XXII: Decisiones

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Estaba saliendo del hospital, luego de haberse quedado hasta que Marta se había dormido, cuando se encontró con Cruz, ya llegando a su auto.

Intentó esquivarlo, pero él se acercó a ella, tomándola del brazo.

—¿No piensas saludarme?

—Luego de lo que pasó la última vez, no quiero ni verte —le dijo liberándose de él.

—Te dije que lo sentía, jamás hubiese querido dañarte, mucho menos a nuestro hijo.

—Que no es nuestro, mucho menos tuyo —pronunció con el ceño fruncido—. Tú te divorciarás de Marta.

La miró a los ojos y sonrió.

—Cariño ¿Se te olvida que hicimos a ese bebé juntos? Si de alguien no es, es de esa mujer. Además ¿Sigues con esa idea estúpida de dárselo? Es obvio que no sobrevivirá.

—¡Imbécil! —le gritó con rabia—. ¿Cómo puedes ser capaz de decir una cosa así con tanta ligereza? ¡Ella fue tu esposa! ¡Fue parte de tu vida por casi diez años!

—No me vengas a hablar de moral tú. Qué si no me hubieses buscado, nada de esto habría pasado, y lo sabes.

Noelia lo observó con pesar, y se llevó una mano a la panza, al sentir que la niña se movía.

—Sabes bien que mi vida hubiese seguido junto a la de Marta, si tú no me hubieras buscado —sonrió—. Y no sé de que te arrepientes ¿No eras muy segura de ti misma?

—Me arrepiento de haberme fijado en ti —pronunció en un tono ahogado, sintiendo ganas de llorar, porque él tenía razón—. De haber creído que eras un buen tipo.

—Tú tampoco eres ejemplo de nada —le dijo frunciendo el ceño.

—Yo al menos no he vuelto a recaer —pronunció antes de abrir la puerta del auto, y subir.

Ignoró la mirada de Cruz, y puso en marcha el auto, yéndose de allí. Ni Marta ni Cruz eran una opción ahora para cuidar de la niña... Y ella no sabía que haría con la bebé.

***

—Hay bebé, creí que todo sería más fácil cuando decidí hacer esto. Pero tu mamá la está pasando muy mal, y... No sé si llegarás a conocerla. Y tu padre es un maldito drogadicto que ha vuelto a recaer. Debo buscarte un hogar —pronunció afligida—. Yo tampoco soy una buena opción para ti, te mereces una familia de bien. No una prostituta y un drogadicto como padres.

Se sentó en frente de su ordenador, y se puso a buscar sobre orfanatos, o algún método de darla a alguien en adopción de forma directa. No quería tampoco que la pequeña pasara los años a la espera de una familia.

Y el problema, una vez más, sería Cruz. Él no querría que diera a la bebé en adopción, sabía que se iba a oponer y pediría la custodia. Y ella no quería dejarla a su cuidado.

Tomó su celular, y observó el número de él... Marcándolo.

"—Hola."

Respiró profundo, y cerró los ojos.

—Cruz, necesito hablar contigo.

"—¿Qué tienes? ¿Algún problema con el bebé?"

—No, pero justamente de eso quería hablar.

"—De acuerdo, me baño y voy a tu casa."

—No, a mi casa no. Te pasaré la dirección de un restaurant ¿Te parece? Ahí podemos vernos en una hora.

"—De acuerdo."

No volvería a arriesgarse a estar sola con él. Y muchos menos, porque sabía que no le iba a gustar nada lo que tenía que decirle.

...

La meretriz: Noelia (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora