Capitulo 37

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El camino a casa fue mucho mas fácil. Eridan volvió a quedarse dormida mientras sostenía la muñeca en su regazo.

-¿Te ha gustado?-Rubén no me miro, seguía observando el paisaje por la ventana.

-Si. Donde yo vivo no hay vacas sueltas. Solo las he visto en el norte.

Tras un silencio, volvió a hablar.

-¿Que te gustaría hacer esta tarde?

-Pues...-me puse a pensar. Lo que de verdad me apetecia era llegar a casa y dormir, pero le sonreí y le conteste-¿Un paseo?

Se que se puede sonreír con la mirada, y el lo hizo.

-Claro. Me gustaría llevar a un... mesón.

Asenti. Lo que fuese con tal de estar a su lado. No podía explicarlo, pero me transmitía una energía que me hacia sonreír con cada palabra suya.

Cuando llegamos a casa, dejamos a Eridan en el sofá y subimos al cuarto.

-¿Quieres cambiarte?- me pregunto.

-No, ¿debería?

-Te lo recomiendo. Esta noches vas a pasar calor.

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