Capitulo 25

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Paris, 3/03/2017.

Nuevamente Leonard y Taylor hacían una fiesta, no presté atención cuando me dijeron que celebrarían, últimamente no les estoy prestando mucha atención, solo sé que me dejaron invitar a Lexi, y Finn. Él no pudo venir, pero Lexi si, me alegro tanto verla nuevamente, ya hace meses no la veía y es mi única mejor amiga, siempre tuve malas experiencias con otras chicas, no les agradaba o me decían tóxica, lo soy, pero intentaba que no se notara tanto, pero se me hacía difícil. Conocí a Lexi en una cena, estaban todas las familias adineradas de Italia, Francia y Rusia, todavía recuerdo la larga mesa de vidrio frente a mi, la deliciosa comida, los platos bañados en oro junto con los servicios. Los meseros y meseras eran políticos, periodistas famosos, y algunos artistas reconocidos, pagaban bien por solo atender, no se me quita de la mente ver a los hermanos Fitzgerald al otro lado de la mesa, lo hermosos que se veían de cerca, solo quería levantarme de mi asiento y lamer la mejilla de Levi, para saborear su piel un tanto bronceada por las playas caribeñas, su camisa estaba tan ajustada que sus brazos y pectorales se marcaban a la perfección. Tan solo verlos me excitaban.

— ¿Podrías dejar de mirarlos? —la molesta voz de Zaid llega a mis oídos, golpeó con mi codo su brazo, se queja uno dice más.

Todos en la mesa se quedan callados al tiempo que se levantan, esperando la gran entrada de Paolo, la mayoría de la gente acá es considerablemente alta, no es que yo sea pequeña, pero habían demasiada cabezas mirando una misma dirección que obstruían mi vista.

— Gracias a todos por venir esta noche, —solo puedo escuchar una voz gruesa— he aquí reunidos por una adorable y fabulosa adopción. —esa palabra, «adopción», niño o niña nueva, en una sociedad tóxica, mala y llena de trabajo sucio, sin poder ver al niño ya me da lastima que viva en este entorno.— Quiero agradecerle a Ian Leblanc, —viejo maldito, ¿por qué siempre nos involucra en todo?— por adoptar a trillizos. —Paolo comienza a aplaudir, al igual que todos.

— Ian, quiero darte las gracias por querer a estos bastardos, —el término, «bastardos» no me gustaba para nada— para que tengan un buen hogar, una familia cómoda, al igual que la mayoría de los chicos de acá, Dios te esperará con las puertas abiertas del cielo por tu amabilidad, por tu gran corazón, por tu —

— ¡Ese señor no tiene corazón! —alzó la voz para que me escuche y lo logra, Zaid me cubre tras su espalda rápidamente, toma mi mano apretándola, su mano tiembla.

Unos pasos se acercan, Zaid se agacha y tira de mi brazo para que me agaché.

— ¿Qué mierda hiciste? —susurra, empujándome hacia abajo de la mesa, escondiéndome. Algo dentro de mi siente miedo, adrenalina. Me quedo debajo, como si fuera mi escudo. Unos pies se posan frente a Zaid, la punta de los zapatos de Paolo son con punta de oro, las tiras de sus zapatos seguramente también estén bañadas en oro.

— ¿Has hablado tú, Leblanc? —su voz gruesa me causa miedo.

— Si..., Paolo. —la voz de Zaid suena nerviosa y a la vez firme.

Lo único que logró escuchar es un golpe en seco, y viendo zapatos de mi hermano y Paolo alejarse. Lo siento, Zaid.

Al salir de abajo de la mesa la cena continúa como si nada, todos comen tranquilos, pero mi cuerpo está temblando, porque hace un poco de frío y por miedo de que le hagan algo malo a Zaid, mi estomago rechaza la comida, lo único que bebo es agua.

Cuando la cena acaba todos van al salón para conversar entre sí, conociéndose más, este tipo de cenas son agradables, pero no cuando llega Paolo, es como si fuera un Hitler Junior, así de malo.

Familia Leblanc [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora