2. Paraguas

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—¡Skye!— escuché la voz de Jug, de inmediato volteé y corrí a sus brazos, los cuales me rodearon tan fuertemente —¿Cómo está él?—preguntó acariciando mi cabeza.
—Estará bien, Archie está con él ahora.— cerré los ojos mientras estaba bajo su protección, sentía que podía resistir todo siempre y cuando él estuviera a mi lado.

Después de un rato Betty, Ronnie, Kevin y Cheryl llegaron al hospital para acompañarnos. Cuando mi hermano salió de la habitación, tenía los ojos rojos y su expresión era clara, estaba devastado; sabía lo que sentía, la culpa lo estaba carcomiendo y necesitaba desahogarse.
—¿Ronnie, puedo hablarte un segundo?— dije levantándome de la silla. Ella me siguió y fuimos a la esquina de la sala de espera, la cual ahora estaba llena con amigos nuestros.
—¿Hay algo que pueda hacer por ti, Skye?— preguntó la peli negra
—De hecho, si. Archie está devastado, sé que se siente tan culpable pero no hablará conmigo. ¿ Podrías...?— expliqué
—No te preocupes, linda. Yo me encargo.— me interrumpió con una sonrisa, la abracé y regresamos a la sala. Ya era medio día y hora de poner orden.

Agradecí a todos que hayan venido a ver a mi padre, pero era momento de irse. No tenía sentido que estuvieran aquí si no serían capaces de hacer nada ante la situación.
—Yo me quedaré esta noche, por favor llévala a casa y que duerma.— le pidió mi hermano a Jughead.
—¿Estás seguro que no quieres que venga a media noche para que duermas un poco?— pregunté preocupada.
—No, pequeña. Tu descansa, estaremos bien, yo lo cuidaré.— aseguró. Aún podía sentir el dolor a través de sus palabras.

Jughead y yo fuimos en mi motocicleta a mi casa, se veía tan sola y sombría. Jug me ordenó darme una ducha y dijo que él prepararía la cena, aunque sabía que iría a Pop's por unas cuantas hamburguesas. Cenamos en la sala con Vegas, esta vez nuestras voces eran lo único que llenaban esas cuatro paredes; le conté de todo lo qué pasó con mi padre y él me dijo que F.P estaba cambiando demasiado y claro que yo lo había notado, pues después de salir de prisión el hombre era otro.
Estábamos acostados en mi cama, bajo las cobijas abrazados
—Creo que dejará a las serpientes.— vaciló Jughead.
—Tal vez él necesita avanzar. Entrar a una nueva etapa de su vida donde su pasado no lo persiga ni lo atormente. Jug, necesita que entiendas que está haciendo esto por el bien de todos.— intenté explicarle.
—Lo sé, sé que necesita un cambio pero es solo que siento que es por mi ¿sabes? Recién entré a la pandilla y él se va.— me acercó más a su pecho.
—Sabes qué no puede haber dos reyes para una misma dinastía ¿verdad?— lo reconforté, pues tenía este presentimiento de que F.P no sé iría por nada. Es decir, puede que Jughead sea la razón por la que F.P dejé a las serpientes, pero no por una mala causa. Desde el día que Sweet Pea llegó pidiéndome ayuda acerca de los bulldogs y Jug me salvó de tener que preguntar de que rayos estaba hablando, supe que mi chico tenía el liderazgo en la sangre. Siempre había tenido ese don de liderar a la multitud sabiamente.
Acariciaba mi cabello suavemente mientras hablaba algunas cosas más, poco tiempo después su calor y mi respiración nos arrullaron y caímos rendidos en los brazos del otro.

Por la mañana llamé a Fangs, quién ayudaba en Pop's con los pedidos a domicilio, sus habilidades con la motocicleta y su amor por la comida unidos por un trabajo perfecto. Pedí un par de malteadas y sándwiches para llevar al hospital, mientras tanto yo me dispuse a preparar el desayuno en casa. Estaba de buen humor y además, a Jughead le encanta cuando cocino.

—Mmm... buenos días, princesa.— habló mientras entraba a la cocina, me abrazó de la cintura por detrás, puso su cabeza entre mi cuello y mi hombro y me dio un dulce beso en la mejilla. No pude resistirme, me di la vuelta, lo abracé por el cuello y después de un segundo de mirarnos fijamente me acerqué a sus labios, deposité un tierno beso y mientras tanto tomé un poco de harina con mi mano, nos separamos y el sonrió dulcemente. Sonreí de vuelta y un segundo después, lancé la harina que aguardaba en mi mano a su cara.
—Las pagarás, Andrews.— me advirtió y de inmediato corrí al otro lado de la cocina. Entre risas y amenazas corríamos arrojando harina por la cocina, luego por la sala, el piso de abajo, las habitaciones, el piso de arriba y pronto toda la casa. Nuestras risas eran lo único que resonaba entre las paredes. Estaba escondida en la habitación de Archie, detrás de la puerta cuando de pronto el silencio inundó la casa, cinco segundos después entró Vegas como si ya supiera donde estaba y fue hacia mi. Lo acaricié y entonces Jughead entró y me cargó de la cintura sobre su hombro. Me llevó a mi habitación, me tiró en la cama y no tuve un segundo para respirar cuando me atacó con cosquillas. Entre las risas y forcejeos supe que el era mi paraguas durante la tormenta, no importaba lo mal que estuvieran las cosas, con el todo estaba bien.

dedicado con todo el amor y agradecimiento por tanto apoyo a:
Alessa23245

Our New Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora