28. Resiste

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Estaba en casa terminando de arreglarme para el gran partido, coloqué mi moño y tomé mi chaqueta. Bajé las escaleras rápidamente y grité para despedirme de papá.
—Volveré después de cenar con Jughead.— avisé.
—¿Olvidas que yo los llevaré?— habló mi padre tomando su chaqueta. No estaba acostumbrada a que nos llevara porque casi siempre nos veía allá, por el trabajo y eso.
—Oh cierto, genial.— exclamé y después grité el nombre de mi hermano para apresurarlo.

Íbamos en la camioneta de papá con las ventanas abajo y la música a todo volumen. Cómo Archie había sido el último en bajar, él debía ir en medio. Conversamos y reímos como no lo habíamos hecho en mucho tiempo y por un momento deseé que el camino se pudiera alargar para seguir así.

—¿Dónde demonios estabas?— corrió Cheryl hacia mi cuando bajé del vehículo.
—En casa, ¿algún problema?— exclamé seria.
—¿Le dijiste?— preguntó desesperada. Suspiré.
—Lo hice, salió bastante bien, gracias.— respondí y comencé a caminar a los vestidores no quería hablar del tema. Cuando íbamos pasando por un salón me empujó dentro y cerró la puerta bruscamente. Joder.
—¿Cheryl?— solté insegura.
—Aquí tienes, toma dos. Ayudará con las náuseas y te hará concentrarte mejor.— me extendió un nuevo bote de pastillas, las recibí dudosa y ella salió de inmediato. Estudié el bote naranja, la etiqueta estaba incompleta. Definitivamente eran prescritas pero la parte donde venía el nombre estaba desgarrada a excepción de dos letras que alcanzaban a percibirse, la primera y la última. J... m. Jason Blossom saltó en mi cabeza de inmediato y sentí mi estómago revolverse. Maldije y tan rápido como pude tragué las píldoras, no quería vomitar a medio espectáculo.

Al llegar a los vestidores, unas chicas me ayudaron a ponerme brillos en la cara y luego llegó Ronnie con un increíble juego de sombras de los colores del equipo. Todas estábamos listas para salir así que nos animamos y salimos de los vestidores dispuestas a salir a la cancha. Al cruzar la puerta, vi a Jughead esperándome en el pasillo y después de que Cheryl lo aprobara, hablé con él.
—Hey.— solté con aire.
—Hola, cariño.— me besó lentamente.
—¿Está todo bien?— pregunté un poco confundida.
—Skye sé que es egoísta pero no quiero que subas ahí. La idea de que estes dando vueltas en el aire con lo que podría ser nuestro bebé dentro de ti... no lo sé.— confesó y me hizo enternecer.
—Jug esta es mi oportunidad, si no lo hago ahora y en verdad estoy...— miré a todos lados en busca de algún oyente —Embarazada.— lo dije y suspiré —No podré hacerlo de nuevo. Confía en mi, Cheryl me ayudó a prepararme.— acuné su rostro en mis manos y deposité un casto beso en sus labios.
—¿Cheryl?— río incrédulo y al siguiente instante, escuchamos a la mencionada gritar mi nombre.
—Si ella me dio estas... pastillas— busqué el bote de pastillas pero entonces recordé que lo había en mi casillero —Demonios están adentro pero...— intenté apresurarme a decirlo todo. A hacerle saber que estaría bien.
—Woah, woah, woah, woah, ¿pastillas?— Cheryl gritó de nuevo mi nombre acompañado de unas cuantas amenazas y ahora enserio tuve que irme. Lo besé una vez más y me alejé de él gritándole que todo estaría bien.

Escuchamos la presentación del equipo de animadoras por el micrófono, salimos corriendo y gritando mientras agitábamos los pompones en el aire con todo el entusiasmo posible. Iniciamos una rutina sencilla para después ver a los chicos entrar al campo junto con sus contrincantes en direcciones opuestas, fue una entrada increíblemente buena. Comenzamos con las rutinas de juego, que eran básicamente gritar porras al unísono y agitar los pompones en línea y sincronizadas.

Llegó el medio turno y fue nuestro momento para tomar la cancha, corrimos al centro y comenzamos con la rutina que tanto habíamos practicado las últimas semanas. Duraba aproximadamente tres minutos porque debíamos cubrir un tercio del medio tiempo, que era de quince minutos pero entre el acomodo se los equipos de animadoras de ambas escuelas, teníamos el tiempo justo.

Mi momento había llegado, era hora de terminar nuestra actuación con un maravilloso broche de oro. Subí la pirámide poco a poco, estaba competente concentrada y determinada a llegar a la cima, solo faltaba un nivel. Logré llegar a la punta y todo el público aplaudió, pude ver a mi padre entre la multitud, se había levantado de su asiento y estaba gritando y aplaudiendo con tanto entusiasmo.

En un segundo, todo tuvo una especie de flash borroso y sentí que todo el cuerpo me pasaba, mis ojos eran tan pasados que no podía mantenernos abiertos, la sonrisa de desvanecía de mi rostro que se había inundado con miedo. Con mis pocas fuerzas avisé que bajaría ya y para mi suerte, mi equipo estaba esperándome con los brazos extendidos para poder sostenerme. Al intentar ponerme en el piso, una de las chicas se dio cuenta de mi estado y todas ellas me sacaron de la cancha en un movimiento limpio y disimulado, tanto que parecía parte del acto, por suerte habíamos terminado la rutina.

Me llevaron a los vestidores, todo lo que gritaban yo lo escuchaba como si estuviera bajo el agua, sentía mis ojos irse de repente y el aire me estaba haciendo falta. Me ayudaron a sentarme y comenzaron a revisarme, alguien me pasó una luz por los ojos que se veía muy borrosa, después me hicieron beber agua y me hacían aire con lo que supuse eran un par de hojas. 

Entre los sonidos lejanos después de muchos cuchicheos escuché un estruendoso golpe, seguido unos cuantos gritos. Sentí que me tomaron en brazos y escuché un lejano "resiste". Intenté reconocer a quien me llevaba en brazos y por el olor supe que era un jugador, después vi su característico pelo naranja y entendí que era mi hermano.
—Arch... el... juego.— puse todo mi esfuerzo en mantenerme ahí.
—Eso no importa, Skye. Vamos al hospital.— El cansancio era demasiado como para maldecir.

Our New Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora