2. El campamento.

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- ¿Qué tal tu cita de anoche? - me pregunta mi hermano al sentarse a mi lado para el viaje, aún no sale el sol.

- Jarvis, no sabe guardar un secreto y tampoco sabe diferenciar que no fue una cita - le respondo y miro molesta a nuestro chófer y amigo.

-Solo dije lo que me pareció ver Señorita Stark - me responde divertido.

- Me dijo que el chico te defendió de dos ineptos más fuertes que él y que dos horas después te vio acompañada por él hacia el auto - me dice - ¿Qué hicieron en ese bloque de dos horas?

- Tomamos unos refrescos, hablamos bastante y bailamos una canción.

- Eso suena como una cita.

- ¿Y tú como lo sabes si no has tenido una en tu vida?

- Primero, eso dolió, seré todo un caballero con mi futura esposa y segunda, admite que fue una cita - me dice mirándome a través de sus gafas oscuras.

- Como quieras Howard, él fue muy amable conmigo y bastante agradable. Me sorprende de que no te molestes.

- Si hubiese sido una amenaza para ti, Jarvis me lo hubiese dicho, pero las palabras de ambos me hacen pensar que es un buen chico.

- Genial, porque estará en el campamento - le digo divertida - El doc anoche lo recluto y también me dijo que quiere hablar acerca de los avances de la maquina.

- Un soldado, tal vez mamá tenga razón y consigas un marido aquí - me dice para molestarme y lo consigue - Vamos... solo bromeo. Ahora, sé buena y préstame tu hombro como almohada.

- Debería echarte a patadas.

- Me amas demasiado como para hacer algo así.

- Ya duérmete - le digo e ignoro su sonrisa.

La mitad del viaje me lo paso leyendo mi libro y pensando si me cruzo a cierto rubio. Y la otra mitad durmiendo, apoyando mi mejilla en la cabeza de Howard. Dormir es una debilidad que compartimos los dos.

- Tones, Howard...- siento que alguien mueve mi hombro, pero no quiero despertar - ¡Stark!

El fuerte grito cerca de nuestro oídos nos hacen saltar asustados de nuestros asientos.

- Peggy, ¿Por qué diablos nos despiertas así? - protesta Howard.

- Hace diez minutos que intento despertarlo, sus cosas ya están en los autos, solo faltan ustedes - le responde seria.

- Hola Peggy, Disculpa, pero son los genes - le digo con una sonrisa y la saludo con un abrazo.

- Me he dado cuenta - me dice al separarnos - Me alegro de verte Tones, has crecido bastante en este tiempo. ¿Continuaste entrenando?

- Sí, me he asegurado de eso - le dice mi hermano.

- Grandioso, ¿Vienes conmigo a recibir a los nuevos?

- Claro que irá, querrá ver su amigo con el cual no tuvo una cita - dice él con ironía.

- Cierra la boca.

- Recuerda que ambas te podemos dejar en un muy mal estado - le advierte.

- Bien, no he dicho nada - dice levantando las manos en señal de rendición - Adelantasen, iré a dejar las cosas.

Con Peggy lo vemos marcharse en el auto.

- No sé cómo lo aguantas - me dice cuando arrancamos hacia nuestro destino.

- Años de convivencia.

- Supongo...- dice divertida - ¿Me hablaras del chico?

- Lo conocí en la feria, me defendió de dos idiotas y fue un caballero conmigo. Hablamos un poco y bailamos, pero nada más.

Mente brillante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora