CAPITULO 09 TEORIA segunda parte

68 8 0
                                    

-No quiero ser un monstruo -explicó en voz muy baja.

-Pero ¿no bastan los animales?

Hizo una pausa.

-No puedo estar seguro, por supuesto, pero yo lo compararía con vivir a base de queso y leche de soja. Nos llamamos a nosotros mismos vegetarianos, es nuestro pequeño chiste privado. No sacia el apetito por completo, bueno, más bien la sed, pero nos mantiene lo bastante fuertes para resistir ... la mayoría de las veces -su voz sonaba a presagio -. Unas veces es más difícil que otras.

-¿Te resulta muy difícil ahora?

Suspiró.

-Pero ahora no tienes hambre -aseguré con confianza, afirmando, no preguntando.

-¿Qué te hace pensar eso?

-Tus ojos. Te dije que tenía una teoría. Me he dado cuenta de que la gente, y los hombres en particular, se enfadan cuando tienen hambre.

Se rió entre dientes.

-Eres muy observadora, ¿verdad?

No respondí, sólo escuché el sonido de su risa y lo grabé en la memoria.

-Este fin de semana estuviste cazando, ¿verdad? -quise saber cuando todo se hubo calmado.

-Sí, -calló durante un segundo, como si estuviera decidiendo decir algo o uno -. No quería salir, pero era necesario. es un poco más fácil estar cerca de ti cuando no tengo sed.

-¿Por qué no querías marcharte?

-El estar lejos de tí me pone ... ancioso -su mirada era amable e intensa; y me estremecí hasta la medula -. No bromeaba cuando te pedí que no te cayeras al mar o te dejaras atropellar el jueves pasado. Estuve distraído todo el fin de semana, preocupándome por tí, y después de lo acontecido esta noche, me sorprende que hayas salido ilesa del fin de semana -movió la cabeza; entonces recordó algo -. Bueno, no del todo

-¿Qué?

-Tus manos -me recordó.

Observé las palmas de mis manos y las rasgaduras casi curadas de los rasguños. A Sesshomaru no se le escapaba nada.

-Me caí -reconocí con un suspiro.

-Eso es lo que pensé -las comisuras de sus labios se curvaron -. Supongo que, siendo tú, podía haber sido mucho peor, y esa posibilidad me atormentó mientras duró mi ausencia. Fueron tres días realmente largos y la verdad es que puse a Inuyasha de los nervios.

Me sonrió apenado.

-¿Tres días? ¿No acabas de regresar hoy?

-No, volvimos el domingo.

-Entonces, ¿por qué no fueron ninguno de ustedes al instituto?

estaba frustrada, casi enfadada, al pensar el gran chasco que me había llevado a causa de su ausencia.

-Bueno, me has preguntado si el sol me daña, y no lo haces, pero no puedo salir a La Luz del día ... Al menos, no donde me pueda ver alguien.

-¿Por qué?

-Alguna vez te lo mostraré -me prometió.

Pensé en ello durante un momento.

-Me podías haber llamado -decidí.

Se quedó confundido.

-Pero sabía que estabas a salvo.

-Pero yo no sabía dónde estabas. Yo ... -vacilé y entorné los ojos.

EL AMOR BAJO LAS SOMBRAS DEL SENGOKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora