Capítulo 8

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Yassir.

—Por última vez padre, no me gusta esa mujer y ninguna otra, no se involucre en mi vida— ahí estábamos discutiendo de nuevo mi padre y yo en su despacho.

—Hijo, yo lo digo por tu bien, Michelle necesita atención.

—Yo se la daré—papá rió y me hizo sentir mal.

—Por favor Yassir... No me hagas reír.

—Le demostraré que puedo ser padre y madre para esa niña papá— salí del despacho dando un portazo y fui inmediatamente a mi habitación para recoger mis cosas.

—¿Qué pasa hermanito?— dijo Nasra asomando su cabeza en mi habitación, la miré y bufé.—¿Estás haciendo alguna pataleta?—Dijo sentándose ahora en la cama.

—Déjame en paz Nasra, necesito terminar aquí.

—Trata de calmarte Yassir, eres un adulto, no un niñato que quiere huir de su casa apenas le regañan.

—No me gusta que traten de meterse en mi vida, nisiquiera han visto a Michelle desde hace tiempo... ¿Cómo pueden pensar que introducir a otra mujer en mi vida le va hacer bien a Michelle?

—Sé que Michelle adora a su madre, pero debes tener en cuenta que ellos no te lo dicen porque les importes poco.

—Sé que se preocupan, pero no es la manera de solucionarme la vida metiendo por mis ojos a una mujer que no me gusta y que no quiero para mí, yo me siento en todas las capacidades para encontrar una mujer el día que quiera a una, pero no... No lo hago porque no necesito a ninguna a mi lado.

—¿Acaso la niñera es hombre? ¿No has dicho que ha hecho de Michelle una niña feliz?.

—No me refería de esa forma, lo sabes y Sí, así es... ha hecho muy feliz a mi pequeña, Pero no me fijaría en ella. Sabes que hablo de la forma sentimental, ella ha sido una gran ayuda y me ha hecho entender cosas muy valiosas e incluso le interesa más mi hija que cualquiera persona en esta casa.

—Porque le pagas... Y no seas así, me importa mucho Michelle.

—Pues demuestrenlo estando a su lado y no queriendome meter por los ojos a esa mujer chillona... y respecto a lo otro no lo siento así Nasra, la señorita Amaranta tiene bondad, Si fuera por dinero trataría de cuidar su trabajo y no simplemente me insultaría por descuidar a Michelle.

—Bueno... puedes que en eso tengas razón, pero ya. No hablemos más de la chica, quería decirte que dentro de unas semanas iremos a verte, no quería decirte y quería que fuera sorpresa, pero de verdad ya que insistes en que no nos interesa Michelle.

—Eso le haría muy bien a Michelle—dije sonriéndole con cariño.

Me ayudó a terminar de empacar y me despedí de todos en forma armoniosa.

El viaje no fue tan cansino como lo habían sido otras veces, muy al contrario me sentía ansioso, era medio día cuando revisé el reloj antes de tocar la puerta, quería ver a Michelle, cada día al ver sus fotos me hacía ver lo que me perdía por tonto, así que quería darle la sorpresa ya que se veía bastante interesada en mí gracias a la señorita Amaranta, al ver que nadie abría saqué las llaves y me adentre. Escuché risas fuertes en la sala y la rabia me inundó cuando vi a Said encima de Amaranta y ella acostada en el suelo retorciéndose mientras todos reían.

—¿Qué circo es este?— Todos se sobresaltaron y me miraron a mí con algo de nerviosismo, incluso la señora Karla carraspeó y luego pidió permiso para marcharse a la cocina.

Said se bajó del abdomen de la señorita Amaranta y ella se logró incorporar.

—¡Hola, hermano!—Said se acercó a darme un abrazo y me aparté, evidentemente no estaban haciendo nada fuera de otro mundo, pero debían comportarse como adultos delante de los niños. La miré a ella desde mi altura y escondió su rostro con su cabello alborotado evidentemente sonrojada.

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