Cap 61

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Una vitrina iluminada débilmente me llamo la atención. Mire a través del rallado cristal: pequeñas joyas preciosas. Colgantes de diversas formas y anillos con diamantes. Admiré cada detalle. No es que me interesen las joyas, pero me encanta observar los destellos que lanzan.

Oí como el dependiente se acercaba. Mejor dicho, dependienta. Era una mujer mayor con pelo canoso y de fina figura. Sus manos estaban huesudas y secas, seguramente por el clima de Noruega.

Me hablo en noruego por lo que mire a Rubén, esperando a que me tradujera.

-Dice que eres muy bonita-sonrió Rubén.

Sonreí pues era la única manera de dar las gracias.

Volvió a hablar y espere a que Rubén hablara.

-Dice que tiene algo especial para ti.

-¿Para mi? -vi como Rubén se encogió de hombros mientras miraba una pequeña lamparilla.

Seguí a la mujer que arrastraba sus pies por el suelo de madera hasta que llegamos a otra vitrina.

Esta estaba llena de relojes. Pequeños, grandes, con piedras preciosas, con correas de piel...

Entonces pude ver uno que me llamo bastante la atención.

Blanco rodeado de pequeñas piedrecitas. Entorne los ojos y mire a la mujer. Y entonces vi esos ojos verdes vivos. Los mismos ojos del señor del bus y del aeropuerto.

Viaje solaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora