XXXV

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Se cubrió la boca con una de sus manos, al sentir como él la embestía. Con la niña en la otra habitación, temía que pudiera despertar y escucharlos, aunque estuvieran siendo lo mayor silenciosos posibles.

Se inclinó hacia ella, y la morena lo abrazó, recibiendo sus húmedos besos sobre su cuello, escuchándolo respirar pesado, diciéndole cuan hermosa era.

—C-Cruz —jadeó enterrando sus uñas en la espalda de él.

—¿Estás cerca?

Asintió con la cabeza, presionándose contra él, buscando ansiosa llegar al clímax. Hacía tanto tiempo no estaba con un hombre, que quizás por eso había aceptado tan fácilmente hacerlo con él.

Se mordió el labio inferior, llegando a su tan anhelado orgasmo. Cómo había extrañado aquella deliciosa sensación. Lo sintió salir de ella, y como se corría en el interior de sus muslos, antes de recostarse con cuidado sobre ella, besándola.

—Cruz me aplastas —se quejó jadeante, sintió su pesado cuerpo.

Ahora que se ocupaba más de su imagen, sentía que estaba siendo apresada contra la cama por un hombre fitness. Cómo su osito.

—Quiero sentirte —le dijo depositando suaves besos por su cuello, subiendo a su boca, probando sus labios—. Extrañé tanto estar contigo —pronunció entre besos cortos.

—Ya está —le dijo tomándolo del rostro, separándolo lentamente de ella—. Cruz, no te pongas meloso.

La miró a los ojos, con un brillo que le causó un vuelco en el estómago a la morena.

—Me gustas demasiado, Noe. Eres una mujer increíble, madura, hermosa, fuerte. Dios, eres única, una mamá tan cuidadosa, amorosa, tan atenta con nuestra hija.

—Basta —le pidió desviando la mirada.

Giró su rostro con cuidado, y la besó, sintiendo como ella le correspondía, pasando sus manos por detrás de su cuello.

—Esperaré lo que haga falta, sólo para que me aceptes.

***

—Dos semanas después—

Si había algo realmente bonito, y gracioso, era ver la expresión de Ángel, cada vez que Cruz besaba a Noelia. La niña se quedaba viéndolos con sus grandes ojitos café abiertos, con asombro.

—Hermosa —le dijo entre besos, sonriendo.

—Ya basta —sonrió divertida, observando a Ángel—. ¿Has visto su carita? Ella luce confundida.

—Es que no entiende como su papá puede querer tanto a su mamá.

Noelia rodó los ojos, y le dio un último beso corto en los labios a Cruz, antes de dirigirse a su hija para tomarla en brazos.

—Ignora al tonto de tu papá —sonrió besando su cabecita.

Escucharon el timbre del departamento, y Cruz tomó a la niña, mirando curioso a Noelia.

—¿Nati volvía a esta hora?

—Creo que no, pero iré a abrirle —le dijo saliendo de la habitación de la bebé.

Al llegar a la sala, y abrir la puerta, se encontró con Downey.

—Terminé con Trisha —le dijo abrazándose a ella, haciéndola tambalearse—. Me siento muy mal, bonita.

Cruz venía llegando a la sala con Angy en brazos, cuando observó el momento en que Downey besaba a Noelia, y ella no se oponía.

Los miró a ambos, y cuando ella lo separó con delicadeza, observó incómoda a Cruz, que estaba con la niña.

—O-Osito... Él es el papá de Angy.

...

La meretriz: Noelia (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora