30. Cerca

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Se preguntarán ¿cómo lo sabía todo? Pues no lo hacía, pero tenía una idea y una gran imaginación, además de un fabuloso don de la manipulación.
—¿Todo?— habló Cheryl dudosa. Asentí.
—Sé sobre Jason, la receta...— esperaba que me detuviera porque se me acaban las ideas.
—De acuerdo.— habló casi al instante. —Lo lamento. No creí que te dañarían así.—pude ver un destello de arrepentimiento y sinceridad en sus ojos y me conformé.

He pasado dos días en el hospital, en los que he tenido demasiado para pensar. Había algo que no cuadraba, un enorme hueco que faltaba llenar para conectar las dos partes de la historia pero no sabía dónde empezar... hasta ahora. Recordé aquella vez en el funeral de Jason, cuando Nana Rose nos habló a mi y a Jughead cuando irrumpíamos en la habitación. Era claro que ella sabía algo y ese algo también la conectaba con los Cooper. Cuando Archie estaba ayudando a Betty, escuché un par de cosas entre sus conversaciones y por fin pude tener una pista.
—¡El orfanato de las hermanas de la misericordia!— concluí y me propuse que ese sería el primer lugar al que iría en cuanto estuviera bien.

Pasaron un par de días más y ya estaba en casa, hoy por fin volvía a la escuela, lo que significaba que hoy me escaparía con Jug al orfanato para investigar más.
—¿Estás segura de esto?— preguntó mi novio antes de entrar a la oficina de la hermana Woodhouse. Sin dejar de mirarlo, sonreí y llamé a la puerta.
Había tenido suficiente tiempo para hacer una investigación a fondo de la cabeza de este orfanato. Debo admitir que también me aproveche un poco del hecho que Cheryl me había mandado al hospital para obtener información extra y poder sacar de aquí la información que necesitaba. 
—¿Así que me está diciendo que el chico, Charles Cooper, encontraron su cuerpo?— hablé seria e incrédula.
—Colgando del árbol, no pudo soportarlo.— parecía no darle mucha importancia. Conversamos un poco más y conseguimos información muy valiosa a cambio de no divulgar la suya. Mientras nos dirigíamos a la salida, pasamos por la sala donde estaban todas las chicas y sorprendentemente, mis ojos se detuvieron en una que conocía.
—¿Ethel? ¿Pero qué rayos?— exclamé sin poder creerlo.
—Hola, Skye.— fingió una sonrisa, luego miró a Jug y le hizo una reverencia. —Hellcaster.— lo miró directo a los ojos de una manera muy extraña, debo admitir que mis celos salieron a relucir. Tomé la mano de Jughead y entrelacé nuestros dedos, el supo lo que pasaba y me rodeó de la cintura, escondiendo su risa.
—¿Qué haces aquí?— pregunté con un tono más frío.
—Tenemos que mantener vivo al rey. Nadie más que yo lo puede hacer, soy la princesa.— sonrió y no entendí absolutamente nada de lo que me había dicho. Mi expresión bastó para que todos reconocieran mi falta de entendimiento y Jug siguió con la conversación, al parecer el sabía perfectamente de que estaba hablando.
—¿Dónde está él?— preguntó y ella se inundó en pánico, buscó cualquier excusa para evadirlo.
—Yo... debo... yo debo tomar mis medicinas.— se excusó y fue a formarse a la fila que hacían las demás chicas. Me pareció muy extraño que absolutamente todas, sin excepción tuvieran que tomar medicinas, así que me acerqué a una de las chicas y di un vistazo a su vaso de papel, pero en cuanto me vio dio un salto asustada.
—Lo siento, no quería...— su piel comenzó a palidecer y calló al suelo, yo comencé a alarmarme, Jughead llamó a la enfermera y mientras yo intentaba calmar a la chica, las demás solo miraban. Cuando vi que la enfermera venía, me di cuenta que la chica había soltado su vaso en el suelo, un poco del contenido se había caído pero aún había suficiente en el recipiente así que  en un movimiento rápido y sigiloso lo tomé para guardarlo en mi bolsa.

—¿Estás seguro?— pregunté a Sweet Pea.
—No cabe duda, son Fizzle Rocks.— él habló y Fangs asintió.
—Los Ghoulies están en eso, no sé de donde las sacan pero parecen estar en todo Riverdale ahora.— explicó Fangs y soltó su tiro en la mesa de billar.
—Debo encontrar de donde vienen antes de que sea muy tarde.— hablé por lo bajo, fue más que nada un mensaje para mi misma.
—Escucha Flame, los Ghoulies están en su rollo y nosotros muy ocupados manteniéndolos fuera del sur. No digo que no lo hagas, solo que tengas cuidado. Sabes que trabajamos duro para mantener las calles limpias de todo eso.— me advirtió Sweet Pea y yo no supe que decir. Tenía razón, pero necesitaba llegar al fondo de esto porque de lo contrario no importarían más los bandos, todo Riverdale se estaría hundiendo en drogas. Di un ligero vistazo a su jugada y me di cuenta que Fangs estaba apunto de ganar. —Ocho a la esquina.— señalé y el movimiento salió tal como se esperaba. Fogarthy celebró y Sweet Pea reprochó cómo niño pequeño.
Salí del bar y me dirigí a casa, tenía que encontrar una solución más fácil para todo esto.

Cuando iba estacionando la motocicleta en el patio trasero, escuché un terrible sonido dentro de la casa. Mi mente lo relaciono inmediatamente con un disparo, lleve mis manos a la boca y de inmediato corrí a la puerta principal para ver como un hombre se alejaba corriendo, tenía una capucha negra. Entré desesperada y vi a mi hermano abrazando a mi padre en el suelo. El aire me hizo falta y sentí como si mi corazón se hubiera detenido.
—Estoy bien.— habló con dificultad mi padre y levantó su camisa. Gracias al cielo tenía un chaleco antibalas, Archie tomó eso como un "adelante" y salió corriendo en busca del intruso. Yo me quedé a ayudar a mi padre, no sin antes soltar unas lágrimas y abrazarlo lo más fuerte que me lo permitieron mis brazos.
—Estuvo cerca.— exclamó papá.

Our New Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora