Mente brillante.

.18. Baile.

A mitad de mañana, mi puerta es golpeada. Me sorprendo al recibir a mi sobrino todo desaliñado.

- No dormí en toda la noche haciendo diseños para tu laboratorio y todo lo que vas a necesitar - me dice entrando.

- Buenos días a ti también - le digo divertida - ¿Quieres café? Acabo de venir de comprar donas.

- ¿Estás muy segura de que eres mi tía y no mi hermana perdida? - me pregunta en cambio haciéndome reír.

- Ven que preparo todo y me cuentas en que has trabajado.

Antes de tomar de su taza, coloca un pequeño aparato en el centro de la mesa y enciende el holograma con el mapa del lugar.

- Creo que será bueno que derribemos la gran mayoría de las paredes para que te quede un espacio abierto...

Pasamos las siguientes tres horas diseñando el laboratorio perfecto y creando la lista de todos los elementos con lo que la íbamos a equipar. Para comenzar, sólo me hace falta firmar unos cuantos papeles y permisos de construcción.

Invito a Tony a almorzar y me sorprende verlo arremangarse para cortar las verduras. No voy a negarle su ayuda.

- Tony, sé que estas haciendo demasiado por mí, pero necesito pedirte un favor más - le digo al recordar algo importante.

- Todo lo que hecho es porque quise - me aclara - Dime que necesitas y te ayudaré.

- Quiero organizar un evento...

- ¿Una fiesta? - me pregunta incrédulo - ¿Realmente eres tú?

- Un baile o una cena para recaudar fondos - le explico divertida - Tú tienes más experiencia en esos eventos y mucho más contactos que yo.

- Ahora voy entendiendo - me dice él - Cuentas conmigo, dime la fecha y el motivo.

- Dentro de tres sábados, es para ayudar a los veteranos de guerra - le respondo - Ayer fui a verlos y luego de lo que tuvieron que pasar, deberían estar viviendo en un lugar con más comodidades.

- Podríamos crear una fundación, no sólo para ayudarlos a ellos sino también a los huérfanos y viudas - me dice pensando - Darles becas a esos chicos para que sigan con sus estudios.

- Sabía que pedir tu ayuda es la mejor opción - le respondo - Tu gran inteligencia no se compara con el enorme corazón que tienes ahí escondido.

- No lo comentes, tengo una imagen que cuidar - me dice bromeando.

Las siguientes dos semanas pasan rápido. He sido admitida a la Universidad y comenzaré en dos semanas. Mis visitas a Peggy se volvieron regular, al menos tres veces por semana. Y el laboratorio recién han terminado con quitar las paredes, para que este listo falta mucho.

Acabo de salir del baño amarrando mi bata, cuando escucho ruidos en la sala y eso me pone en alerta. Sin hacer ruido avanzo, para encontrarme con la persona que he estado extrañando con locura.

- ¡Steve!

Me recibe con los brazos abiertos y con una enorme sonrisa. Paso mis brazos por su cuello, antes de acercarlo a mi boca. Sin ningún inconveniente, me carga en sus brazos y se sienta en el sofá conmigo arriba.

- Yo también te extrañé mucho - me dice cuando nos separamos por la falta de aire.

- Setenta años durmiendo juntos, me hizo sentir bastante sola estas semanas - le respondo apoyando mi frente sobre la suya - ¿Cómo te fue?

- Clint y Nat son muy rudos, pero hacemos un buen equipo - me dice antes de repartir algunos besos por mi cara y cuello - ¿A ti cómo te estado yendo?