Lo divise cuándo ya estaba a punto de subirse al elevador, apresuré el paso y puse mi mano frente a la firme puerta de acero, haciendo que se abriera por completo. Me miró con ojos venenosos, entré y dejé que se cerrará.
No dije nada y él tampoco lo hizo.Llegamos a la planta baja y sin siquiera mirarme, salió, lo seguí. Salimos del edificio y vi como levantaba su brazo para llamar un taxi.
Me acerqué a TaeHyung.
-¿Estas enojado? -le pregunté.
-Déjame en paz -dijo sin mirarme. Tomé su brazo con cuidado e hice que me mirara.
-¿Qué es lo que te molesta?
-Que mi madre se comporte de esa manera -dijo -Y que personas como tú, le sigan el jueguito idiota. Ya no tiene 17 años, es una mujer adulta y con muchas décadas encima.
-Eres cruel -dije con gracia.
-No, soy realista -respondió.
-Bueno, señor realista, no creo que sea necesario que tomes un taxi, yo voy a llevarte.
-No quiero.
-Eres muy caprichoso.
-Si, y a mucho orgullo.
-¿Vas a dejar que te lleve? -pregunté.
Me miró fijo por unos segundos.
-Está bien.
Al terminar de decir ello, nos subimos a la moto y al cabo de unos minutos, llegamos a la puerta de su casa. Se bajó.
-Sano y salvo -le dije.
- Muchas gracias por todo, JungKook.
-No, no tienes por que. Ahora me debes una salida para el viernes.
Arrugó levemente la nariz.
-¿Tu crees eso JungKook, enserio? -habló como queriendo que eso no pasará, pero terminó asistiendo -Esta bien, acepto.
-Y si, no te quedaba de otra -dije sonriendo.
-¿A dónde vas a llevarme?
-Podemos ir al cine, luego a cenar y luego..
-¿Y luego que..?
-Luego te dejo en tu casa.
- Me parece bien.
-Perfecto, entonces mañana arreglamos todo cariño -le guiñe un ojo.
-Me parece bien -repitió. Sonreí al darme cuenta de que ya no chillaba cuando le decía 'cariño'.
-¿Ya no te molesta que te llame cariño?
-Si me molesta, pero es una perdida de mi tiempo decirte que no lo hagas, cuando igualmente vas a hacerlo.
-Estas en lo correcto.
Rió y entró a su casa.
Decidí que ya era hora de prender marcha hacia la mía.
Después de un pequeño intervalo de tiempo, llegué a mi casa y entré, eso era lo bueno de vivir solo, nadie estaba allí para molestarme o reprocharme. Me senté en el sillón y prendí la televisión. Mi celular comenzó a sonar.-¿Hola? -dije al atender
-¿Dónde estabas? -Me preguntó. Me tensé al escucharlo.
-Haciendo algunas cosas -contesté.
-Bueno, no importa. Llamo para decirte que el viernes tenemos una fiesta muy importante a la que debemos ir, los dos.