Amaranta.Acarició mi mejilla con su pulgar y negó.
—No me hagas esto Ami, no lo hagas— suplicó acercando sus labios a los míos pudiendo sentir su tibio aliento en mi boca, la que abrí inconscientemente, pasó sus dedos por mis labios y cerré los ojos sintiendo su tacto, era la misma rutina que teníamos siempre cuando me hacía suya—No puedo, lo siento.—eso bastó para hacer estallar la burbuja que había creado y lo empujé haciendo que él se sorprendiera.
—¡D-déjame sola!—le grité y un hipido volvió a escaparse, sin darle tregua ingresé al mar sin miedo, con él siguiéndome los pasos, el alcohol te hacia hacer cosas estúpidas.
Empecé a temblar ya que hacía demasiado frío y cuando me llegó el agua a la cintura me giré y le ví.
—¡Ha sido suficiente, vas a enfermarte!—me hundí por unos segundos y recolecte agua en mi boca para luego echársela en la cara.
—Aun no es suficiente para mí.— reí con amargura.
—¡Maldita sea Amaranta! te sigues comportando como una niña ¿porque eres tan irresponsable?—me tomó del brazo y me empezó a jalar fuera del agua a lo que yo me negaba.
—¡Es mi puto problema Yassir!— sabía que esto lo enojaría más y evidentemente lo estaba provocando así que quité mis braguitas y las lancé al mar al igual que mi brasier, sabía que me arrepentiría luego, pero en ese momento no estabas pensando razonablemente.
Mis pechos se endurecieron por el frío y él los miró luego de ver si alguien estaba por los alrededores, se acercó a paso lento con una mirada hambrienta y me abrazó fuerte, no me esperaba ese abrazo, era un abrazo de necesidad, un abrazo poco erótico, un abrazo lleno de cariño.
—No me tortures así, no puedo ser capaz de contenerme más. Tú no entiendes lo que estoy sintiendo...—dijo con su voz ronca en mi oído y mi corazón se detuvo.
—Entonces dilo...—dije con un susurro.
—Ni yo mismo lo sé, solo sé que he de morirme de celos cuando cualquier hombre que no sea yo se te acerca, que muero de ganas por siempre tenerte así en mis brazos y que daría todo porque siempre tuvieras esa sonrisa que ha atravesado cada muralla que he puesto desde que te conocí y hoy me tiene en esta playa temblando de frío, ¿eso no te dice lo especial que eres para mí? Quisiera saberlo, quisiera saber qué pasa con mi cabeza que no dejo de pensarte, eres una niña para mí... ¡Mírame aquí! conteniendo mi necesidad de tenerte, estás desnuda ahora y no puedo dejar de pensar en que solo quiero hacerte mía de nuevo, pero no debo, toda esta situación es estresante, me sentía tan solo antes de que llegarás, pero te juro que ahora teniéndote aquí enfrente no lo hago. Amaranta, me siento tan frustrado tratando de hacer lo correcto— cada rastro de licor había desaparecido al sentirlo tan mortificado, había actuado como una chiquilla inmadura, sabía que esto que estaba sintiendo me estaba superando, le correspondí el abrazo fuerte.
—Perdóname Yassir, estoy siendo... He sido muy egoísta, perdóname...—por un momento nos quedamos viendo y no aguantamos más. Sí, nos besamos... fué un beso feroz, ardiente, casi era un instinto de supervivencia beber de sus labios carnosos, me subió en su cadera, la olas hacían que me tomara con firmeza para no tumbarnos haciendo que se creara un exquisito vaivén.
—Te deseo tanto Amaranta— gimió en mi boca.
—Y yo a ti mi amor...—se detuvo abruptamente, lo intenté besar al creer que solo lo había echo para tomar aire, pero apartó su rostro de nuevo.
Dejó de abrazarme y me solté dolida por su rechazo.
—¿Qué sucede?—pregunté aún extasiada y con mucho frío, ya sus brazos no estaban calentandome por lo que crucé mis brazos para cubrir muy poco mi desnudez.
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A Través De Su Sonrisa
RomanceAmaranta Mejia es una linda y torpe madre soltera que quedó embarazada cuando fue con su novio a la fiesta de graduación, su novio... André a las pocas semanas se marchó sin despedirse para estudiar fuera del país, Amaranta se enteró un mes después...