¡Es que no es posible! ¡Ni siquiera se giró a verme cuando coqueteaba descaradamente con uno de los tipos del lugar aún estando delante de TaeHyung. Al parecer de verdad... de verdad ya no le importo ni en lo más mínimo.
[...]
Llegué a mi casa y me tiré exhausto en mi lindo sillón, había ido a la oficina de mi padre y se me había hecho tarde allí. Tomé el control y prendí la tele.
-Conquístala/o, llevándole música a la puerta de su casa. Estamos completamente seguros de que caerá rendida/o a tus pies.
No puedo creer que la tele me acabara de decir eso. Era como... una sugerencia. Pero... ¿de donde voy a sacar yo músicos a estas horas y un lunes?
NamJoon se acercó a mí y se sentó a mi lado.
-¿Que te pasa? -me preguntó.
-No te importa, ocultador de información -le dije resentido.
-Si lo dices por Tae, de verdad te digo que no se que le pasa. Te juro que hoy le peegunté, y me dijo que de verdad ya no quiere tener nada que ver contigo, y que sí para hacer eso tendría que dejar de hablarte y mirarte, pues que estaba dispuesto a hacerlo.
-¿Me hablas enserio? -dije sin poder creer alguna palabra que salía de la boca de mi primo.
-Eso me dijo él -aseguró.
-Tengo que irme -me puse de pie -No me esperes despierto...
Corrí hasta el baño, me duché, me cambié y salí de mi casa lo más rápido que pude. Ya eran alrededor de las 12 de la noche y sí seguía perdiendo mi tiempo iba a llegar más tarde aún.
-¿Están listos? -les pregunté. Todos ellos asintieron. Había estado casi 2 horas buscando músicos y les había ofrecido el doble de lo que cobraban para que vinieran conmigo -Cuando escuchen un regaño, luego de eso... comienzan a tocar.
Todos volvieron a asentir. Los hice subir en el ascensor y nos bajamos en el piso 6.
Yo ya había encontrado la forma de entrar al edificio sin que nadie me abriera con la llave, eso se llama ser un genio. Les hice un gesto para que se quedaran escondidos del lado de los ascensores, mientras yo iba hacia el loft. Me acomodé bien y respiré profundamente.
Mi plan de arrepentimiento y conquista comenzaba aquí. Toqué el timbre, y luego miré mi reloj. Maldije por lo bajo al darme cuenta de que ya eran las dos de la mañana. Pero ya estaba jugando, no iba a irme hasta que me atendiera...
Volví a tocar, ya que nadie contestaba. Volví a hacerlo dos veces más.
-¡Ya va, maldita sea! -escuché gritar a TaeHyung desde adentro.
Eso, para nada, pero para nada, es un buen comienzo. La puerta se abrió y su hermosa figura estaba metido dentro de una sexy pijama, que se conformaba de unos dimutos shorts que dejaba ver sus estilizadas y largas piernas, tenía el cabello todo desordenado y una cara de dormido terrible. Sus ojos se abrieron bien.
-¡Grítame, aviéntame con lo que quieras, golpéame, ódiame, pero ya no me ignores! Me estas acabando -exclamé antes de que me pudiera decir algo.
-¡No puedo creerlo! ¡Son las dos de la mañana, Jeon! ¡Estaba durmiendo! ¿No pudiste decirme por la mañana en la Universidad?
La música comenzó a sonar y TaeHyung frunció el ceño. Yo sonreí para mi mismo. Y él clavó sus ojos en mí.
-Te traje música -le hablé sonriendo. Me miró frustrado.
-A veces de verdad me parece que te esfuerzas en ser intolerable, ¿Acaso lo quieres convertir en un deporte? -me preguntó irritado -Tengo vecinos...
