Yassir.—Yassir, estamos listos... te esperaremos abajo— escuché la voz de mi madre desde afuera.
Papá había alquilado un balcón en el teatro, nos reuniríamos ahí para cerrar el negocio y a la misma vez pasar la última noche juntos ya que al día siguiente se marcharían.
Con un "siga" hice que la persona que quería tumbar la puerta se detuviera.
¿Otra vez mamá?.
Miré unos segundos a la puerta, pero nadie entró por lo que abrí y no, no había nadie, me asomé al pasillo y detuve a la persona que seguramente había tocado la puerta segundos antes.
—¿Qué sucede?— pregunté lo más frío que pude viendo de quien se trataba, se quedó estática y volteó lentamente con una sonrisa en los labios nerviosa, se mordió el labio.
¡No hagas eso!
Trate de ignorar ese punzón de deseo y respiré hondo aún viendo esa característica suya tan sensual.
—Yo-yo quería hablar contigo—miré hacia su tobillo y se veía mucho mejor, la había estado ignorando todo la semana desde que la había ido a buscar a su casa, desayunaba en mi habitación y no bajaba para lo estrictamente necesario, quería mantenerla lejos, estaba muy enojado, no debía, pero lo estaba y eso me tenía más enojado. ¡Por Ala! Ni yo mismo me entendía. Sentía un gran amargo sabor de boca, si algo detestaba de las personas era que me mintieran. Y ella lo había hecho, de solo recordar lo que ví mis tripas se retorcían y volvía mi mal genio.
No le había vuelto a enviar un mensaje, no le había vuelto a dirigir la palabra, incluso la había visto de soslayo un par de veces en los que jugaba y hablaba con los niños explicando una de las tantas cosas que ellos preguntaban, hacían los ejercicios de Tommy que con mucho esfuerzo comenzó a pronunciar la "R" y me alegré en silencio por eso.
Comencé a notar que no le agradaba Sira cuando un día sin querer presencié una situación, Sira llegó hasta la piscina en dónde ellos estaban e intentó socializar con Michelle.
Flash back.
—¡Qué bonito bikini!—le había dicho a Michelle, yo estaba unos pasos detrás de ellas sigilosamente escondido.
—Gracias, Ami lo compró porque no tenía uno que me quedara, he crecido.
—Con todo el dinero que tiene tu padre pudo comprarte algo mucho más bonito— noté como Amaranta torció el gesto y se metió lentamente a la piscina invitando a Michelle.
—Me gusta el que me regaló Ami—dijo con seguridad Michelle agarrándose del cuello de Amaranta y esta le sonrió con cariño satisfecha por la respuesta de mi hija.
—Sabes mañana podríamos ir de shopping, compraríamos bikinis más bonitos, vestidos, joyas para ambas, y también más juguetes— expuso con una fingida emoción.
Amaranta dobló los ojos y quise reír, sabía que estaba haciendo un esfuerzo magistral para no decirle lo que pensaba, yo mismo había sido víctima de su lengua viperina.
—Pero señorita Sira—ahí estaba, no podía cerrar la boca, sonreí.—¿No era usted a quién le habían cancelado las tarjetas y por eso no tuvo dónde quedarse?—Sira la aniquiló con la mirada.
—Si-si pero ya arregle ese problemita— qué mentirosa era Sira, todo fué un embrollo suyo para quedarse en casa.
—¡Qué conveniente!—dijo irónica Amaranta.
—¿A qué te refieres?—preguntó mosqueada Sira.
Amaranta sonrió y la ignoró, diciendo que no le pagaban por hablar, pero si por cuidar a la niña y eso iba hacer justamente.
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A Través De Su Sonrisa
RomantizmAmaranta Mejia es una linda y torpe madre soltera que quedó embarazada cuando fue con su novio a la fiesta de graduación, su novio... André a las pocas semanas se marchó sin despedirse para estudiar fuera del país, Amaranta se enteró un mes después...