Capitulo 18

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Su cara al verme se ilumina, como si hubiera visto lo más sagrado para él, sus ojos azules están opacos, y su cara sucia, para que mencionar el resto de su cuerpo. Esta sucio completamente.

Parece alegrarse al verme, veo en una mesa una lámpara, la enciendo y los alrededores hay bisturíes y un sin fin de cuchillos en la mesa, al otro lado del cuarto hay un colchón limpio, con cojines y sabanas.

— Ashton dice que esto es un lujo, y que a Paolo le gustara ser torturado por él. —niega mientras suelta una leve risa.

¿Quién carajo es Paolo? Es la segunda vez que me hablan de él. Mark parece notar mi confusión.

— Paolo es el líder o jefe, como quieras llamarlo, de la élite Italiana y Francesa. —asiento mirándolo, sorprendida.

Me acerco más a él y hace una mueca.

— Yo que tú no me acercaría mucho. —murmura. Ignorando su comentario me acerco de igual forma, me inclino frente a él, examinándolo. De pronto la rabia toma el control de mis actos al recordar que él mató a Paris. Lo doy una abofeteada, seguida de otra y otra, no se queja, yo lo único que puedo hacer es golpearlo con enojo, tristeza y dolor.

Verlo frente a mí me repugna totalmente.

— ¡Mataste a mi hermana! —le grito directamente en la cara, mi mano toma velocidad antes de estampar mi mano en su mejilla. Siento como palpita mi mano del dolor de las veces que lo he golpeado, pero no hace que me calme. Desquitarme con golpes no es lo mío. — Eres un maldito desgraciado. —caigo de rodillas llorando en silencio, volviendo a sentir dolor en mi pecho y dificultad para respirar— No tienes idea de cuánto te odio. —murmuró apretando los puños, tener al asesino de Paris frente a mí no me dan ganas de golpearlo o matarlo aunque tengo todas las herramientas posibles para hacerlo, simplemente no puedo hacerlo, no soy una matona como lo fue Paris, como es Zaid, Ashton y Leonard.

Soy como Taylor, no nos gusta golpear, ni nos satisface dañar al resto. En cambio a los demás... Se sienten más poderosos, según ellos, libres de estrés, remordimiento y culpa. No los entiendo. Lo único que me calma a mí es una taza de té y luego dormir.

— Yo no la maté. —Mark susurra, no le creo— Se que no me crees, pero te estoy diciendo la verdad, yo no la maté, no mataría a la mujer que amé, créeme que no sería capaz de hacerlo aunque tuviera una oportunidad, solo lo dije porque estaba enojado, quería que Zaid me matara en el momento, pero no lo hizo porque no me creyó y le conté la verdad. —alzó la mirada y él me mira.

— ¿Cuál verdad? —veo sus tristes ojos azules— ¡Dímela! —hablo ansiosa.

— Eso no te lo debo contar yo, sino, Ashton.

Sus palabras me hacen sentir que dice la verdad, que no me está mintiendo, pero no quiero creerle.

Me siento apoyando mi espalda en una pata de la mesa, miro al rededor, huele mal, hay manchas de sangre en el suelo, no hay ventanas ni mucha iluminación. El aire entra por un pequeño hueco que hay en la pared y por debajo de la puerta.

— Necesito saber la verdad, aunque no sé cuál sea, ni sepa de qué se trata. —susurro, él gira su cara hacia mi. Nos miramos por unos segundos que se me hacen eternos, intentó mantener su mirada pero el azul de sus ojos tristes me hacen mirar a otro lado, odio ver a gente triste, aunque yo también lo esté.

— No soy el indicado para decirte, lo sabes.

Exhala aire de sus labios, tocan la puerta, Mark agacha la mirada y yo la levanto frunciendo el ceño hacia la puerta.

— Marie, sal de ahí. —escucho la voz de Hilly, suspiro mirando a Mark. Él no me mira.

Me levanto sacudiendo mis pantalones, camino hacia la puerta y antes de abrirla lo miro por última vez, lo sacaré de aquí. Salgo y Hilly me recibe con una mirada preocupada, tira de mi brazo acercándome a ella y me abraza fuerte.

Mientras acaricia mi espalda veo detrás de ella que Ashton viene caminando rápido. 

— Hilly, vete a tu casa, y dile a las demás también. —toma mi brazo separándome bruscamente.

Hilly solo asiente, le dedico una sonrisa triste, ella hace lo mismo y se va caminando hacia las demás, que miran de la misma forma; preocupadas.

— ¿Cuántas veces te he dicho que no entres ahí? —susurra enojado en mi oído, volteo los ojos soltando un suspiro exagerado.

— Mark dijo que tenías que decirme la verdad. —me suelto de su agarre. Murmura algo que no entiendo y pone sus dedos en el puente de su nariz y la otra mano en su cintura.

— No te metas ahí, nunca más. —solo lo miro aguantando las ganas de golpearlo. En estos momentos necesito a mi otro hermano.

— ¿Dónde está Zaid? —él se encoge de hombros,— yo sé que sabes dónde está, ahora dímelo. —

— Que no sé dónde está.

Entrecierro los ojos sin dejar de mirarlo.

— Dime la verdad.

— ¿Cuál? —frunce el ceño recuperando su postura.

— La que Mark y tu saben pero yo no. Esa verdad.

— No sé de qué hablas. —suelta una risa burlona, pongo mis manos en su pecho y lo empujo.— Así no conseguirás nada, Paris hizo lo mismo y mira dónde está... –

— Muerta. —completo la frase.— Muerta igual que Polo. ¡Y nosotros estaremos haciéndole compañía en unos días! —le grito— ¡Y Adonis se encargará de matarnos!

Ashton niega mirándome, una gran sonrisa aparece en su rostro.

— De él yo ya me encargué. —río pasando por su lado.

— Como tú digas, Ashton. —vuelvo a entrar por la puerta de la cocina, miro alrededor de la cocina, no hay nada para comer. Me acerco a la nevera y solo hay botellas de agua y frutas, y comida congelada. No tengo ganas de comer, voy hacia la entrada y me siento en las escaleras mirando el gran jardín, recordando las veces que llegaba Paris del trabajo con pastelitos y comida chatarra.

La casa está silenciosa, Hilly y las demás sirvientas se fueron, Ashton está con Mark, espero que no le haga daño, Adonis. Él está en mi habitación. Rápidamente me tenso, ¿estará todavía en mi habitación o en algún lugar escondido?

Corro a la cocina, abro el cajón de los cuchillos y saco el más grande.

La puerta de mi habitación está un poco abriera, apoyo mi mano en la puerta abriéndola despacio, entro y veo su cuerpo tirado en el suelo encima de un charco de sangre, hago una mueca de asco y me acerco, lo observo mejor y tiene una bala en el cráneo, su cuello cortado y muchos cortes en su abdomen, Ashton se desquitó.

Mi estómago se revuelve al verlo, me da asco, su piel esta blanca, su ropa y cabello me recuerda a Polo. Vuelvo a creer que es él.

Ay, Polo. No tienes idea cuánto te extraño, desearía tenerte conmigo. Me arrodillo a su lado y acaricio su cabello inconscientemente. Lágrimas se acumulan en mis ojos, levanto despacio su cabeza y lo abrazo, creyendo que es Polo, mancho mis manos y ropa con su sangre.

— ¡Ashton! —escucho de lejos el grito de Zaid, todo a mi alrededor se borra, sintiendo que el cuerpo que abrazo es de Polo, y no de su gemelo que quería matarme. Desearía por última vez estar con Polo.

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