23. Amor

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La luz que se colaba por la ventana golpeaba mi cara y me hacía despertar. Me moví entre las sábanas buscando su cuerpo y cuando lo sentí, me acerqué a él. Jughead estaba acostado boca arriba, mientras yo estaba boca abajo con una de mis piernas sobre las suyas y mi cara sobre su pecho desnudo. Esta sensación que me inundaba, la quería siempre. Saber que sin importar nada de lo que pasaba afuera, nosotros estábamos bien en nuestra pequeña burbuja, juntos y solo los dos.

–Buenos días, mi bella durmiente.– escuché su voz un poco ronca y un sonido parecido a un ronroneo abandonó mi garganta mientras sonreía con los ojos cerrados, busqué su rostro con mi mano y su risa inundó mi corazón. Recordé aquella vez que tomé pastillas de más y estaba casi cayéndome de sueño, literalmente, entonces Jughead se ofreció a llevarme a casa y cuando me dejó en la puerta, me dijo bella durmiente. Sonreí ante el recuerdo y dejé salir un gruñido cuando sentí cómo se movió para alcanzar mi boca y besarme.
–Tengo aliento mañanero, Juggie.– reproché antes de que me besara y voltee la cabeza para evitarlo.
–¿Crees que eso me va a detener?– me retó y recargó su brazo sobre la almohada. Debo admitir que nunca he sido fanática de los besos con aliento mañanero, sin embargo Jughead lo hacía para molestarme y yo solo reprochaba de más para molestarlo también. Era un juego entre nosotros, aunque ambos sabíamos que él siempre quebraba mi fuerza de voluntad y terminaba besándolo.
–No me vas a besar antes de que me lave los dientes.– giré para levantarme y dirigirme al baño cuando él me tomó de la cintura y me jaló de nuevo a la cama. Solté un pequeño grito cuando me dejó caer a la cama y saltó sobre mí, él sonrió satisfecho pensando que ya me tenía atrapada pero logré escabullirme y corrí fuera de la cama. Él salió corriendo atrás de mí y me atrapó cuando estaba a punto de salir de la habitación, me cargó en su espalda y me llevó de vuelta a la cama pero esta vez me atacó con cosquillas, no podía para de reír y él sabía perfectamente mis puntos débiles. Entre risas intenté rendirme, al ver que no me dejaba, intenté girarme pero su pierna se resbaló y cayó de la cama, sin embargo se aferró a mí y me hizo caer con él. Ahí estábamos, tirados en el piso reventando en carcajadas, por suerte yo estaba encima de él, me apoyé sobre mis rodillas, mientras él aún estaba debajo de mí y sonreí. Sonreí satisfecha de la vida, encantada con este momento y enamorada de este hombre, puse mis manos al lado de su cabeza para poder verlo de frente y él quitó el cabello de mi cara, sonrió y pasó su mano delicadamente por mi mejilla.

–Te amo, Skye.– susurró aún con su voz ronca y simplemente no pude contenerme más, sonreí y bajé la cabeza en rendición mientras negaba. Cuando su voz estaba en ese tono, simplemente se convertía en mi droga personalizada y es que estoy segura que nadie en el maldito universo podría resistirse a esa voz suya. Él sonrió mucho porque sabía que había ganado, con su mano levantó mi mentón y se acercó lentamente para después robarme el beso más lindo del mundo. Ahora no estaba dispuesta a separarme de él y al parecer tampoco él. Sus manos se paseaban sobre mi cintura, debajo de la playera suya que traía puesta; él comenzó a sentarse, puse mis piernas al rededor de su torso y después Jug se levantó conmigo para después acostarme sobre la cama y posicionarse sobre mí. No nos separamos ni un instante y aún así nos necesitábamos más, el deseo crecía y el calor aumentaba.

Sus manos se paseaban por todo mi cuerpo haciéndome estremecer, su tacto era increíblemente único; delicado, suave, seguro y atrevido, todo al mismo tiempo. Cada que sus dedos rozaban mi piel, sentía esta misma erizarse de inmediato y un hormigueo recorría cada parte de mí, desde la punta de mi pie, por toda mi columna y hasta mi cabeza. Para este momento había perdido noción del tiempo y espacio, de absolutamente todo, Jughead tenía el increíble don de hacerme olvidar absolutamente todo siempre que sus manos estaban sobre mí. Por mi parte, tenía mis manos jugando con su cabello y paseando de su cuello a su espalda baja, mi tacto era un poco más desesperado, sin embargo cuando fui a su abdomen, lo suavicé un poco. Pequeños ruidos salían de nuestras bocas, inconscientemente, mientras trazaba un camino con sus besos de mi boca a mi cuello, yo solo lo pegaba más a mí, necesitaba tenerlo cerca y sentirlo aún más cerca. Comencé a sentir una ligera presión sobre mi entrepierna que aumentaba rápidamente, al mismo tiempo, Jughead se ocupaba de quitarme su playera. Debido a nuestra noche anterior, únicamente teníamos la ropa interior de abajo y yo su playera, así que eso facilitaba todo.

Éramos solo nosotros dos en este momento, nada más importaba, todo estaba bien mientas él estuviera conmigo y yo con él. Se sentía tan bien tenerlo de vuelta, por dios había extrañado tanto a este chico que ahora me costaba imaginar una vida de la que él no sea parte, de la forma que fuera, sabía que siempre lo necesitaría cerca.
Susurré una simple pero necesaria cosa para después besarlo y hundirnos en las sábanas.

–Te amo más.–

Our New Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora