27. Extrañas

648 51 4
                                    

Después de algunas horas de entrenamiento con Cheryl, finalmente nos dejó ir. Eran la una de la tarde y el gran juego era hasta las cinco, por lo que tomé un baño relajante en los vestidores y me alisté para ir a Pop's con Jug. 

—¿Lista?— preguntó sonriente cuando me vio salir por la puerta, él estaba esperándome recargado en su motocicleta. Asentí y me extendió un casco para después irnos. Podía sentir la tensión recorrer mi cuerpo, estaba más nerviosa que nunca, aún no tenía idea de cómo iba a decirle ya que la última vez fue un fracaso. Perdida en mis pensamientos, ni siquiera noté el camino hasta que llegamos.

Nos sentamos en la mesa de siempre y mientras él esperaba en la barra por nuestra orden, yo seguía discutiéndome qué pasaría.
—¿Skye?— habló haciéndome salir de mi trance. Me di cuenta que ya estaba sentado y había traído malteadas y una orden de papas para compartir, que para ser honestos, se terminaría comiendo él solo. —¿Estás bien?— preguntó y pude sentir el calor subir a mi cara, pero rápidamente me di cuenta que no era lo único que estaba subiendo. Sin decir nada, salí corriendo al baño que por suerte estaba muy cerca. Cerré de un portazo y me apoye sobre mis rodillas inclinándome al excusado. De nuevo, estaba vomitando. Escuché unos fuertes golpeteos en la puerta acompañados de la voz de Jughead gritando mi nombre. Tiré de la cadena y me enjuague la boca rápidamente antes de abrir. En cuanto me dejé ver, Jug empujó la puerta y me tomó en sus brazos como revisándome si tenía alguna herida. Después subió sus manos a mi rostro y me obligó a mirarlo a los ojos, cosa que yo estaba evitando.
—¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor?— puse mis manos sobre las suyas, que seguían en mi cara y hablé.
—Solo... solo necesito... un segundo ¿si?— dije con una sensación muy rara y estaba segura que esta vez ya no era mi estómago. Fingí una sonrisa y él lo notó pero aun así accedió.
—¿Estás segura?— preguntó sin dejar de darme esa mirada de preocupación. Asentí y lo miré por un segundo, a la vez que le dije que lo vería en la mesa. Él, inseguro se alejó sin darse la vuelta hasta que yo cerré la puerta. Respire profundamente un par de veces y cuando me sentí un poquito mejor, regrese a nuestro lugar. Llegué a la mesa y me senté frente a él con su mirada clavada sobre mi esperando una respuesta. Tomó mis manos sobre la mesa y acercó su cara a ellas, pues mi mirada estaba clavada en mis dedos. —Háblame por favor, linda. Estás matándome.— rogó un poco más. Por primera vez respondí a sus caricias y tomé sus manos también.
—Jug, aún no es seguro, pero todo indica que...— comencé pero no pude terminar. Él apretó su agarre y me miró expectante.
—¿Seremos papás?— soltó con un aire de incredulidad acompañada con alegría.
—No lo sé.— escupí y las lágrimas volvieron. Me rendí, no podía mostrarme como una mártir cuando no lo era, no con él. Esta vez era yo la que no dejaba de mirarlo a los ojos y él solo veía mi estomago asombrado.
—Contigo como su madre, ese bebé tendrá genes de dioses.— sonrió y besó mis manos sin quitar sus ojos de donde los tenía. —No puedo creerlo.— esbozó casi inaudible y por fin me miró a la cara, noté sus lágrimas abriéndose camino en sus ojos.

Tuvimos una charla increíble aunque la habíamos tenido que aplazar porque cuando le dije, en la escuela, Cheryl nos interrumpió casi arrastrándome a la cancha para practicar la rutina. Jug fue increíble y me dio absolutamente toda la confianza y seguridad que necesitaba en esos momentos; sin embargo dejé claro que yo no tenía ninguna intención de tener al bebé, no ahora. Aunque él no estaba del todo de acuerdo, no objetó demasiado.

Por mi parte, yo seguía aterrada, más que nunca. Rezaba por qué mi período llegara y que todo esto solo fuera un enorme par de coincidencias desafortunadas que me habían hecho pasar un muy mal rato.

Casi no pude comer, simplemente tenía la sensación de que si algo entraba a mi boca, saldría de ella más rápido que nada. Jughead me llevó a casa y antes de alistarnos para el partido, fuimos a mi habitación. No sé cómo terminamos corriendo por todos lados en ropa interior, fue de lo más divertido y sin duda me olvidé de todo lo demás. Al menos hasta que me di cuenta que alguien nos miraba desde la ventana de enfrente, en la casa de los Cooper. Mis risas cesaron y me acerqué dudosa y retadora a la ventana, el maldito no dejaba de verme mientras le preguntaba a Jug si sabía algo de eso.
—Oh, creo que es el hermano de Betty.— se acercó rápidamente, me cubrió con una manta y me alejo de la ventana.
—¿Hermano?— sus palabras me cayeron como agua helada al cuerpo. No tenía idea, me sentí extraña, rara, como si no conociera a la chica de al lado en lo absoluto.
—¿Todo bien?— se sentó a mi lado en la cama.
—Si, todo bien.— hablé rápido —Es solo que...— me tomé un segundo para dejar fluir mis emociones y después de un gran suspiro volví a hablar —Bueno yo solía ser la primera en entrarme de todo lo que pasaba en su vida y ahora solo somos dos extrañas que viven al lado de la otra.— solté y fue entonces cuando me di cuenta de lo mucho que me dolía el hecho de que la chica rubia que solía ser parte de mi vida desde que tengo memoria, ya no estuviera presente en ella.

Holaa quería decirles que espero que se encuentren muy bien y que estén sanxs en sus casitas. También quería darles un anuncio, ya había subido un par de capítulos pero me di cuenta que se repitió una parte de la historia pero en otra versión entonces ya se las arreglaré en la semana. Ya por último quiero dedicar este capítulo a _Alask4-Snap3 que me di cuenta que estuvo leyendo las dos temporadas!! Gracias a todxs por su apoyo, cuídense muchísimo, lxs amo













Our New Mystery || Jughead JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora