Día Siete. Rebotes

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La verdad es que antes de llegar aquí solía burlarme mucho de las chicas menos guapas que yo, las que eran torpes y se creían bendecidas con inteligencia, pero en particular todas aquellas que eran hermosas y se tenían autocompasión, cariño, despierta, si más de uno te ha dicho que eres linda, guapa o lo que sea, es porque así es, así lo piensa, o quiere follarte.

En fin, había alguien en especial que aborrecía, en mi antiguo hogar todas las chicas estábamos ahí por una cosa: éramos lindas a la vista, pero esa chica, era mi perdición, no porque me gustara sino porque a él le gustaba, cuando ya no quería usarme recurría a ella, y lo peor de todo es que a veces me hacía presenciarlo, me obligaba a ver como tocaba, besaba y hacía suya a alguien que no era yo, y lo disfrutaba, no tanto que se la estuviera jodiendo sino que le gustaba saber que me dolía, que me llenaba de rabia y de tristeza, aunque a estas alturas no sé qué me dolía más, el hecho de que me hiciera presenciarlo o que de repente no me quisiera allí, cuando dejó de llevarme para ver el acto sexual de él y esa puta, me sentí morir.

Ha pasado una semana desde que Caulder y yo nos vimos por primera vez, después de ese momento tan feliz para él y alarmante para mí, como pudo me durmió, ¿y saben cómo lo logró? Me canto la canción de Lucy.

Sí, la canción de LUCY. Sigo sin saber cómo es que se la sabe.

Me hizo recordar muchas cosas y no todas fueron buenas, recordé mis días felices con Ian, sí, él se llama Ian, la primera vez que lo vi me deslumbró, era muy guapo, atento, en fin, un infinito número de virtudes y buenas actitudes, no sé en qué momento cambió, no sé cuándo dejé de ser solo para él y me convertí en una oferta de carne y hueso para todo aquel que me viera con lujuria, no sé cuándo dejó de decirme cosas hermosas para decirme que no valía el esfuerzo, no sé cuándo fue que dejo de hacerme el amor para follarme solo para satisfacerse.

No sé en qué momento dejé de ser Nicole Adamson para pasar a ser una loca enferma más de este lugar.

Creo que ya es muy repetitivo decirte donde estoy y que me encuentro haciendo, sí, lo sé, ha de ser tedioso que repita lo mismo una y otra vez, pero me importa poco o más bien nada lo que pienses, bien, hoy estoy sentada en el suelo, Caulder me dio una pelota, la estoy botando contra la pared y cuando regresa la tomo, eso me relajaba, eso y los tres porros que estaban escondidos en una pequeña bolsa de tela en la esquina del fondo de mi cama, me habían dado más pero… bueno, me fumé los primeros 4. La pequeña pelota rebotaba contra la pared una y otra vez. Comencé a tirar más fuerte la pelota, venía más rápido hacia a mí, tanto que en una de esas vueltas no pude atraparla.

Supongo que fue así como pasó todo, supongo que fue porque lo presioné demasiado, le exigía más y más, me quejaba de lo que había y de lo que faltaba.

Si solo te hubieras callado la puta boca.

Me estiré a un lado para alcanzar la pelota y empecé de nuevo con el juego, más lento esta vez.

Recuerdo que cuando todo se fue a la ruina yo trataba de compensarlo, le decía que ya era suficiente, que ya no siguiera con todo lo que me estaba obligando a hacer, pero él solo contestaba:

Ahora tienes todo lo que querías, desgraciadamente yo quiero más.

Era, no, fue, demasiado tarde para pararlo.

Atrapé por última vez la pelota, la observé, la puse bien entre mis dedos y la examiné, era verde, linda y redonda, tal vez me pasaría lo que aquel naufrago y le pondría Wilson, no seas estúpida.

Quisiera que hubiera dos voces dentro de mí, una mala y una buena… aunque ya la tengo, una es mi voz de siempre, la que él se encargó de crear, la que me dicta hacer cosas malas y la otra… es la Nicole de antes, la que todo le parecía sucio, indebido, malo, asqueroso, morboso, injusto.

Creo que ya saben quién se comió a quién.

Recargo mi cabeza en el colchón, pongo la pelota entre mis piernas con ambas manos, cierro los ojos por un momento, quiero dormir, quiero dormir eternamente, quiero volver a tener 14 años y conocerlo, que vuelva aquel día de primavera, ese en el que mi padre llegó con una apuesto chico de 16 años y me lo presentó.

Quiero ver de nuevo a mi hermano…

~~

¿Demasiado corto, ah?

El otro será más largo y más preparado, I promise ♥

*recién lo terminé, es que salió de golpe esos ataques que te dan de inspiración y si no la agarras a tiempo... bueh, no quieren saberlo*

Aún con eso espero que les haya gustado.

Las amo. ♥ Gracias por todo

Diario de Una Paciente de Psiquiatría.  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora