Manta

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Y es que me jode que no valores todo lo que haría por ti.

Siento algo dentro por las personas que luego no soy capaz de expresar. Me lo guardo todo y después exploto, llorando, sintiendo como todo lo que tenía dentro cae por un tobogán amarillo que da vueltas y desemboca en una fosa sin fin que hace que todo lo que guardaba nunca desaparezca, pero que tampoco vuelva a mí.

Y es que esto es así, no sé qué me pasa que me veo como una asesina, pues he matado todo lo que siento.

Me hace bien todo aquello que a la larga me mata, me relaja, me da igual cómo me deje, es mi decisión y si en ese momento la he tomado será por algo, no tengo que arrepentirme.

Sin embargo sí hay algo de lo que en parte me arrepiento, y es mi forma de actuar con vosotros, lo siento, doy asco, no me merecisteis, os hice daño e hice perder vuestro tiempo, perdón. Todo esto ha hecho que yo me envuelva en una manta color lavanda muy suave, una manta en la cuál disfruto de quien soy, me lo paso bien y no permito que haya sentimientos de por medio.

Y es que esos malditos sentimientos los controlaba hasta que llegaste tú. Eres un cabrón. No te entiendo. No sé que quieres de mí, necesito que te expliques, pues no consigo entenderme, entenderte, pero sobre todo entendernos. Dejaría la manta en el suelo por tí, sólo por tí. Pero, me da la sensación de que no te interesa, prefieres que esa manta me siga cubriendo, y es que a lo mejor tú también tienes miedo.

Al miedo hay que atraparlo y agarrarle de la camisa del cuello y enfrentarse a él, dejando claro quién es el que manda. No permitas que el miedo te agarre del homoplato cuando tú ni le diste la mano.

Yo ya paso, siempre me intento quitar la manta y tú haces caso omiso de mi decisión. No creo que me la quite en mucho tiempo, me mantiene calentita. No te necesito. Tú a mí sí. Adiós
H

Pensamientos sin másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora