8. Nosotros

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—¡Yo no los estoy culpando!— grité harta de todo lo que hablaban. No dejaban de hablar sobre el Norte y cómo los culpaban del asesino suelto.
—¡Ellos si, Skye!— respondió Tall Boy. Dolió un poco porque él solo me llamaba por mi sobrenombre. —¡El norte nos culpa de la delincuencia, las drogas y del asesino! Creen que somos nosotros el problema de Riverdale.— siguió y se dirigió al resto. Todos lo apoyaban. Estaba fúrica, no podía creerlo.
—¡Escuchen!— subí a una mesa junto a Tall Boy —No sé si recuerden pero el hombre al que dispararon fue mi padre y él no cree que fuera alguien del sur. Él no los culpa y yo tampoco. Dejemos esto de lado y demostremos que el sur puede ser el mejor lado de Riverdale.— intenté dialogar.
—Niña, sólo son dos. Todo el lado norte está en contra de las serpientes.— me habló Tall Boy.
—¡Cambiemos eso!— tenía una ligera de esperanza que alguien me apoyara.
—¡Dándoles una lección!— gritó Big Boy, todos hicieron bulla.
—¿Eso quieren?— grité de vuelta, recibí una ovación como respuesta. Un segundo que duró mil años pasó, y entonces tuve que tomar una de las decisiones más difíciles de mi vida. Deslicé mis brazos por el cuero de la chaqueta, sentí cada roce de la tela contra mi piel una última vez e inhalé su inigualable aroma. Mis ojos comenzaron a cristalizarse pero me esforcé en dejar las lágrimas para después.
—Estás no son las serpientes a las que me uní.— tenía mi chamarra en manos.
—Pues tal vez te equivocaste, nortecita.— se escuchó entre la multitud.
Miré directo a los ojos a Tall Boy, todo el mundo estaba en silencio, expectante. Estiré mi mano con la chaqueta golpeando el pecho del hombre parado frente a mi, estábamos parados sobre una mesa frente a toda la pandilla. En cuanto le di mi chaqueta comenzaron los murmullos, él la agarró lentamente e inseguro. —Si, tal vez— solté y baje de la mesa de un salto. Me abrí paso entre la multitud y salí del lugar. Esta presión en el pecho comenzaba a hacerse presente, las lágrimas de tristeza y coraje salían sin parar. Mientras conducía mi motocicleta pensaba a donde ir, su rostro apareció inmediatamente en mi mente y me desvié hacia la escuela.

Al llegar, corrí a buscarlo al azul y oro, ahí estaba tan concentrado en su información que me golpeé mentalmente por interrumpir.
—Oh, hola.— dio un vistazo muy rápido y acomodo unas hojas —No sabía que vend...— habló y volteó, en cuanto vio mi cara, se acercó y me envolvió en sus brazos. Me acercó a su pecho con tanta fuerza que me sentí completa. —¿Qué ocurrió?— preguntó Jug sin separarse de mi.
—Pues... hubo una reunión de la pandilla.— su reacción no fue de sorpresa así que pregunté —¿Tú lo sabías?—
—Claro, todo el mundo lo sabía ¿por qué preguntas?— respondió
—Pues al parecer yo no. En fin, Sweet Pea quería verme pero le dije que estaba ocupada y que sería mejor después. Entonces él mencionó la reunión y le dije que iría para allá.— le conté todo con lujo de detalles, la reacción de Tall Boy, lo enojados que estaban todos y finalmente le dije que había entregado mi chaqueta.
—¿Que hiciste qué?— se sorprendió un poco —¿Pero qué demonios, Skye?— respondió. Esta vez la sorpresa fue mía al ver su reacción.
—¿Perdón? ¿A qué te refieres? Tu me has enseñado que lo más importante es ser fiel a tus principios. Esto está por fuera de los míos y no estoy dispuesta a dejar de lado mis ideales por los de la mayoría. No es justo.— expliqué molesta.
—Mira yo entiendo y estás en todo tu derecho de hacer lo que te plazca. Pero se me hace ridículo que nos dejes solo por eso.— dijo Jughead.
—¿Jughead, te estás escuchando ahora mismo?— me sentía atacada, no quería creer lo que estaba pasando —No te estoy dejando a ti. Jamás lo haría.— me acerqué a él buscando acunar su rostro en mis manos pero él me tomó de las muñecas.
—Sé perfectamente lo que digo, Skyelar.— su agarre era un poco fuerte e intenté deshacerme de el. Él de inmediato lo notó y me soltó rápidamente, dio media vuelta y caminó para alejarse —Escúchame, yo solo estoy diciendo que creo exageraste un poco.— habló.
—De acuerdo, ¿qué demonios es todo esto?— este no era el Jughead que conocía. ¿Qué diablos le pasaba al universo?
—Es la verdad, Skyelar. Siempre exageras todo, haces de todo una telenovela. ¿No crees que estás algo grande para seguir jugando a la niñita dramática?— explotó. Había detonado una bomba que jamas creí capaz de activarse.
—¡Mi padre casi muere!— grité, estaba iracunda —¿Acaso no lo entiendes? ¿Es muy difícil para ustedes empatizar un poco? ¡No todo es sobre las malditas serpientes! Se trata de mi padre. El hombre que me enseñó a andar en bicicleta, el que me ayudó a superar el abandono de mi madre, el que jamás me dejó sola y el que leyó un estúpido libro sobre la menstruación para poder explicarme sobre eso.— comenzaba a sentir mis mejillas arder y mi corazón acelerarse —Así que no, no dejare de "jugar a la niñita dramática" mientras se trate de él o de mi familia.— hice las comillas con mis dedos.
—Que estupidez.— bufó pero alcance a escucharlo.
—¿Sabes que si es una maldita estupidez?— estaba al borde del llanto pero no me iba a permitir llorar frente a él ni una vez más. Jughead volteó a verme con una cara de disgusto y podía decir que estaba harto, por la mirada en sus ojos. Me miraba esperando una respuesta dramática, seguramente. Grité mientras sentía mi corazón romperse —Nosotros.—

Our New Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora