Capitulo 46

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Me quedo mirando de manera fija a Audrey, quien me mira de la misma manera, así como un duelo de miradas, y bien que le gusta desafiar a la niña.

—¡Máscaras! —dice con un tono de emoción, niego ante su idea.

—Podría ser peligroso, quiero evitar los accidentes. —me recuesto sobre mi cama mirando hacia el techo, buscando una idea original y agradable para los invitados.

—¿Que dices sobre los colores oscuros?, de tal manera que sean tan opacos que lo único que brille sean las joyas en los cuellos de las señoras. —me levanto rápido volviendo a mirarla, y sonrío con los labios juntos.

—Creo que ya me estas agradando.

—Creí que ya te agradaba. —habla casi para si misma, niego soltando una risa mientras anoto en una libreta lo propuesto.

Salgo de la habitación tarareando una canción escuchado en la radio hace unos días, sin darme cuenta que había alguien frente a mi, al final de las escaleras, ladeo la cabeza tratando de poder bien a esa persona, vestía de negro, y su rostro no se notaba muy bien, me voy acercando de a poco, viendo que se encontraba no muy bien físicamente, y escucho una puerta cerrarse y me volteo ante el sonido, Audrey salía de mi habitación.

—¿A donde vas? —veo como abrocha los botones de su abrigo, y en su brazo recargaba un bolso de mano.

—Voy a la tienda, se me acabaron las gasas. —dice mientras se acerca hacia mi pasando por mi lado hacia las escaleras, y me volteo siguiéndola con la mirada, notando que ya no había nadie y me acerco de lo más rápido hacia las escaleras mirando hacia abajo por si había alguien, bajo de manera rápida que casi tropiezo con mis propios pies, al estar abajo reviso detrás de las escalera donde hay un espacio separándola de la pared. Frunzo el ceño volviendo hacia el inicio de las escaleras, donde ahora estaba Audrey.— ¿Que te sucede ahora? —frunce sus cejas mientras me mira tan confundida como yo.

—Nada, creí haber visto a alguien, pero no. —alzo la mirada hacia ella, sin poder creer mis palabras, y yo misma sin poder entender las mías. Niego tratando de olvidar lo visto enfocándome en Audrey.— Creí que venias reforzada con las gasas. —cruzo mis brazos mientras la acompaño hacia la puerta.

—Si no te movieras mucho, ahorraría gasas, pero no aguantas ni un día acostada.

—Suelo ser un poco hiperactiva, de niña me daban pastillas, pero ya no las tomo. —ella asiente mientras abre la puerta, una ráfaga de aire frío se cola en casa y ambas quedamos casi congeladas en el momento.

—¡Uy!, creo que este año será mucho más frío que el anterior. —se estremece y se pone la capucha de su chaqueta y cruza sus brazos.

—Sin duda alguna. —lamo mis labios acaricio mis brazos tratando de buscar calor, ella sale rápido y sube a su auto, cierro la puerta volteando para ir hacia la sala donde esta la chimenea encendida, me siento en el sofá frente a esta acercando mis manos para entrar en calor.

Me sobresalto al oír una puerta cerrarse con fuerza, me inclino hacia al lado volteando un poco la cabeza para ver de donde provenía el ruido, para luego escuchar unos pasos acercándose hacia la sala en donde estaba, suelto un gran suspiro al darme cuenta que era Taylor. 

—Vaya cara te tras. —ríe al mirarme, ignorando su comentario vuelvo a acomodarme en el sofá y paso ambas manos por mi cara, sin darme cuenta que me había dormido a penas me senté en el sofá. —¿Hasta cuando me odiaras, Paris? —escucho sus pasos acercándose hacia mi, y sin darme cuenta la tenia casi al frente.

—No te odio, solo me irrita tu presencia, por cierto, ¿No volvió Audrey? —me levanto y recojo mi cabello en una cola baja.

—He notado que te agrada, se agradan. —dice con un tono de emoción.

Familia Leblanc [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora