Día Veintiuno. POV Caulder. Mía

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Odiaba verla del brazo de él.

La primera vez que la vi supe que tenía que ser mía.

Tenía que ser mía por el simple hecho que ella combinaba conmigo de la misma forma que mi suéter favorito. La forma en que se sentía su piel al tocar la mía por accidente era algo de otro mundo, sé que no soy el único en sentirlo.

Ella me desea tanto o más que yo  a ella.

Ian siempre ha sido un bastardo con suerte y hasta ahora veo que eso no ha cambiado, han pasado dos años desde la última vez que lo vi.

La forma en la que eclipso a esa divina mujer me tiene anonadado, había visto con anterioridad como tenía a otras comiendo de su mano pero esto era diferente, la mirada de Nicole era... diferente, parecía que Ian era aquel que la salvó un día gris de un enorme océano. 'Salvada y gracias a ti' decía su mirada.

No está de más decir que quería esa mirada para mí.

Y eso pasaría pronto.

Apenas tenía una semana en aquella casa y me enteré de la clase de vida en la que tenía a Nicole. Ella parecía no tener problema con los mandatos de mi hermano y él lo enmendaba dándole buenos tratos, en la noche, después de las 2 de la mañana.

Tal vez debí menospreciarla por ese hecho pero eso hizo que mi interés por ella creciera. No lo vi venir y ella mucho menos.

Primero, empecé a defenderla de los idiotas que se querían sobre pasar con ella, al primer grito corría hasta allí y sacaba a golpes a los tipos, golpes que mi hermano me regresaba por tirarle el negocio, con ese simple acto me gané su confianza, era tan fácil. Aunque no todo lo hacía para llegar al fin, ciertas cosas me salían desde el fondo con tal de verla bien, esa chica me estaba envolviendo, me volvía poco a poco un adicto de su aroma, de su belleza, del tono de su risa, la cual era rara de escuchar. La primera vez que tuvimos sexo fue catártico.

Hasta que mi hermano entró y supe de primera mano la fuerza con la que golpeaba cuando estaba verdaderamente enojado.

No me importó.

No me importaba recibir sus golpes con tal de que a Nicole no le tocara ninguno.

No me importaba ganarme el odio de mi hermano solo por defenderla de cualquiera.

No me importaba matar a nadie con tal de tenerla para mí.

Mucho menos me importaba empezar a tratarla mal para que supiera que ella era solo mía.

La reclamé de la peor manera.

Engañar y seducir para que la gente confíe en ti no es difícil, o al menos Nicole no suponía demasiado esfuerzo. Hacerle creer que yo era mejor de lo que alguna vez fue Ian... era jodidamente difícil, tenía que quitarle esa idea errónea de la cabeza. De la forma que fuera. Al precio que costara.

Las primeras veces siempre eran un martirio para mí, las veces que me decía que Ian no la había tratado de tal forma solo hacía que todo fuera más fuerte.

La hice llorar demasiadas veces.

No me importó.

Tenía un punto que probar y lo haría de todas las formas posibles.

Tenía que quitarle a mi hermano de su vida, de su alma, de su piel, de su corazón. A la primera oportunidad que tuviera, como fuera.

Las oportunidades se toman a la primera que aparecen.

¿Quién diría que una aparecería diecisiete meses después?

Lo que nunca vi venir, es que ella me lo pusiera tan difícil.


¡Hola mis amores! Les he extrañado, ¿les ha gustado el capítulo?

¿Ya va tomando forma para ustedes?

Les amo ♥

Gracias por todo.

Diario de Una Paciente de Psiquiatría.  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora