un disparo, el mismo que escucho cada vez que esto pasa y me despierto. Abro los ojos entre gritos, entre llanto, sacudiendo bruscamente de mi cuerpo curvilíneo. Rodrigo no tarda mucho en estar a mi lado, ha entrado como tromba a mi cuarto al escucharme gritar... de nuevo.

-Ya pasó, fue solo una pesadilla Ivy-susurra en mi oído, mientras me sostiene la cabeza y el cuerpo contra el suyo.

No puedo detener mis sollozos, todo el tiempo lo recuerdo, no paro de repetir esas imágenes oníricas en mi cabeza. Tengo los ojos anegados en lágrimas que no quieren volver a cerrarse por miedo a tener la misma puta pesadilla de siempre. Tiemblo, mi cuerpo está helado; doy pequeños espasmos a medida que el miedo cesa al entrar en una zona que, considero, segura para mí.

-Enana ¿Quieres hablar de ello? -Pregunta como lo hace habitualmente-, te haría bien sacarlo de tu sistema-niego con mi cabeza, como siempre.

No puedo decírselo, rompería su corazón en mil pedazos, sé que se condenaría por ello, aunque no es su culpa en absoluto. Suspiro limpiando las lágrimas gruesas (llenas de sentimientos oscuros) que me recorren el rostro caliente, para luego, abrazar a mi hermano fuertemente contra mí.

-Ya estoy mejor-sollozo con la voz tambaleante-, pero no te vayas, quédate conmigo-ruego, encontrarme sola en esta habitación, no me permitiría volver a dormir.

-No me iré Ivy, jamás voy a irme, siempre voy a estar para ti-asegura como lo hace a menudo.

Veo la hora notando que son las cuatro de la mañana, casi en punto, salvo por un par de minutos de más. Siempre es la misma hora, la misma pesadilla, con la misma persona y el mismo disparo. Vuelvo la mirada Rodo, quien ahora se recuesta sobre la cama y me observa desde su lugar en mi penumbrosa habitación. Sus ojos verdes brillan gracias a la luz del farol que se encuentra en la calle, penetrando el vidrio y cortina de la ventana de mi cuarto. Ese par de ojos me han calmado desde pequeña mientras sus brazos, ahora tatuados con diversos dibujos triviales, me contenían, juntaban todos mis pedazos rotos para reunirlos cual manos que reúnen las cerámicas de una vasija rota.

Y ahí mismo, al igual que cada ocho de cualquier mes, duermo en los brazos de mi hermano quien se dedica a acariciarme el cabello largo, rubio y ahora despeinado. Tengo la misma pesadilla desde aquél entonces, nunca hablé con nadie lo que pasó y jamás lo haré. Si lo hago, algo malo va a pasar.

◄✥♡♦✽ꕥ∞ꕥ✽♦♡✥►

Tres semanas después...

Llueve, odio los días de lluvia, así como odio que mi hermano me dé sorpresas. Esta mañana al llegar a nuestro trabajo (lugar que con tanto esfuerzo inauguramos), él me recibió en la recepción. Noboa's Gym es el gimnasio más completo de la zona, en él se dan clases de baile, boxeo, voley, entre otras disciplinas; además cada socio puede disfrutar de la maquinaria de manera autónoma o con un asesoramiento personalizado por diferentes preparadores físicos. Por mi parte, soy profesora de baile; he bailado desde mis doce años, es algo que realmente me gusta y me llena de iguales maneras. En cambio, mi hermano, además de ser profesor de educación física está especializado en boxeo y natación, aunque prefirió no ser profesor de esta última ya que tiene muchos quehaceres entre las responsabilidades administrativas, dar clases de boxeo y ser preparador físico.

Esta mañana Rodrigo se ha despertado a las siete y ha venido corriendo por la rambla hasta el trabajo, algo que suele hacer los días de lluvia o nublados. Claramente él es mucho más activo que yo, incluso Clara Noboa (nuestra madre adoptiva) lo llamaba 'Chispa' en algunas ocasiones, puesto que no paraba ni un segundo, y ahora tampoco. Todos los días viene al mismo horario, a veces en coche, otras corriendo, y se va cuando cae el sol en Mar del Plata alrededor de las ocho de la noche.

Eterno Retorno [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora