Capitulo 31

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Ashton

¿Qué pasa por mi cabeza?

Es la única pregunta que me hace Lexi la mayoría de las veces que discutimos, pero el problema es que yo tampoco sé muy bien que es lo que me pasa, me encuentro tan confundido como ella en algunos momentos, Lexi para mí es un jodido problema, si tan solo no hubiera aceptado esa apuesta en el juego junto a Finn, nada de esto hubiera pasado, tal vez el equipo hubiera ganado y él estaría haciendo lo que le pedí pero no, aposté para el peor equipo de Italia, los peores jugadores y el peor momento.

Algunas veces me miro al espejo y busco algo bueno en mi, algo que me gustaría cambiar por el resto de mi vida, pero ya no puedo cambiarlo, los problemas que trae Zaid o Paris no son tan graves como los que me traigo en la espalda, odio ver a la gente sufrir pero a la vez me complace ver su sufrimiento quien lo merece, no puedo evitar buscar a gente mala y experimentar con sus cuerpo o quitándoles sangre para combinarlas con otros químicos y luego inyectárselos, notando como de a poco se mueren, ya sea de dolor, de un infarto, o desangrados. No puedo evitar nada de lo que hago.

Saco una camiseta negra de mis cajones y antes de ponérmela me quedo mirando al espejo, viendo la cicatriz que me dejó el imbécil de Adonis, no puedo dejar de olvidar el momento en que apreté el gatillo y la bala salió disparada a su frente, nadie entiende el dolor que siento al haber matado a mi mejor amigo de infancia, pero no iba a dejar que siguiera acosando a mi hermana, era su vida o la de ella.

—Ahora que te veo de cerca das asco. —me miro fijamente a los ojos, sintiendo la ira acumularse en mi cuerpo, intento de respirar de forma tranquila pero eso hace que me enoje aún más conmigo mismo, le doy un puñetazo al espejo directo donde se refleja mi cara.

La sangre no tarda en salir de mis nudillos cayendo por el espejo, sacudo mi mano y me pongo la camiseta, abrocho mis zapatillas y salgo de mi habitación yendo rápido hacia la cocina, manchando el suelo.

Me encuentro con Hilly cocinando lentamente, haciendo todo lento, ya está vieja ella debería estar descansando en su casa pero todos sabemos que no lo hará porque Paris la necesita cada día de su miserable vida.

—¿Qué sucede, hijo? —me recibe con una adorable sonrisa, Hilly es la mujer que más nos comprende, a mis hermanos y a mí, ella es una verdadera madre, no la mierda plástica de Taylor, seguramente Leonard la encontró en un prostíbulo y la trajo a casa por pena, que Hilly me diga hijo me da una sensación agradable, me hace creer que alguien me quiere como su hijo, y eso es realmente hermoso para mí.

Levanto mi mano mostrándole la herida causada por mi, ella niega suavemente mirando mi mano, me hace un gesto con su mano para que me acerque y lo hago, enciendo el grifo del lava platos y pone mi mano bajo el agua fría, hago una mueca al sentir cómo se limpia la herida, la sangre no deja de salir, y la escucho suspirar.

—Ya has roto tres espejos esta semana, Ashton, no puedes seguir haciéndolo, o no te pondré más espejos en tu cuarto. —me regaña, seca al rededor de mis nudillos y luego me pone una venda, me giro para irme y toma mi brazo con fuerza, me giro para enfrentarla.

—No me mires así, hemos hablado mucho sobre este tema, no eres lo que piensas.

—Pero si en cómo actúo. —ruedo los ojos,—gracias, Hilly.

Quito despacio su mano de mi brazo, devolviéndome de donde llegue, pasó por afuera de la oficina de Leonard escuchando unos murmullos, creo conocer la otra voz, como una vieja apego mi oreja en la puerta intentando concentrándome, la voz es de Peter, no entiendo muy bien de qué hablan, pero sé que no será algo bueno, alguien sufrirá mucho esta semana.

Me siento en el sofá de la sala mirando la chimenea, concentrado.

—Tan solo será una vez, nadie se dará cuenta.

Su sonrisa, su hermosa sonrisa no deja repetirse en mi cabeza desde la primera vez que la vi, tan pequeña, tan frágil, tan... No puedo evitar suspirar al verla o imaginármela en mis pensamientos, todo fue en cuestión de segundos. Adonis apareció detrás de ella levantando su falda en burla, en ese momento me sentía incapaz de moverme, mi cerebro no estaba conectado con mis músculos.

—¡Adonis, detente! —se queja ella, mientras Adonis sigue tocándola sin parar, forzándola a hacer cosas que ella no quiere. Su expresión de incomodidad y temor hace que mi corazón se acelere de una forma no muy normal. Él golpea la mejilla de ella haciéndola caer al césped seco. Mientras pequeños partes de césped se colaban en entre su cabello rubio largo hasta su cintura. ¿Por qué carajo no podía moverme? ¿Qué era lo que me impedía hacerlo? Lo único que vi fue su nariz ensangrentada y ella ya no se movía. ¿Se desmayó?

La culpabilidad se hace presente en todo momento, desde que llegó Adonis hasta verlo como abusaba de ella. Fui cómplice de una violación y no hice nada, absolutamente nada para detenerlo. ¿Cómo era que podía haber pasado tan rápido? ¿En qué momento la dejó inconsciente en el césped seco? ¿Por qué estoy tan tembloroso y con miedo?

—¡Ashton! —escucho a París chillar desde afuera, me asusto poniendo una mano en mi pecho—¡Ashton! —vuelve a gritar, nerviosa e histérica. Me levanto del pequeño sofá yendo hacia la puerta, al abrirla mi mirada bajada un poco viendo a Marie, agitada, con el rostro pálido notándose mucho más sus ojeras, últimamente no ha dormido del todo bien, Marie es muy predecible en algunos aspectos.

—¡Muévete tarado! —Paris me regaña, no sé cuál está peor, la rubia o la morena.

Rápidamente paso mis brazos bajo los suyos apoyándola en mi, entrando rápido. No logro escuchar los pasos de Paris, dejo rápido a Marie en el sofá y por alguna extraña razón saco un inhalador del bolsillo de mi pantalón para pasárselo, creo que ya es costumbre, a Marie suele olvidarse de su inhalador algunas veces, aunque en repetidas ocasiones le he salvado la vida.

—Ve con Leonard. —le ordeno, ella niega y suspiro frustrado–ahora.

Salgo rápido de casa corriendo, busco con la mirada a Paris y la veo corriendo rápido hacia la casa donde experimento. Corro detrás de ella, aunque llega antes cerrando la puerta fuerte, al llegar a la casa abro la puerta mirando por todos lados, sin rastros de mi hermana. Conozco perfectamente este lugar, sé dónde debe estar.

Levanto el colchón mugriento donde dormía Mark y levanto la puerta que da acceso a la bodega por un no tan ancho pasillo, bajo de un salto y camino rápido hacia la puerta de la bodega, al ver que la puerta está cerrada le doy una patada botándola.

No hay nadie. ¿Por qué Paris vino hasta acá?, es una de las razones por la cual no me preocupo mucho de ella, sabe lo que hace, por lo que Marie no. Mierda. Corro lo más rápido que puedo devolviéndome, saliendo de mi taller para correr hacia la casa, me tropiezo con mis propios pies cayendo una y otra vez, esto de los nervios no me ayudan mucho, abro la puerta caminando hacia la sala.

Marie no está. No escucho nada en casa, siento un pinchazo en mi cuello, me toco rápido el sector notando algo enterrado en mi cuello, al quitarlo lo veo y es un... un...

Mis ojos pesan, no puedo ver bien de dónde llegó, me tambaleo un poco y me apoyo en una pared.

Antes de cerrar completamente los ojos escucho unos murmullos:—Ya capturamos al inteligente.

***

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