CAPITULO 15 LOS TAISHO tercera parte

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     Fruncí los labios con escepticismo.

     – Bueno, e ¿ Inuyasha ?

     – Bueno, opina que soy un lúnatico, lo cual es cierto, pero no tiene ningún problema contigo. Está intentando razonar co Kikyo

     – ¿ Qué le perturba ? – inquirí, no muy segura de querer conocer la respuesta.

     Suspiró profundamente.

     – Kikyo es la que más se debate contra  ... contra lo que somos. Le resulta duro que alguien de fuera de la familia sepa la verdad, y está un poco celosa.

     – ¿Kikyo tiene celos de mí ? – pregunté con incredulidad.

     Intenté imaginarme un universo en el que alguien tan impresionante como Kikyo tuviera alguna posible razón para sentir celos de alguien como yo.

     – Eres humana – Sesshomaru se encogió de hombros –. Es lo que ella también desearía ser.

     – Vaya – murmuré, aún aturdida –. En cuanto a Miroku ...

     – En realidad, eso es culpa mía – me explicó –. Ya te dije que era el que hace menos tiempo que está probando nuestra forma de vida. Le previne para que se mantuviera a distancia.

     Pensé en la razón de esa instrucción y me estremecí.

     – ¿Y Toga e Izayoi ... ? – continué rápidamente para evitar que se diera cuenta.

     – Son felices de verme feliz. De hecho, a Izayoi no le preocuparía que tuvieras un tercer ojo y dedos palmeados. Durante todo este tiempo se han preocupado por mí, temiendo que hubiera perdido alguna parte esencial de mi carácter, ya que era muy joven cuando Toga me convirtió ... Está entusiasmada. Se ahoga de satisfacción cada vez que te toco.

     – Sango parece muy ... entusiasta

     – Sango tiene su propia forma de ver las cosa – murmuró con los labios repentinamente contraídos.

     – Y no me vas a explicar, ¿ verdad ?

     Se produjo un momento de comunicación sin palabras entre nosotros. Sesshomaru comprendía que yo sabía que me ocultaba algo y yo que no me lo iba a revelar. Ahora, no.

     – ¿ Qué te estaba diciendo antes Toga ?     Sus cejas se juntaron hasta casi tocarse.

     – Te has dado cuenta, ¿ verdad ?

     Me encogí de hombros.

     – Naturalmente.

     Me miró con gesto pensativo durante unos segundos antes de responder.

     – Quería informarme de ciertas nocias ... No sabía sí era algo que yo debería compartir contigo.

     – ¿ Lo harás ?

     – Tengo que hacerlo porque durante los próximos días, tal vez semanas, voy a ser un protector muy autoritario y me disgustaría que pensaras que soy un tirano por naturaleza.

     – ¿ Qúe sucede ?

     – En sí mismo, nada malo. Sango acaba de " ver " que pronto vamos a tener visita. Saben que estamos aquí y sienten curiosidad.

     – ¿ Visitas ?

     – Sí, bueno ... Los visitantes se parecen a nosotros en sus hábitos de caza, por supuesto. Lo más probable es que no vayan a entrar al pueblo para nada, pero, desde luego, no voy a dejar que estés fuera de mi vista hasta que se hayan marchado.

EL AMOR BAJO LAS SOMBRAS DEL SENGOKUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora