Mente brillante.

10. Nueva era.

Siento un enorme peso sobre mis ojos al intentar abrirlos, es como si estuvieran pegados. Aunque apenas los abro, los vuelvo a cerrar ya que es demasiada claridad la que me rodea.

Cuando me acostumbro a la luz, me pongo en alerta. Esta habitación es muy diferente a cualquier otra a la que haya estado en algún hospital.

Desconozco el funcionamiento de las máquinas que me monitorean. Me sorprende la claridad de los píxeles en esas pantallas planas. Esto es tecnología por demás de avanzada.

¿En dónde estoy?

Lo último que recuerdo es la pelea en la nave y... que la sumergimos en el océano con... ¡Steve!

¿En dónde está él? ¿En dónde está Howard?

Tengo en claro que sentada aquí no voy a obtener respuestas. Cuando me estoy por levantar, una enfermera entra y me mira sorprendida, solo por un momento, luego vuelve a tomar su compostura seria.

- Señorita Stark, no se encuentra en peligro, nosotros somos sus amigos. Mi jefe está en camino para responder a todas sus dudas.

- Solo esperaré un minuto más, la guerra me enseñó a no confiar en desconocidos - le respondo sin bajar mi guardia.

- No esperaba menos de usted Señorita Stark - me dice entrando un hombre alto y moreno, vestido de negro y con un parche en su ojo izquierdo - Me llamo Nick Fury, soy el director de la agencia S. H. I. E. L. D. Es un Sistema Homologado de Inteligencia, Espionaje, Logística y Defensa.

- Es una suerte de que lo abreviaran - le digo - Solo quiero que me responda dos preguntas antes de que decida romper todo a mi paso para salir de aquí.

- Para eso estoy aquí.

- ¿En dónde estoy? ¿Y en dónde están Howard y Steve?

- ¿Recuerda el hundimiento de la nave?

- Sí, pero eso no responde los preguntas.

- Pues verá joven Stark, cuando usted y el Capitán Rogers hundieron la nave es probable que el impacto los haya dejado inconscientes y el hielo que los rodeó... los congeló - me dice y proceso la lógica de sus palabras - Desde entonces han pasado muchos años hasta que los encontramos...

- ¿Qué tanto? - lo interrumpo impaciente.

- Casi setenta años...

- Entonces... mi hermano... él...- no consigo hacer la gran pregunta.

- Lamentablemente, Howard falleció hace ya varios años en un accidente con su auto junto a su esposa María - me informa - Lo lamento.

- Ahora sé lo que sintió cuando me perdió - le digo y acepto el pañuelo que me ofrece - Gracias... ¿Así que se casó? ¿Tuvieron hijos?

- Solo uno... Anthony Stark, aunque prefieren que le digan Tony.

- No puedo creer que le haya puesto mi nombre en masculino.

- Por lo que sé, Tony nació un día después de tu cumpleaños y Howard lo tomo como una señal.

- Mi sobrino ya debe ser un hombre adulto, ¿verdad?

- Sí, es la cabeza de Industria Stark.

- No esperaba menos - le digo más calmada - ¿Y Steve? ¿No despierta aún?

- Él despertó hace dos semanas, ha pasado cada noche entrenando mientras que en el día no se mueve de su lado, se la pasa leyendo o dibujando - me responde - Pero hace unos días surgió una amenaza y le encomendé una misión. Aunque me dejo en claro que si usted despertaba que le avisará.