Capitulo 56

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Hoy Marie volvía del hospital, yo me había encargado de ordenar si habitación, de tal modo hasta dejarla perfecta para su regreso, estaba bastante asustada sobre lo sucedido pero trataba de tranquilizarla con que yo estaría ahí con ella para cuidarla, y para atenderla si necesitaba algo, pero cada vez que la veía a los ojos recordaba a Polo, no había muerto el desgraciado, hizo sufrir a mi hermana en vano y eso en parte me ponía de mal humor.

—Paris, te lo digo de verdad, créeme fue Audrey. —dice por milésima vez, y yo ya le había creído la primera vez que me lo dijo.

—Hey, tranquila, si te creo, ¿bueno? —pongo mis manos sobre sus brazos dándole un suave apretón, si le creía, pero ella no creía que yo le creyera, claramente estábamos teniendo problemas de confianza que nunca antes habían sucedido, su rostro estaba un poco pálido, cuando llegó el doctor me hizo firmar unos papeles sobre darla de alta y esas cosas, me dio una receta médica para que pudiera que mi hermana pudiera dormir tranquila, y que estuviera al tanto de su asma, que hasta podría darle un infarto si volvía a pasar un susto tremendo o si llegaba sucederle algo peor, llegando a casa tenía unas cuantas cosas que hacer, que no pasaría por alto.

—Quiero ir con mi padre. —dice en un susurro casi inaudible mientras abrocha su cinturón cuando arranco el auto, le daba unas cuantas miradas, sus manos estaban inquietas sobre sus piernas, apretaba sus dedos y los soltaba, estaba nerviosa.

—Lo entiendo, podrías cenar con nosotros hoy y ya mañana te vas, como querías hacerlo hace unos días. —siento su mirada, como si dijera que cómo yo sabía eso, y bueno, ella tampoco era tan discreta cuando iba a planear algo, de alguna manera terminaba sabiendo sus cosas sin preguntarle.

—No lo entiendes.

—¿Tú crees eso? —levanto una ceja dándole una mirada rápido, y mira hacia otro lado, entrelazando sus dedos y mira por la ventanilla.— escucha, Marie, por mucho tiempo no me sentía segura en mi casa, y no era porque no era un lugar seguro, sino, por las personas que me rodeaban, y no tenia a donde mas ir ni con quien sentirme segura hasta que comprendí que no necesitaba a nadie, siempre estuve sola en cada etapa de mi vida y no tendría a nadie para que me dijera que estaba segura con esa persona. —estaciono fuera las rejas de casa y me volteo a mirarla.

—Tuviste a Peter. —suelto una risa apoyando mis manos sobre mis muslos, suspirando despacio.— en cambio yo ya no tengo ni siquiera al amor de mi vida.

—No necesitas a un hombre para sentirte segura. —le recalco, ella abre la boca para decir algo y luego la cierra.— ¿por qué depender emocionalmente de un hombre que ni siquiera está acá?, tienes que ser independiente, no todos estarán contigo en las buenas y en las malas, menos en las malas, tienes que ser fuerte, porque finalmente tu eres tu único soporte, si tu no estás bien, ¿quien te hará sentir mejor?, nadie, tu tienes que salir adelante sola, teniendo el corazón roto, teniendo traumas, o problemas psicológicos, ¿vas entendiendo?, nadie estará siempre para ti, tal vez unos especialistas te ayudarán a resolver tus confusiones pero siendo realistas, nadie está en tu mente, eres tú contra el mundo, soy yo contra el mundo, caí muchas veces y todos fueron conscientes de eso, y nadie me ayudo a seguir adelante, fui yo quien lo hizo sola, aun estando con Peter al lado, con mis amigas, hermanos y hasta tu, agradecí sus consejos pero no era no que realmente necesitaba, sabes que siempre odie que los demás me vieran con compasión, y por eso soy así, yo fui quien decidió a quien quería en mi vida y quien no, así que no vengas a hablar de que te sientes sola o que necesitas a alguien para estar mejor. —frunzo el ceño volviendo las manos hacia el volante, bajando la ventanilla para poner la contraseña en una pequeña cajita para poder abrir las rejas, al hacerlo acelero rápido viendo por el espejo como se cierran, termino estacionando en el garage, apago el auto y bajo cerrando la puerta con fuerza, Marie no siempre veía mi mismo punto de vista, y si, ella era mas sensible que yo, pero vamos, ¿quien necesita a alguien para sentirse mejor?, que estupidez.

—Tardaron mucho en llegar, ¿había mucho tráfico? —Ashton se me acerca y paso por su lado sin responderle.— ¿ahora qué pasó? —dice alzando un poco la voz mientras voy directo a la cocina, abriendo la nevera para así sacar una botella de agua, al abrirla bebo un poco de está relamiendo mis labios, unos pasos no tardan en llegar hacia donde yo estaba; era Nikolay.

—Pensé que si tu traías a Marie seria mejor para ambas, cuando te fuiste estabas súper emocionada.

—Solo estaba ovulando en ese momento, ya estoy mejor.

—¿Eh?

Su rostro lució igual de confundido como el de Ashton al verme entrar, trato de evitar durante el día a todos manteniéndome callada mientras leo un libro de romance, donde la protagonista se enamora del chico malo, su relación es tóxica y ella tiene cuernos mas grandes que los que tuvo Lexi mientras estaba de novia con mi hermano. Las horas pasan volando, haciéndome dar cuenta que ya es hora de la cena, me levanto del sofá individual de mi habitación, dejando el libro sobre este, y salgo de la habitación escuchando voces en la primera planta, bajo las escaleras un tanto rápido para luego escabullirme hacia la cocina donde se encontraban los chefs haciendo sus labores en la cocina.

—¿Qué hay de cena? —le pregunto a uno de los hombres pero este no me responde, le hago la misma pregunta a una chica, se notaba que era principiante por el temblor de sus manos al tocar cada cuchillo o cuchara, ella me mira de reojo y frunzo el ceño.— responde, no te haré nada. —ruedo los ojos.

—No tengo permitido hablarle a nadie, es una de las primeras reglas que me dieron antes de entrar. —habla casi en un susurro, suelto una risa sarcástica apoyándome a su lado viendo lo que hacia.

—Siempre quise aprender a cocinar, y verás, no sirvo para eso, es mi sueño frustrado, no se lo digas a nadie. —ríe despacio asintiendo.

—Habrá de cena comida Francesa, —alzo ambas cejas, la chica me mira rápido y vuelve su mirada a lo que hacia— Magret de Canard.

—¿Hay algo especial hoy o qué? —frunzo mi entrecejo, saliendo de la cocina viendo como varias personas organizaban la mesa, viéndose elegante, camino por el pasillo de la entrada subiendo las escaleras nuevamente hacia el cuarto de Zaid, abro la puerta viéndolo salir del baño cubriéndose con una toalla alrededor de la cadera.

—¡Mierda! —grita al verme, sobresaltado, cierro la puerta a mi espalda riendo—, me diste un buen susto.

—No me importa, ¿hay algo importante para esta noche? —doy unos pasos hasta acostarme de espaldas sobre su cama, viendo al techo.

—Así es, te estuve llamando durante todo el día, ¿por qué no me contestabas?

—Perdí el teléfono. —me encojo de hombros, volteándome para verlo, estando ya en bóxers, comienza a buscar que ponerse dejando algunas opciones sobre la cama y las veo, tres camisas, una negra, gris perla y blanca, ninguna me gusta.

—No me mientas. —se queda mirando las camisas mientras se pone un simple pantalón negro junto un cinturón del mismo color, agarra la camisa gris poniéndosela volteándose hacia un espejo mientras se ve de cuerpo completo.

—Te ves feo así, no me gusta. —apoyo mi mejilla sobre la palma de mi mano, él ladea la cabeza quitándosela tirándola al piso.

—No me respondiste.

—Pero si perdí el teléfono, ¿que quieres que te diga?, ¿que no quise responderte? —ruedo los ojos.— Que es tan importante para esta noche, no estoy entendiendo nada, cuéntame o te golpeo.

—Escuche cuando le dijiste a Nikolay que estabas ovulando —comienza a reír a carcajadas, obviamente fingidas, ¿tan estúpida cree que soy al no darme cuenta el tipo de risa que tiene?, por favor. Me levanto dirigiéndome hacia la puerta para abrirla y luego salir, genial como todos se visten elegante me pondré como ellos lo harán, aunque no sepa a qué viene esta cena.

Total, ¿que puede ser tan importante que nadie quiera decirme?, esta es mi casa, y debo saber que sucede.

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Familia Leblanc [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora