Capítulo 31

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Yassir.

Decir que me sentía feliz era poco y encontrar a Amaranta en la puerta del edificio me había hecho sentir mejor, verla a ella era un alivio, no sé cómo había podido dejar de verla tanto tiempo.

La había tocado varias veces desde que nos subimos al auto, solo miraba hacia el frente y trataba de ignorarme, así que tome una medida para eso y le pellizque despacio, se quejo haciendo un puchero y me miró mal.

—¿Qué pasa allá atrás?—preguntó Said al escuchar su quejido.

—Nada, quizás Amaranta tenga dolor de estómago—dije ocultando mi risa.

—No es cierto, me estás pellizcando— se quejó.

—Bueno par de tortolitos, hemos llegado a mi dulce infier...—Amaranta le dio un golpe en el hombro—perdón dulce morada.

Stefany se lanzó a los brazos de Said y este la besó, Amaranta la miró con odio y Said le contó lo de la bofetada, se sorprendió por un momento y luego solo le sonrió mientras Ami solo se hacía la indignada, jamás podría molestarse con ella, todo mundo sabia que ellas se adoraban.

El teléfono de Amaranta sonó dos veces y luego una vez más, se separó un poco para contestar.

—Hola mi amor...—la escuché decir con voz cantarina—¿Cómo estás?—Said se disculpó un momento y dijo que llevaría a la cama a Stefany que le dolían las piernas, causas del embarazo... por lo que fueron al cuarto, sin nada que hacer caminé hacia donde se había ido Amaranta.

—Ajá... Sí, ¿El no tiene planes hoy con su novia? ¿Seguro? ¿Te dijo que sí? ¿Me dejarás dormir sola? Bueno, entonces mañana no llamaré a Linda, me harás falta. Te amo, más tarde te llamo.

—Puedo acompañarte si lo deseas...—dije recostándome en la pared.

—¿Escuchando conversaciones ajenas?—alzó una ceja divertida hace mucho tiempo no la veía así, quizás el saber que Katherine no era lo que creíamos de cierta manera nos había liberado un poco, ya que eso era exactamente lo que nos detenía.

—No has respondido a mi pregunta— le lancé un guiño, se sonrojó y me miró con extrañeza.

—¿Quién eres y qué has hecho con el Grinch?— dijo con ese brillo hermoso en sus ojos.

—Haz hecho latir su corazón...— su rostro cambió a serio.

—No tontees conmigo de esa forma, no quiero más daños colaterales.

—Estoy hablando en serio.

—Yassir...— gimió en advertencia para que me callara.

—La sigo amando señorita Amaranta, ¿Qué piensas hacer sobre eso? ¿Prohibir que no lo haga?—caminé hacia ella— ¿Acaso es usted quien no lo hace?

—Posiblemente ya no lo haga—dijo con picardía—posiblemente ya allá estado con otro hombre, me haya hecho el amor y me enamoré.—escucharla decir eso hacia que mi estómago doliera de solo imaginarme los sucesos.

—¿Ah sí? ¡pequeña coqueta...!—me acerqué hasta pegarla a la pared del pasillo.

—¡Ajam...!— se sonrojó al llamarla así.

—Entonces no te molestaría que intente recordar porqué me amabas.—coloqué las manos una a cada lado de su cabeza.

—¿Q-qué piensas hacer?— tartamudeó tiernamente.

—Nada, solo recordarte...—me acerqué y mordí un poco el lóbulo de la oreja, haciendo que se estremeciera.

—Said y Tefy están aquí...—susurró bajo—No es correcto...

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