17. Diferente

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Gracias al cielo, nadie le había dicho a mi padre acerca de los eventos en la fiesta de F.P y prefería que así se quedase. Habían pasado dos días desde entonces y recién había regresado a casa de la práctica de animadoras, no estaba del mejor ánimo ya que Cheryl había logrado sacarme de mis casillas una vez más.

Al llegar a casa, tomé un largo y relajante baño cuando me di cuenta que la herida se había abierto de nuevo, maldije en voz alta y odié a Cheryl un poco más de lo que lo había hecho hasta ahora. No quería volver al hospital así que solo usé una bandita.

Estaba escribiendo un artículo cuando mi teléfono sonó.
—¿Archie, qué demonios?— fue lo primero que dije al contestar la llamada, se suponía que estaría en casa hace dos horas.
—Necesito un favor. ¿Dónde está papá?— parecía acelerado.
—Salió hace dos minutos a una reunión con los Lodge. Enviaron a su chofer a recogerlo.— respondí.
—Bien, necesito que traigas la camioneta a la carretera que va hacia Greendale.— pidió y antes de que pudiera aceptar habló de nuevo —Y que sea rápido por favor.— colgó.
Bufé y busqué una chaqueta, tomé las llaves de la camioneta y le dejé una nota a papá diciéndole que estaría en casa de Kevin.

El camino estaba muy solitario, el hecho de que era casi de madrugada lo hacía un poco tenebroso, el viento movía a los árboles y hacía caer algunas ramas. Al llegar a la autopista vi a mi hermano en medio de la nada, solo y con una camioneta. ¿Qué carajos? Archie me dijo que había pinchado una llanta y necesitaba una refacción.
—¿De quién es la camioneta? ¿Y qué demonios haces aquí?— interrogué mientras le entregaba la llanta de repuesto.
—Larga historia, te explicaré en el camino.— cambió la llanta tan rápido que apenas pudimos hablar, después subió a la camioneta y me pidió que lo siguiera en la otra.

Después de varios minutos de camino, llegamos a una estación de servicio donde Archie se estacionó al lado de otra camioneta y bajó corriendo a un diner que estaba en frente. Yo imité su acto y al entrar al restaurante pude ver a Jughead con un hombre viejo y una mesera molesta.
—De acuerdo, yo pagaré.— habló mi hermano y el señor salió del lugar muy molesto. Jughead intercambió un par de palabras con Archie para después ir conmigo.
—¿Que haces aquí, Skye?— preguntó en un susurro.
—Podría preguntarte exactamente lo mismo.— respondí a la defensiva.
—Escucha, vuelve a casa. No es seguro.— tomó mi brazo.
—Sé cuidarme sola.— moví mi extremidad. —Además, Archie fue quien me llamó.— solté y caminé a la tienda de al lado. Entré a buscar un par de aperitivos para el camino, según lo que Archie me había dicho mientras hacíamos llamada conduciendo hasta aquí, se dirigían a Greendale y aún faltaba la mitad de camino así que compre un par de cafés helados y papas fritas.
Cuando salí del lugar, los chicos estaban esperándome a un lado de los vehículos.
—Gracias por venir, Skye, pero ahora debes volver a casa.— me dijo mi hermano. Reí ante la ironía y me negué.
—Estamos más cerca de Greendale que de Riverdale. Además lo que sea que estén haciendo aquí a esta hora no es para nada normal, ustedes irán a donde tengan que ir y yo estaré detrás de ustedes. No me bajaré del auto si eso es lo que quieren pero definitivamente no voy a volver ahora.— expliqué y subí a la camioneta. Tuvieron que conformarse con eso ya que ambos sabían que no haría menos.

Conducimos hasta unas bodegas donde antes de bajarse del auto recibí una llamada de
mi hermano en la cual me pedía por milésima vez que no bajara del auto por nada del mundo. Mientras comía una bolsa de papas, los vi bajando una enorme caja de madera de la parte trasera de la camioneta, fue entonces cuando entendí de que se trataba. O al menos eso creía.

Salieron un par de minutos después y subieron al vehículo, Jughead sacó la mano por la ventanilla haciendo una seña para que los siguiera y condujimos unos metros lejos del
lugar. Cuando estábamos en medio de la nada, pararon la camioneta. Me bajé un poco mareada ya que el viaje ya había sido demasiado largo, sin embargo los enfrenté como si nada.
—¿Me dirán qué sucede?— pregunté enojada.
—Ya pasó ¿de acuerdo? Ahora, Jug tú conduce esta camioneta, yo llevaré la otra. Skye, ve con él.— habló mi hermano, señalando a Jughead la camioneta de mi padre. Le dediqué una mirada fulminante y me dirigí al auto, podría estar muy enojada pero por el semblante tenso de mi hermano, me indicaba que ocurría algo más.
—¿Qué carajos fue todo eso?— pregunté al entrar al vehículo con Jughead.
—Skye...— bufó, lo cual solo me hizo enojar más.
—Escucha sea lo que sea en lo que estés metido te diré dos cosas. No arrastrarás a mi hermano ni a las serpientes contigo.— agarré su chaqueta y la moví un poco —Y no quieras intentar...— seguí hablando más rápido y él me interrumpió.
—Skye, escúchame.— tomó mis manos entre las suyas —No lo haré ¿de acuerdo?— me obligó a mirarlo a los ojos —Lo prometo.—
—¿Así como prometiste jamás dejar de amarme?— la rabia se apoderaba de mi.
—Escucha, eso es diferente...— intento excusar.
—¿En qué sentido es diferente, Jughead? ¿En qué maldito sentido? Una promesa es una promesa y tú rompiste una muy importante así que no me culpes si en este momento me cuesta creerte.— mis ojos comenzaban a ponerse llorosos y yo intentaba evitarlo a toda costa.
—Jamás dejé de amarte.— susurró mirando hacia adelante. Sus palabras me golpearon como un montón de ladrillos y mi estómago dio un gran vuelco.


Our New Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora