Había pasado un mes, desde que había comenzado a ser su amante, y ya no sabía cómo sentirse con eso. No era como con sus clientes, en que sólo estaban buscando sexo, o cariño. Cruz estaba buscando algo más con ella.
Se observó en el espejo, y respiró profundo. Antes no le habría interesado si sus clientes eran casados, estaban en pareja o no. Pero ahora, comenzaba a sentir cierto malestar cada vez que estaba con él, y le mentía a su mujer.
—Noe, creo que ese tipo te está esperando abajo.
—¿Cómo lo sabes? —le inquirió a Natalia, sin dejar de verse en el espejo.
—Porque alguien tocó el timbre, pero cuando fui a responder, ya no estaba allí. Me asomé por la ventana, y vi a un hombre parado junto al portón.
—Sí, de seguro es él.
—¿Estás bien? —le preguntó preocupada, al ver en el estado pensativo en que se encontraba su amiga.
—Sí, no te preocupes —le dijo mirándola, con una suave sonrisa—. Vuelvo más tarde.
—De acuerdo —sonrió.
Noelia salió de su departamento, y mientras bajaba por el ascensor, pensó en lo que haría. Salió del edificio, y Cruz al verla, se acercó a ella para besarla.
Un beso ansioso, que denotaba cuanto la había echado de menos. Hacía una semana no se veían.
—Cruz, espera —le pidió alejándolo, muy cerca de sus labios.
—¿Qué pasa?
Lo miró a los ojos, y tomó una profunda respiración.
—Creo que deberíamos terminar con esto, no podemos seguir de este modo.
—¿Qué quieres decir? No lo entiendo —pronunció confundido—. ¿Es por qué no pudimos vernos? Tuve que viajar a hacer aquel retiro-
—No, no es por eso —lo interrumpió con calma—. Es por tu mujer.
—No puedo dejar a Marta ahora, ella no está bien de salud.
—Exacto, debes estar con tu mujer, y no aquí conmigo. Lo mejor es que nos olvidemos de todo, y sigamos con nuestras vidas. Fue lindo, pero ya está.
—Noe, sólo te pido un poco de tiempo, voy a dejarla, yo no la amo, pero entiende que ahora no puedo.
La morena negó con la cabeza, mirándolo con pesar.
—Yo no quiero nada serio, Cruz. Soy joven y quiero vivir mi vida, sin ataduras. Me gustas, pero no quiero una relación.
—Creí que entre nosotros había algo real, que tú sentías lo mismo. ¿Qué es lo qué buscas, Noe? ¿Dinero? ¿Sexo? Puedo dártelo si quieres. ¿Qué es lo que te molesta, realmente? ¿A qué le temes?
—A enamorarme —pronunció en un tono bajo—. Yo no quiero enamorarme, Cruz. No aún.
—Puedo ser el hombre que tú mereces si me lo permites.
—No, ¿Cómo podría confiar en ti? Engañas a tu mujer.
—Lo que sentí por Marta, jamás fue amor real, era cariño, admiración... Ella me ayudó a salir en mi peor.
—Y es por eso que debes quedarte a su lado, se lo debes.
—¿Para fingir que soy feliz?
—Sí, si así la haces feliz, hazlo. Ella no se merece que tú le pagues de ese modo... Ya no quiero verte, Cruz. No insistas.
...
Gracias a todas por sus lindas palabras y buenos deseos. Sayla ya se siente un poquito mejor ❤️💞
ESTÁS LEYENDO
La meretriz: Noelia (Libro 1)
RomantizmNo he tenido una infancia difícil, como muchas de mis compañeras. No he sufrido abusos en mi niñez o adolecencia. Simplemente, me he dedicado a lo que siempre me ha gustado, el sexo. Pero, alguien ha llegado a mi vida, que me ha hecho replantar sobr...