26•Preguntas.

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Al despertarme, me percato que Tristán no está. Hubiera sido lindo que todavía se encuentre abrazandome.

Reviso la hora, 08:10. ¿Tan temprano se levantaria?. Me pongo unas pantuflas y bajo.

En los pasillos llegando a las escaleras, hay un ruido... como de una, ¿licuadora?. Tristán es bastante extraño.

Me asomo por el umbral de la puerta, y efectivamente, está con la Licuadora, también la tostadora está prendida.

-¡Buenos días!.- doy un salto hacía él.

-¡Lea!.- grita asustado. Río ante su expresión.- Buenos días.- su cara se va suavizando.

-¿Qué haces?.- doy un vistazo atrás de él.

-El desayuno.- me da una sonrisa.- Terminamos de desayunar e iremos a ver a Lena.

-Genial.

-Nate pasará por aquí, irá con nosotros a ver a Lena.- su tono casual, como si me dijera que compre el pan.

-¿Nate?.- ladeo la cabeza extrañada.

-Si... Nate.- parece recordar algo.- Oh... ¿No sabes quién es Nate, cierto?.

-Hmm... no, claro que no.- respondo obvia.

-Pensé que lo sabías. Ya sabes, Lena te lo debió contar o algo.-hace un pausa y su vista se fija en mi.- Lena sale de vez en cuando con Nate, pero no son pareja, descuida.

Mi mandibula cae sorprendida. ¿Cómo es capaz de no contarme algo así?.

-No te enojes.- pasa un brazo por mi cintura y me apega más hacía él.

-No puedo creer que no me haya contado.- sigo incrédula.

-Ya, basta de ese tema.- ríe un poco.- Vamos a desayunar.

Me encamino a preparar la mesa. Tristán trae unas tostadas untadas con nutella, y licuados de frutilla.

Al terminar de desayunar, nos tomamos una ducha rápida para ir al hospital. Cada uno en baños diferentes, cabe mencionar.

Salgo más rápido que él, siempre es de tardar demasiado, y con la ropa ni hablar. Le elijo algo cómodo, y se la dejo arriba de la cama.

El timbre suena, debe ser el tal Nate.

Bajo dando pequeños saltos, y salteandome algún que otro escalón. Moría por conocerlo.

-Hola...- su cara parece extrañado.

-Hola. Pasa, soy Lea.- abro más la puerta así pasa.

-¿Está Tristán?.- su cara todavía sigue con esa expresión.

-Se está tomando una ducha. ¿Desayunaste?.

-No.- su expresión cambia a una iluminada.- Un momento... ¿eres la novia de Tristán?.

-No.- respondo rápida y secamente.- Hay tostadas y licuado, ¿te apatece?. Tristán es de tardar bastante.

-Claro.- asiente sonriente. Mientras va a sentarse en la mesa.

Desde la cocina lo analizo cuidadosamente. Tiene una mirada angelical. Aunque porta con muchos tatuajes, al menos eso es lo que se deja ver en los brazos, y un expansor.

Voltea hacía mi dirección, y al darse cuenta que lo observaba me sonríe. Tiene el mismo rostro burlón que lleva Tristán cuando me ve observandolo.

-¿Necesitas ayuda?.- pregunta sonriendo.

-Puedo sola.- respondo de la misma forma, dejando el desayuno en la mesa.- Voy a buscar a Tristán.

𝑺𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒗𝒆𝒏𝒈𝒂𝒏𝒛𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora