27•Carta.

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Salgo hacía el patio, escuchando murmuros provenientes de Chad y Lena.

Me siento sobre el borde de la piscina, con los pies tocando el agua helada. Charlie viene a recostarse al lado mio.

Así pasamos varios minutos hasta que vienen Chad y Lena con donas, mis favoritas.

-No me había dado cuenta que salieron.- mi vista todavía seguía fija en el agua.

-Pedimos por una aplicación.- responde Lena, pasandome una dona.-¿Hacemos noche de películas?.

-Podemos llamar a Tristán y a Nate.- Chad levanta las cejas.

-Parejas... ¿y tú Chad?.- un tono burlón sale de mi.

-Veo que ya estás con humor.- Se sienta del otro lado mío.-Por cierto... una tal Alexa preguntó por ti.

Me atraganto con una dona, ¿de dónde conocían a Alexa?.

-¿Alexa?.- pregunto con el rostro fruncido.

-Es una compañera mía de la Universidad.- habla Lena.- Al parecer trabaja en la tienda de donas.

Estaba muy concentrada en el relato de Lena.

-Lo que no entiendo... es de donde se conocen.- Chad asiente, pensando lo mismo que Lena.

-Es mi media hermana.- soy directa.

Silencio.

Chad empieza a reír.

-Lea, hablamos en serio. No porque ambas sean coloradas tienen que ser hermanas.- la sonrisa se desvanece de su rostro al ver que no es una broma.

-Espera, ¿qué?.- está vez habla Lena.

-Papá tuvo un corto amorio cuando se separó de mamá. Tuvieron fiesta sin globo, y ahí aparece Alexa. Luego de un año, yo.- acorto la historia.

-¿Hace cuanto sabías de esto?.- fue lo único que dijo Chad.

-Días.- respondo sin relevancia.- Sigo procesandolo.

-¿Quieres hablar con ella?.- Lena se sienta de cuclillas atrás mío.

-Por ahora no. Ya sé dónde esta, así que cuando quiera saber sobre ella, la buscaré.- finalizo con el tema.- Quiero estar sola. No me malinterpreten, pero necesito que no estén en casa.

-Entendemos.- dice Lena, sin dejar resongar a Chad.- Andando Chad.- Lena va empujandolo.

Cuando escucho la puerta cerrarse, levanto despacio la pequeña cabeza de Charlie, que se encontraba dormido en mi regazo.

Voy escaleras arriba. Al cuarto en el que hace meses no entraba nadie, más que la ama de llaves.

Tomo el pomo temblorosa, un frío escalofrío recorre por mi espalda.

Al abrir se encontraba todo en su lugar, tal como siempre dejaba todo en orden Jadel.

Mis ojos se ponen aguados, voy hacía la alfombra y me siento.

Quedo observando toda la habitación con cautela, el silencio, y el frío eran muy notorios.

De reojo logro ver un brillo en el estante, donde se encontraban nada más que libros. A Jadel le fascinaba leer.

Me encamino al estante, y trato de encontrar que ocasionó ese brillo, chispa, no sabía lo que era.

Habían tantos libros, en mis visitas siempre le traía un libro que leía a Jadel. Él hacia lo mismo conmigo. Leíamos libros durante los meses que no estuviéramos juntos, y el que más nos gustaba, nos lo obsequiabamos.

No me atraía tanto leer, pero por Jadel lo hacía.

En la repisa más baja había una carta de frente, la etiqueta que la sellaba era holográfica, lo que causaba ese brillo.

La tomé entre mis manos, la volteaba y la volteaba tantas veces buscando él o la remitente.

De quién era, para quién era, ¿la debía leer?.

La dejo en su lugar y vuelvo a sentarme en la alfombra. Tomo mi celular y abro Instagram.

Pongo historias, una encuesta.

Por un lado estaba el Si y del otro No.

Espero varios minutos, yendo de un lado al otro.

Doy por finalizada la encuesta, veré las votaciones.

16 votos por sí.
9 votos por no.

Varias personas me habían respondido la historia, para saber de qué se trataba.

Me levanto nuevamente encaminandome hacía el estante, a tomar de nuevo la carta. La abriré.

La etiqueta fue fácil de abrir. Eso demostraba que había sido abierta varias veces.

El perfume característico de Jadel se adentra en mis fosas nasales. Tomo un gran suspiro y me dispongo a leer.

Lea:

He hecho varias veces esta carta. La he reescrito de mil maneras posibles, intentando encontrar la forma de expresarlo.
Cada vez que venías de vacaciones iba con la intención de entregartela, pero en mi cabeza siempre estaba la posibilidad de que nunca vuelvas a mirarme de la misma manera, de no volver a casa, de alejarte de mi.
Papá me ha enseñado a nunca callar lo que siento, que si es lo que deseo, nunca estará mal, pero, ¿por qué si se trata de ti, si lo está?.
Empezando por mis 11 años: me sentía interesado por ti. Me fascinaban las expresiones que tenías cuando no entendías algo, y yo te lo tenía que explicar. Tu cabello rojizo, con esas ondas tan características.
Al tener amigos, todos gustaban de niñas, yo era el que tenía que entregarles las cartitas escritas por ellos.
Al pasar de los años, siempre las mismas preguntas, ¿Y la novia para cuando?. Cuando mis sentimientos y todo lo que respecta a ellos, pertenecen a una sola persona, tú.
No pienses que soy un lunático, como mamá. No somos hermanos, soy adoptado. Esa historia no es asunto mío, algún día lo sabrás, y es ahí cuando tendrás esta carta.
Si no compartimos la misma jodida sangre, no está mal esto que siento por ti, ¿entiendes?, porque ellos no lo hacen.

Jadel.

Las lágrimas no paran, mi rostro estaba enpapado, la carta tenía gotas de mis lágrimas y las letras no se entendían del todo.

¿Por qué, Jadel?.

✨✨✨

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𝑺𝒖𝒔𝒖𝒓𝒓𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒗𝒆𝒏𝒈𝒂𝒏𝒛𝒂.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora